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Comprar una vida

Reflexiones de Natalia Robles en torno a la reciente adquisición de una hija-nieta por Ana Obregón mediante maternidad subrogada.

/ un artículo de Natalia Robles /

«…entonces yo creo que la posibilidad está en que la gente sueñe, en que la gente ame, porque la gente sueña y a la gente le gusta la fantasía, a la gente le gusta la imaginación porque la mente humana está hecha de imaginación…»

Silvio Rodríguez

Ella salió del hospital en silla de ruedas, sosteniendo a la niña, tras un parto que dolió a otra madre, la biológica. Aquella niña no es hija de la de la silla, aunque sí legalmente, y también es su nieta biológicamente, pero no por parto en familia. Al parecer se pagó a la madre de parto doliente para gestar a la criatura con óvulo fecundado con el semen del hijo, fallecido por cáncer hace unos años, de la que salió en silla de ruedas sin tener dolor. Tras todo lo anterior, se vende exclusiva a una revista de las de contar la vida de los ricos para que los pobres lean sobre esas vidas, para que tengan constancia de que las vidas de los ricos existen, hablen sobre ello y se debata alrededor de la cuestión de la niña.

Lo de arriba es, más o menos, el resumen de lo acontecido sobre lo de la nueva familiar legal de Ana Obregón. Familiar porque ya una no sabe ni cómo llamarla, pero, a parte de estas dudas, hay otras cuestiones que creo que surgen alrededor de todo este asunto.

La mente humana está hecha de imaginación que se materializa. Las religiones son eso, la ciencia se nutre de eso, la política es pura concreción del ánimo (la «estructura del sentimiento» es fundamental para la política según Raymond Williams). En cuanto a las religiones, creo que es fácil de comprobar. A grandes rasgos se plantea una fe en que determinados entes ordenan la vida a través de premios y o castigos. Así se consigue realmente que aquella se ordene yendo ese orden, en muchos casos, más allá de las personas creyentes. En cuanto a la ciencia, la imaginación es una herramienta fundamental para plantear la resolución de problemas y, a través de experimentos, alcanzar conclusiones mediante pruebas y errores a partir de esos pensamientos enlazados. Einstein decía que la imaginación es más importante que el conocimiento, que el conocimiento es limitado, mientras que la imaginación, no. Y en cuanto a la política, solo hay que repasar cómo ha sido la conquista de los derechos humanos a través de la historia. Primero todo fue un pensamiento. El deseo del logro de la mejoría de las circunstancias y, a partir de ahí, la búsqueda y el alcance de esa necesidad a través de un sentimiento compartido de que tenía que ser así. Por supuesto, nada de esto es tan simple; hay una multitud de elementos que se van entretejiendo y al final incluso puede haber resultados distintos a los imaginados. Lo que quiero decir es que el componente sentimental, de pensamiento, es y ha sido fundamental a lo largo del desarrollo de la humanidad para el asiento de las condiciones materiales de la vida.

En el caso de la señora que ha comprado una nieta, creo que también se observa esta cuestión. La materialización de sus pensamientos ha pasado por comprar un ser humano. En el caso de los ricos es fácil hacer reales casi todos los caprichos que se les ocurran porque han conseguido hacerse un mundo en el que el dinero es capaz de solucionarlo casi todo. Según sus palabras ha dejado de estar sola y ha cumplido la última voluntad de su hijo. El hecho es que ha conseguido todo esto comprando un ser humano. Eso indica que la gestación subrogada es posible, que se puede comprar gente. Y todo se basa en una serie de planteamientos que tenemos muy asumidos, no solo la señora comprante: también otras muchas personas. La necesidad casi absoluta de tener descendencia para evitar soledades y para dar sentido a la vida y la posibilidad que da el dinero de alcanzar todo. Así, esta señora suma todos esos pensamientos y los dolores y traumas que tiene y resuelve pagando.

