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El ‘laos’ de Greta

Francisco Abad desgrana brevemente sus dudas con respecto a la existencia de un cambio climático antropogénico.

/ por Francisco Abad Alegría /

Hace semanas que invade los intermedios de las escasas programaciones televisivas a que me abandono una cuña patrocinada por una anónima Asociación de Empresas aparentemente favorecedoras de una acción verde, sostenible, ecológica y todo eso. La primera escena muestra a un niño encaramado en un hermoso árbol centenario, que afirma con todo desparpajo algo así como que los niños deben colaborar para paliar los efectos del cambio climático. Meterse en fangos polémicos no suele ser muy productivo, porque al final te sube la tensión y casi todo el mundo nos quedamos con la opción previa a la pedagógica polémica. De modo que, a modo de nota marginal o runrún (menos destilado que el de mi amigo Pablo Batalla) me tomo la libertad de hilvanar unas reflexiones al respecto, intencionadamente alejadas de discurso o desarrollo organizado.

Una jovencita sueca afecta de síndrome de Asperger, hija de actor y cantante, nacida en Estocolmo en 2003, ha tenido la misteriosa cualidad de llegar en muy poco tiempo a denunciar el efecto de la actividad humana sobre un cambio climático al parecer imparable, pronunciando maldiciones cuasibíblicas contra los dirigentes del mundo que actúan de espaldas a realidad al parecer tan innegable, como no tenéis vergüenza o nos estáis robando el futuro. Fue sonada su intervención en la Cumbre de Acción Climática de la ONU el 23 de septiembre de 2019, en la que una gran concurrencia de sesudos próceres no solo escuchó atentamente el parlamento de la jovencita sino además lo aplaudió. Por mucho menos fue desterrado el arconte ateniense Solón, pero parece que los tiempos cambian… A la larga, Greta Thunberg ha conseguido un ejército (laos) o masa (también laos) de seguidores que imponen una verdad indemostrada. No existe ni una sola demostración (indicio no es sinónimo de demostración) de que estamos ya en un cambio climático, que por cierto se profetizaba hace medio siglo como enfriamiento global y no calentamiento, ni mucho menos de que la actividad humana sea responsable; en tal caso, en lugar de perorar ante la ONU, la desafiante sueca tendría que haber acudido a Pekín, que aúna los esfuerzos de producir el 30% de los gases de efecto invernadero con el 85% de las emisiones de dióxido de carbono del ahora llamado planeta (planeta Tierra, digo yo).

Andan por ahí unos científicos que saben mucho menos que la chica sobre casi todo, que se empeñan en machacarnos la cabeza con datos demostrados por registros directos e indirectos, estudios demográficos y catas edafológicas, que testifican fenómenos bioclimáticos pasados y que vienen a decir, en resumen, que en la última era geológica (¿para qué meterse en las cuatro glaciaciones previas y tres grandes deshielos, o el periodo Carbonífero, ahíto de vegetación, enormes artrópodos y concentraciones de dióxido de carbono que luego de su absorción por minúsculos organismos generaron la piedra que ahora decora una fachada o es gravilla de carretera?) se dio un Óptimo Climático Medieval (siglos X a XIV) y una Pequeña Edad de Hielo (siglos XIV a XIX), con actividades industriales inexistentes o modestísimas y poblaciones humanas incomparablemente menores que la actual. Otros colegas de estos ignorantes han demostrado, bien que parcialmente en el tiempo y el espacio, que la actividad volcánica (¿alguien se ha percatado de que ningún calentólogo dice una palabra de las posibles consecuencias climáticas de la actual tragedia de La Palma?), los cambios de las manchas solares o modificaciones telúricas que han determinado tiempo atrás cambios en las corrientes frías y calientes, pueden ser los verdaderos responsables de cambios climáticos o hasta de pequeñas oscilaciones térmicas del planeta. Pero seguramente están menos informados todos ellos que la joven sueca que lanza su j’accuse como una severa reencarnación de un Zola en versión climática y ambientalista.

