Mirar al retrovisor

Los malos ganaron y los buenos perdieron en América

Joan Santacana escribe sobre la conquista de América y las discusiones entre Bartolomé de las Casas y Ginés de Sepúlveda para argumentar que, si bien hay que juzgar el pasado según el pensamiento del momento, este nunca es unívoco, sino que en su mismo seno existían corrientes diferentes.

/ Mirar al retrovisor / Joan Santacana Mestre /

Siempre he sido del parecer de que los hechos del pasado hay que intentar comprenderlos según la ideología y el pensamiento de ese mismo pasado. De acuerdo con ello, creo que puede conducir a un absurdo juzgar el comportamiento del hombre de Neandertal según criterios de hoy, o a Aristóteles o Colón en función de criterios jurídicos y éticos actuales. Sin embargo, este posicionamiento me obliga a ser muy cuidadoso cuanto intento emitir un juicio sobre una etapa pretérita, ya que, en el pasado, como en el presente, no hubo una única ideología, sino que confluyeron ideologías y éticas distintas.  Quiero poner como ejemplo de lo que digo la cuestión del trato que dieron los colonizadores españoles a las poblaciones indígenas de América; análisis que, creo, sirve también para los colonizadores anglosajones.

Los defensores de la acción colonial española en América suelen mencionar el famoso testamento de la reina Isabel la Católica; también sale a colación la acción de Bartolomé de las Casas o el padre Francisco de Vitoria con toda la escuela iusnaturalista de Salamanca. Y es cierto que se requiere mucha mala fe o un gran desconocimiento de las fuentes primarias para imputar a estos personajes como presuntos genocidas. Pero también hubo otra cara de la moneda: la de aquellos que, pretendiendo defender los derechos de la Corona a la conquista del Nuevo Mundo, se enfrentaron con los del grupo anteriormente mencionado y, en consecuencia, defendieron el genocidio. PAara quienes discutan la existencia de una ideología de exterminio entre los conquistadores, les invito a leer el texto completo de Ginés de Sepúlveda (1490-1573) J. Genesii Supulvedae Cordubensis Democrates alter, sive de justis belli causis apud Indos,y que se puede traducir cómo “De las justas causas de la guerra contra los indios». Este jurista y teólogo cordobés combatió las ideas de Francisco de Vitoria y también el espíritu de las Nuevas Leyes de Indias de 1542; el propio Bartolomé de Las Casas le replicó con dureza. Se trataba del tema entonces candente de los justos títulos. En realidad, se discutía si la Corona española tenía derecho a ocupar las tierras de América o si estas tenían sus propios dueños y propietarios. Vitoria discutía este supuesto derecho, como es bien sabido. Por el contrario, Sepúlveda defendía la razón de Estado y la aplicación de la doctrina de Nicolás Maquiavelo enunciada en El Príncipe. La razón por la cual los españoles tenían derecho a ocupar tierras americanas, para Sepúlveda, era, en primer lugar, que  los indígenas americanos no eran humanos, sino similares a los monos:

«Téngase, pues, por cierto é inconcuso, puesto que lo afirman sapientísimos autores, que es justo y natural que los hombres prudentes, probos y humanos dominen sobre los que no lo son […] por ello, con perfecto derecho los españoles imperan sobre estos bárbaros del Nuevo Mundo é islas adyacentes, los cuales en prudencia, ingenio, virtud y humanidad son tan inferiores á los españoles como los niños á los adultos y las mujeres á los varones, habiendo entre ellos tanta diferencia como la que va de gentes fieras y crueles á gentes clementísimas, de los prodigiosamente intemperantes á los continentes y templados, y estoy por decir que de monos á hombres» (305)

La segunda razón que esgrimía el jurista-teólogo cordobés era que los indios eran súbditos de falsos monarcas, sanguinarios y déspotas, por lo que, en cierto modo ya estaban acostumbrados a la servidumbre y, en el fondo, la dominación española solo significaba para ellos un cambio de dueño:

«Por tanto, si quieres reducirlos, no digo á nuestra dominación, sino á una servidumbre un poco más blanda, no les ha de ser muy gravoso el mudar de señores, y en vez de los que tenían, bárbaros, impíos é inhumanos, aceptar á los cristianos, cultivadores de las virtudes humanas y de la verdadera religión […] Ellos sacrificaban víctimas humanas, y arrancaban los corazones de los pechos humanos, y los ofrecían en sus nefandas aras, y con esto creían haber aplacado á sus dioses conforme al rito, y ellos mismos se alimentaban con las carnes de los hombres sacrificados. Estas maldades exceden de tal modo toda la perversidad humana, que los cristianos las cuentan entre los más feroces y abominables crímenes. ¿Cómo hemos de dudar que estas gentes tan incultas, tan bárbaras, contaminadas con tantas impiedades y torpezas han sido justamente conquistadas por tan excelente, piadoso y justísimo rey como lo fué Fernando el Católico y lo es ahora el César Carlos, y por una nación humanísima y excelente en todo género de virtudes?».

En conclusión, este  santo varón defendía el exterminio y el genocidio sin pestañear, al afirmar: «Podemos creer, pues, que Dios ha dado grandes y clarísimos indicios respecto del exterminio de estos bárbaros. Y no faltan doctísimos teólogos que fundándose en que aquella sentencia dada ya contra los judíos prevaricadores, ya contra los Cananeos» (318).

Y no hay que engañarse: a la vista de estos argumentos, la Monarquía acabó defendiendo esta doctrina y no la de la escuela iusnaturalista de Francisco de Vitoria. Es decir, los buenos perdieron y los malos ganaron, y los conquistadores pudieron haber elegido otra opción que no fuera el exterminio, pero no lo hicieron. Por todo ello, es justo afirmar que, entonces como ahora, hubo dos éticas enfrentadas y los genocidas sabían muy bien lo que hacían. La historia no se repite, pero siempre hay dos opciones: la razón de estado contra la razón ética. Y, en este caso, muchos conquistadores me resultan indefendibles hoy, como lo eran entonces. ¡Y la Corona eligió también ignorar las Nuevas Leyes de Indias!


Joan Santacana Mestre (Calafell, 1948) es arqueólogo, especialista en museografía y patrimonio y una referencia fundamental en el campo de la museografía didáctica e interactiva. Fue miembro fundador del grupo Historia 13-16 de investigación sobre didáctica de la historia, y su obra científica y divulgativa comprende más de seiscientas publicaciones. Entre sus trabajos como arqueólogo destacan los llevados a cabo en el yacimiento fenicio de Aldovesta y la ciudadela ibérica y el castillo de la Santa Cruz de Calafell. En el campo de la museología, es responsable de numerosos proyectos de intervención a museos, centros de interpretación, conjuntos patrimoniales y yacimientos arqueológicos. Entre ellos destaca el proyecto museológico del Museo de Historia de Cataluña, que fue considerado un ejemplo paradigmático de museología didáctica.

1 comments on “Los malos ganaron y los buenos perdieron en América

  1. La erudicion siempre delimita al mal y el bien ,la historia cientifica y objetiva ayuda a tener una opinion fundada en el conocimiento objetivo

    El resto de leyendas,fabulas y opiniones son a veces fruto de gente poco leida,o peor aun que no han abierto un libro en su vida y se atreven a reinventar la historia,lo peor es que hay gente produciendo documentales historicos sin consultar a los historiadores,es algo asi como reinventarse la historia a capricho.

    Bona feina Sr Joan!!…com sempre

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