Música y danza

Elogio de la «imperfección» en la música

Un artículo de Ramón Finca.

Elogio de la «imperfección» en la música

/por Ramón Finca/

La búsqueda del sonido perfecto como vía de expresión artística suele ser una aspiración básica en la interpretación musical, pero nunca debería convertirse en el eje de la formación integral del estudiante de música. En las culturas de tradición oriental, se habla de que la armonía de las cosas baila de manera natural a un compás que mezcla y funde lo perfecto con lo imperfecto, donde el error no sólo no se penaliza sino que nos enriquece en último extremo como individuos.

Con frecuencia se escucha en determinados foros musicales las virtudes de un determinado interprete que «¡no ha fallado ni una nota!» o «¡ha sido un ejemplo de equilibrio y academicismo!». Pues qué quieren que les diga: tanto deleite, belleza y verdad podemos encontrar en un impoluto pianista Krystian Zimerman como en un más espontáneo y cálido —aunque en ocasiones imperfecto— Vladimir Horowitz. En el mundo del jazz, la pulcritud de Wynton Marsalis le hizo cosechar decenas de premios y una increíble lluvia de elogios por todo el mundo, mientras que el más pasional y arriesgado Miles Davis fue estigmatizado en ámbitos más académicos pagando el precio de ser un icono de la heterodoxia jazzística. Otro tanto de lo mismo sucede con el versus Paco de Lucía/Camarón… ¡Y qué maravilla la elegancia y la pulcritud de un Sinatra, pero también el desmelene y la fantasía del gran Freddie Mercury! Cada vez son más frecuentes los artistas que tienden a humanizar las grabaciones y performances musicales (corrientes low fi en el rock, nueva revalorización del folk en la música popular y auge de las jam sessions en el jazz) buscando sonoridades pretendidamente rudimentarias en un deliberado encuentro con lo auténtico.

La aceptación de la riqueza del matiz y la auténtica asimilación de la imperfección en la interpretación musical —como en la vida misma— no sólo es belleza, sino que es verdad (si es que no son sinónimos). Por eso mismo la excelencia nunca puede ser trascendente (lo que la tradición artística oriental denomina satori estético), ya que en último extremo se trata de un objetivo forzado que pierde casi todo contacto con lo natural, con lo espontáneo.

Mmm… ¡creo que me estoy animando, y hoy sustituiré para cenar el Moët&Chandon por un buen vaso de sangría!


Ramón Finca Menéndez es profesor titular de la especialidad de piano en el Conservatorio de Música de Oviedo. Inició sus estudios de música a la edad de ocho años, combinando posteriormente sus títulos superiores de piano y música de cámara con los de historia del arte en la Universidad de Oviedo, y amplió sus conocimientos sobre la interpretación pianística con profesionales como Manuel Sánchez, Ramón Sobrino, Luisa Cambiella, M.ª Antonia de los Ángeles, Francisco Jaime y Pantín, Mikhail Voskresensky, Luca Chiantore, Josep Colom, Antonio Baciero o Rita Wagner Fue galardonado con diferentes premios, como el Primer Premio en el certamen pianístico Casa Viena y el Segundo Premio (Mención de Honor) en el concurso de interpretación Ciudad de Alcoy. Ha ejercido como pianista acompañante en diversos centros educativos, actuando también como solista e interpretando música de cámara en diferentes instituciones y salas de concierto de España y Reino Unido. Asimismo, ha desarrollado una intensa labor docente y ha colaborado con administraciones educativas de diferentes autonomías con el objetivo de fomentar y fortalecer la innovación en la enseñanza musical. Como docente ha profundizado en el análisis pedagógico y técnico del repertorio pianístico clásico (YouTube); participó en tribunales de valoración del alumnado y profesorado, en ponencias sobre orientación en la interpretación pianística, en proyectos de desarrollo curricular de concreción autonómica y en publicaciones de innovación educativa relacionados con la interpretación y la pedagogía musical; impartió también la asignatura Músicas Modernas Populares (análisis de las músicas modernas y del rock) y coordinó talleres de música moderna (Aula de Música Moderna del Conservatorio de Oviedo, proyecto «Torner, banda académica de rock» y banda de power pop «Extemporánea»), también como teclista, bajista, corista, compositor y arreglista.

1 comments on “Elogio de la «imperfección» en la música

  1. Tampoco hay que pasarse en nada, todo es compatible. Yo continuaría con el Moët&Chandon. Eso sí, prefiero a Rubinstein que a lo/as «perfectos»asiáticos.

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