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Fortalezas de la prensa digital

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/ Escuchar y no callar / Miguel de la Guardia /

Irene Vallejo cuenta la anécdota de que Sócrates siempre se negó a poner por escrito sus enseñanzas, acusando a los libros de obstaculizar el diálogo de ideas, puesto que la palabra escrita no sabe contestar las preguntas y objeciones del lector. Esto es estrictamente cierto también en lo tocante a la prensa escrita, puesto que los tiempos de acceso al texto y respuesta, cuando la hay, son extremadamente largos, y eso, en definitiva, prioriza a las redes sociales y la prensa digital como espacios de debate.

Los diarios y revistas digitales no tienen fecha de caducidad como la prensa escrita, y sus contenidos pueden recuperarse fácilmente. La digitalización de los contenidos permite un acceso fácil y una divulgación rápida con la garantía, frente a las redes sociales, de una estructura editorial que supervise la veracidad de lo que se publica, aunque sin ejercer censuras ideológicas. Además, una política de acceso directo a sus contenidos y la posibilidad de volcado a través de los grandes buscadores permiten multiplicar la influencia de sus palabras. La permeabilidad de los medios digitales y la incorporación de sus contenidos a los buscadores habitualmente utilizados en la red puede convertirse en una caja de resonancia que, a la vez que enriquece el debate general, publicita el medio en que se publicaron los contenidos, en una dinámica en la que todos ganan, autores y medios de difusión sin olvidar a los lectores.

No obstante, todo lo que se publica en los medios digitales, como la revista El Cuaderno, está escrito y sería criticado por el filósofo griego de no existir la posibilidad de que los lectores introdujeran sus comentarios. Esta es otra de las grandes fortalezas de los contenidos digitales, en la medida en que, si participamos, no se convierten en textos cerrados, sino que las contribuciones de los lectores los matizan desde la adhesión a sus planteamientos hasta la disensión, matizando lo previamente escrito, creando un espacio de discusión, acabando con la letra muerta y convirtiendo los monólogos que en definitiva son los artículos de opinión en diálogos abiertos que pueden involucrar a cualquiera que los lea. Es cierto que esta ventaja digital solo existe en la medida en que los lectores se sientan involucrados y hagan de su lectura materia de debate.

En resumen, si somos capaces de crear contenidos críticos y que atraigan la mirada del lector a la vez que enriquezcan el debate de los temas tratados, estaremos contribuyendo a crear una fuerza de opinión que haga imposible el predominio del pensamiento único que los gobiernos totalitarios imponen y la autocracia gusta de difundir mediante subvención o extorsión a los canales de radiotelevisión, diarios y revistas impresos, haciendo inviable su influencia sobre los lectores que pueden encontrar en la crítica de los escrito un medio de difusión de su derecho a disentir. No obstante, crear documentos enraizados con la realidad y elaborados desde la imparcialidad no basta, pues es necesario abrir los textos para que alcancen la mayor difusión. Además, nuestra responsabilidad como ciudadanos en períodos entre elecciones no debería limitarse a expresar nuestro punto de vista y extenderse a  enriquecer el debate con otros autores para que nuestras opiniones no se convirtieran en letra muerta y generen intercambios de interés. Así pues, las fortalezas de la prensa digital estarían en su permanencia en las redes, su seriedad y en la posibilidad de debate que ofrecen. En una frase, la pelota está en nuestro tejado.


Miguel de la Guardia es catedrático de química analítica en la Universitat de València desde 1991. Ha publicado más de 700 trabajos en revistas y tiene un índice H de 77 según Google Scholar y libros sobre green analytical chemistry, calidad del aire, análisis de alimentos y smart materials. Ha dirigido 35 tesis doctorales y es editor jefe de Microchemical Journal, miembro del consejo editorial de varias revistas y fue condecorado como Chevallier dans l’Ordre des Palmes Académiques por el Consejo de Ministros de Francia y es Premio de la RSC (España). Entre 2008 y 2018 publicó más de 300 columnas de opinión en el diario Levante EMV.

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