En la cuña televisiva que mencioné, uno de los inocentes niños pregunta con voz al tiempo acusatoria y suplicante ¿por qué no plantáis árboles en lugar de cortarlos? Y me parece oír al hijito de un prócer de la política o los negocios, cuyas mansiones poseen magníficos muebles y tarimas. La realidad es que los únicos árboles que se cortan en el mundo son para desbrozar terrenos en los que plantar coca o extraer petróleo y que el mayor consumidor de madera para uso cotidiano es la industria papelera, que planta íntegramente los chopos, pinos y eucaliptos con los que elaborará el papel, extendiéndose en bosques-huerta por una superficie de más de 400.000 hectáreas, que además de proporcionar materia prima para todo el papel (salvo el reciclado, de igual origen, aunque de proceso más contaminante) absorben unas 8 toneladas de dióxido de carbono al año, contribuyendo decisivamente a la descontaminación del planeta. ¡Y todo esto por un simpático anuncio que nos invita a salvar a los niños del presente y el futuro! Con un bello árbol e inocentes niños que nos reconvienen severamente por hacer barbacoas o utilizar derivados de fósiles orgánicos para no pasar tanto frío como nuestros abuelos.


Francisco Abad Alegría (Pamplona, 1950; pero residente en Zaragoza) es especialista en neurología, neurofisiología y psiquiatría. Se doctoró en medicina por la Universidad de Navarra en 1976 y fue jefe de servicio de Neurofisiología del Hospital Clínico de Zaragoza desde 1977 hasta 2015 y profesor asociado de psicología y medicina del sueño en la Facultad de Medicina de Zaragoza desde 1977 a 2013, así como profesor colaborador del Instituto de Teología de Zaragoza entre los años 1996 y 2015. Paralelamente a su especialidad científica, con dos centenares de artículos y una decena de monografías, ha publicado, además de numerosos artículos periodísticos, los siguientes libros sobre gastronomía: Cocinar en Navarra (con R. Ruiz, 1986), Cocinando a lo silvestre (1988), Nuestras verduras (con R. Ruiz, 1990), Microondas y cocina tradicional (1994), Tradiciones en el fogón(1999), Cus-cus, recetas e historias del alcuzcuz magrebí-andalusí (2000), Migas: un clásico popular de remoto origen árabe (2005), Embutidos y curados del Valle del Ebro (2005), Pimientos, guindillas y pimentón: una sinfonía en rojo (2008), Líneas maestras de la gastronomía y culinaria españolas del siglo XX (2009), Nuevas líneas maestras de la gastronomía y culinaria españolas del siglo XX (2011), La cocina cristiana de España de la A a la Z (2014), Cocina tradicional para jóvenes (2017) y En busca de lo auténtico: raíces de nuestra cocina tradicional (2017).

Acerca de El Cuaderno

Desde El Cuaderno se atiende al más amplio abanico de propuestas culturales (literatura, géneros de no ficción, artes plásticas, fotografía, música, cine, teatro, cómic), combinado la cobertura del ámbito asturiano con la del universal, tanto hispánico como de otras culturas: un planteamiento ecléctico atento a la calidad y por encima de las tendencias estéticas.

1 comments on “El ‘laos’ de Greta

  1. Interesante lo que dice

    Que el clima se calienta parece claro

    Que la causa sea la actividad humana me parece muy dificil demostrarlo porque nadie hasta hoy, que yo sepa, ha enumerado el total exacto de variables capaces de influir en la temperatura

    Amén de las variaciones históricas que trae usted a colación oportunamente

    La elevación térmica acabaría, según dicen, con la corriente del golfo, lo cual provocaría un notable enfriamiento en Europa, además de incrementar el régimen de lluvias debido a una mayor evaporación del agua del mar

    No se, pero yo, en mi modesto entender, veo el asunto muy complejo referido a la totalidad del mundo, y acerca de un tema como la atmósfera y su termodinamica global, tema complicado donde los haya

    La mayoría de los expertos opina que la causa es el Hombre, y ofrecen como demostración una serie de fenómenos que están ocurriendo y que nadie puede poner en duda

    Pero esta afirmación causal me recuerda a un cuento de Borges titulado El Informe de Brodie, en donde los habitantes de una tribu afirmaban que sus brujos eran capaces de transformar a hombres en hormigas, y ofrecían como prueba de ello la existencia de hormigueros

    Un saludo

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