Al otro lado, las que observamos cómo consigue sus anhelos, nos organizamos en distintos bandos. Dos grandes bandos mayoritariamente. En primer lugar están las que tienen completamente asumido que la realidad es la que es y que la compradora de personas está en todo su derecho de hacerlo y no hay ningún problema por ello. Estas asimilan el mundo como bien estructurado tal y como está. El dinero es el poder y la que lo tenga, que lo ejerza. No quieren cambiar nada, aunque sus condiciones de vida sean muy distintas a la de la madre-abuela entienden que el mundo es así y ya está. No hay nada moralmente reprobable en lo sucedido e incluso creen que el hecho de legalizar todo esto, es lo progresista. Es decir; creen que el progreso del mundo pasa por legalizar que el dinero realmente pueda comprarlo todo sin ningún tipo de control ni medida. Creen que hay que hacer aún más libre al poder y, por lo tanto, al dinero.

El otro de los grandes bandos está formado por personas que pensamos que no. Que el dinero debe estar sometido a un control mucho más rígido y que no está bien que pase esto de la compra de humanos bajo ningún concepto. Pero en este ámbito los deseos son distintos y sucede algo que llama mucho la atención. No hay planteamiento de futuro como en el caso anterior, en el que se piensa que el mundo ha de evolucionar hacia la compra-venta legal de humanos. Muchas personas a las que he visto expresar su contra a esta situación concluyen que solo es posible que cambie algo si llega el apocalipsis. No es exagerado, sucede. Las expresiones que acompañaban a la discordancia eran las siguientes: «a ver cuándo llega el meteorito», «a ver si nos extinguimos ya», «para cuándo la invasión extraterrestre», etcétera. Sólo leí a una persona, el tuit concretamente era de Pablo Batalla, escribir en esa red social que hay que conseguir un mundo en el que nadie sea tan rico como para poder comprarse un hijo, ni nadie tan pobre como para tener que venderlo. Y aquí creo que se puede observar bien la situación socio-política de desánimo actual. Y me acuerdo de Gramsci y de su advertencia contra el pesimismo. Pero aquí es el lugar en el que nos encontramos. Y la alarma suena en la evidencia de que tenemos atrofiada la imaginación. Aunque suene tremendo da la impresión de que ya sólo esperamos la liberación del mundo a través del fin del mismo. Y esta es una derrota mayúscula. Y por supuesto que tiene razones en las que fundarse. Encadenamiento de crisis en todos los ámbitos de la vida, incapacidad de desarrollo satisfactorio en todos los aspectos, pérdida de derechos en cuanto los poderes fácticos ordenan, poca esperanza en casi todo. Y cansancio, mucho cansancio por no ver avance rápido sin comprender que el avance rápido no existe. El problema es que, si las que tenemos que imaginar y hacer llegar las mejorías para los no ricos, que somos la mayoría, solo esperamos el fin del mundo, lo único que va a suceder es que la señora comprante pueda seguir comprando humanos y lo que se le antoje.

Por supuesto, esta cuestión también está muy enlazada con la cultura. En el ámbito de lo estructural, pero también concretándose en muchas de las manifestaciones que consumimos más a diario. Entre otras cosas, observando muchísimas películas y series actuales, las tramas nos entregan mundos apocalípticos o en los que la mayoría no pintamos nada. Seguro que pensamos un poco y se nos vienen gestaciones ajenas, fines del mundo con zombis, ricos regodeándose en su riqueza con problemas de ricos o superhéroes que a lo máximo que aspiran es a matar al malo para que el mundo ultraliberal en el que vivimos quede igual de ultraliberal que antes de que llegara el malo. Nada de esto nos sirve. Necesitamos pensar otros mundos. Necesitamos nuevas ficciones en las que los ricos pasen vergüenza por serlo, en que todos y todas seamos un poco más iguales. Nuevos mundos en los que el cambio de percepción de la humanidad sea posible.

O al menos, necesitamos cuestionar todo esto que nos pasa. Pensar en si realmente hemos de dejarnos llevar por la derrota global. Si lo mejor es existir sufriendo hasta que llegue alguien que pueda comprarnos por y para lo que quiera o hasta que el mundo explote. Y dejar pasar, en suma o como deriva de todo lo anterior, que todos los que imaginaron cambios y dieron sus vidas para ello, lo hicieron para que, finalmente, el dinero gane a todo.

