Colette: una escritora fiel a sí misma
Se acercan días feministas, y con motivo de ello Pilar Alberdi rescata la figura de Colette, escritora poco conocida en España.
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Se acercan días feministas, y con motivo de ello Pilar Alberdi rescata la figura de Colette, escritora poco conocida en España.
A cierta izquierda, escribe Pablo Batalla Cueto, le gusta perder, o más bien desconfía del que gana, y tanto más celebra una figura o un acontecimiento histórico cuanto más estrepitoso fue su fracaso.
Una vez que el mercado se ha dado cuenta de que los ‘mayores de…’ son piezas útiles para mover por los cinco continentes, la vida se convierte en un no parar, un agotar las últimas fuerzas en una suerte de torbellino (pegados al WhatsApp como cualquier quinceañero) que sólo detendrá el último latido de su corazón. Un artículo de Pedro Luis Menéndez.
La Unión Europea, escribe Joan Santacana, ha sido la única vez en la que se ha intentado unificar el continente dando voz a todos. Si fracasa, se pregunta el autor, ¿qué la sustituirá? ¿Volveremos a restaurar la etapa de feroces nacionalismos? ¿Abriremos viejas heridas?
El ‘patriotismo constitucional’ que en Alemania invocaba Jürgen Habermas no tiene nada que ver, explica Manuel Artime, con el que acostumbra a esgrimir la derecha española, más cercana en realidad al revisionismo de un Ernst Nolte.
«En nuestra sociedad de consumo globalizada lo único que encontramos al final del camino es el señuelo de la liebre falsa, como en las carreras de galgos. El ser humano da vueltas y vueltas al circuito —y debe hacerlo incansablemente para que la máquina no se detenga— hasta que sea desechado por su inutilidad, cuando haya vaciado y agotado toda su fuerza, del mismo modo que les ocurre a los productos que adquiere», escribe Pedro Luis Menéndez.
«Los jóvenes investigadores de hoy, con una frecuencia cada vez más acuciante, se ven forzados a sumergirse en un mundo kafkiano de burócratas que les obligan a elaborar continuamente informes y protocolos que nadie va a leer nunca; todo ello para poder investigar y obtener al mismo tiempo mínimas pensiones alimenticias; cobrar sueldos de miseria», escribe Joan Santacana.
Francisco Candel y Manuel Vázquez Montalbán, dice Xavier Tornafoch, se erigieron en lo que Gramsci dio en llamar la ‘intelectualidad orgánica’, la que crea sentido común a favor de la cultura y de los saberes de las clases populares.
«Desgraciadamente, en esta vida se impone a diario lo que se ha dado en llamar el efecto Mateo, concepto utilizado por primera vez por el sociólogo Robert K. Merton y que remite al Evangelio de Mateo: “Porque al que tiene se le dará y tendrá en abundancia; pero al que no tiene incluso lo que tiene se le quitará”», escribe Pilar Alberdi.
Pedro Luis Menéndez diserta, basándose en su experiencia como profesor de educación secundaria, sobre cómo el fanatismo (el fanatismo en general: deportivo, político…) echa raíces en las almas adolescentes.
«Huimos del caudillismo, pero él es más rápido; y cuando creyéramos haberlo conjurado, él insurge de nuevo con la violencia de lo embalsado durante demasiado tiempo o de un cáncer reproducido», escribe Pablo Batalla Cueto.
El pueblo, ¿siempre acierta? Un artículo de Joan Santacana.
El hombre de la era digital ya no se viste: se cubre. Su único Dios es la comodidad, es decir, el conformismo. El arte de vestirse demanda tiempo y esfuerzo, estudio y observación, autoconocimiento y ensayo. No plegarse a la estética del rebaño, que algunos llaman discreción, exige la determinación de encontrar nuestra propia voz; nos librará, además, del ridículo de ser iguales que los demás hasta en la voluntad de ser diferentes (Borges).
Una nueva página del ‘Querido diario’ de Avelino Fierro: «Empezaron a suceder algunas cosas. Aquellas cortinas se descorrieron; el quitanieves comenzó a rascar el hielo en las carreteras de montaña; Orión se elevó en la noche por encima de los bosques de hayas; en la cafetería, una adolescente temblorosa que esperaba retocó el carmín de sus labios; unas decenas de pájaros nocturnos velaban… Alrededor de nosotros se movía otra vez la sintaxis entrecortada del invierno».
A los taxis, dice Joan Santacana en este artículo, les sucederá lo que a los satres manuales con los telares y a los coches de caballos con los automóviles a motor; y si las normas obstaculizan el desarrollo de novedades más eficientes, el futuro se encargará de allanar los obstáculos de forma inmisericorde.