Volvamos a la cita del encabezamiento. Es inherente a nuestra naturaleza el imaginar y el desear mejoría. La derrota es olvidar todo lo conseguido así en el pasado y esperar pacientemente la destrucción de todo. Una vez leí en algún sitio que el pasado no es lo que fue, sino lo que cabe esperar. Así el futuro, como copia evolucionada existe por referenciarse. Porque construimos a partir de lo que conocemos sumando otros factores para el avance. Pensando otros factores para el avance. Tengamos cuidado con esta percepción global catastrofista que tenemos y no nos dejemos atrofiar la imaginación con esto porque eso imposibilitaría un mejor futuro. Y sobre todo pongamos lo que esté en nuestra mano para no permitir que al final de todo pierda lo humano y gane el dinero.


Natalia Robles Mures, oriunda de Conil de la Frontera, donde ha sido delegada de Cultura, es licenciada en historia del arte, máster de formación para el profesorado y titulada en canto lírico. Colaboró durante algunos años con la revista digital El Tercer Puente.

5 comments on “Comprar una vida

  1. j m ferrandez

    Un desastre eso de que se pueda comprar personas
    Con dinero se compra todo menos amor e ingenio

  2. Me molesta disentir, soy de los que prefieren apoyar los argumentos y entra en dudas cuando lee algo con lo que no está de acuerdo. Como hijo que nací en una familia muy religiosa no me es ajena la idea de la religión y la moral y como marxista que fui cuando urgía en muchos lugares realizar la revolución que acabara con los privilegios de los dictadores, no me es ajena la idea de progreso histórico, desde el esclavismo a la revolución burguesa y la toma del poder por los soviets y también creo que el punto al que hemos llegado en las democracias avanzadas es una etapa más con herramientas para asegurar la igualdad entre los ciudadanos. De los unos aprendí a respetar al que cree y de los otros a pensar, como Gramsci, que el futuro nos pertenece a todos; pero también aprendí a recelar de los dogmas y la moral y de la nomenclatura y la apropiación de los privilegios por las castas políticas.
    En cuanto al escrito de Natalia Robles Mures, tengo que disentir en que se presente la maternidad subrogada en términos de compraventa olvidando las razones que han llevado a muchas parejas a recurrir a esta fórmula porque ahí, en los deseos de las personas es donde encontaremos las razones para que se produzcan los hechos y se planteen serias dudas en lo tocante a la ilegalización de las actuaciones. Permítase me que cite los temas del matrimonio homosexual, el aborto y de la eutanasia como adaptaciones de la legalidad a la realidad.
    En cuanto al tema de comprar un hijo, me temo que, si la maternidad subrogada se produce por mutuo acuerdo de las partes no tengo argumentos para satanizarla, aunque me duela que haya quien esté en disposición de hacer mil gastos y quien se avenga, por razones económicas entre otras , a actuar como dadora de vida. No conozco personalmente a ninguna madre de alquiler ni a ninguna familia que haya tenido un descendiente por maternidad subrogada pero sirve como ejemplo el de una amiga que, madre soltera y con tremendas dificultades económicas para sacar adelante a su hijo y a ella misma, donaba óvulos con una mezcla de necesidad económica y júbilo por ayudar a quienes requerían de su material genético.
    Comparto totalmente con Pablo Batalla su deseo de que las diferencias económicas, que en nuestro país son cada vez más alarmantes, se logren compensar y para eso deberían trabajar los gobiernos progresistas sin pesimismos ni deseos de extinción.
    Lástima que en el debate de la maternidad subrogada se cuelen aspectos como el odio a los ricos y esa especie de moral pseudo-feminista que lo fía todo al dogma del sagrado cuerpo de las mujeres olvidando la voluntad de las personas interesadas, sus deseos e ilusiones.
    No tengo hijos subrogados ni quiero que se me interprete como un defensor de la subrogación, solo quiero aportar otras consideraciones para evitar simplificaciones estériles. …y, perdón por disentir con la autora desde el respeto a su postura..

  3. j m ferrandez

    Si son libres de abortar porqué no habrían de serlo para gestar
    La ética no llega por que es imposible ya que son dos seres en uno

  4. j m ferrandez

    Los porques al revés

  5. nachogijon

    El tema de la gestación altruista me lo imagino más como el paso previo imprescindible para la aceptación social de «granjas» de humanos para repuestos varios de quien pueda pagarlo; no sólo órganos, que seguro, sino algo tan inmediato como la sangre, plaquetas, células madre, etc… Altruismo llaman a lo que hace más de 200 años se llamó ‘mano invisible’

Responder a delaguarMiguel de la GuardiaCancelar respuesta

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