Escuchar y no callar

Al servicio del ciudadano

Miguel de la Guardia escribe sobre cómo Internet se ha vuelto un arma contra los usuarios en lo que respecta a relacionarse con la Administración.

/ Escuchar y no callar / Miguel de la Guardia /

En las últimas semanas se viene hablando mucho de las llamadas «citas on-line» de distintas administraciones e incluso ya hay sentencias que exoneran a los contribuyentes de las costas y cargos que se les imputaban por no haber tramitado en tiempo y manera sus demandas o gestiones. En el fondo, nos encontramos con nuevos ejemplos de nepotismo y de lo que en otro momento califiqué como la mala educación de la Administración.

Resulta increíble que junto con una eclosión de nuevas plazas para la función pública en sus diferentes niveles se estén popularizando las dificultades para que los ciudadanos accedan a la Administración. Probablemente los dos hechos comentados sean la cara y la cruz de una misma moneda, esto es, la utilización partidaria y partidista de los puestos de funcionarios para apesebrar a los amigos y clientes y maquillar los datos de paro. Así pues, se favorece el acceso a cargos públicos de personas sin formación y, lo que es peor, sin actitud de servicio mientras se escatiman las plazas del sistema de salud o se reducen los horarios escolares de los centros públicos para desviar fondos a la innecesaria contratación de leales asesores o se silencian demandas económicas de los enseñantes con el premio de tardes de asueto que en nada favorecen a los escolares con mañanas sobrecargadas de trabajo y una reducción drástica del tiempo de socialización. Así se procede al deterioro de la otrora alabada sanidad pública y se logra la destrucción de la escuela pública. No se extrañen, pues, si los ciudadanos en legítima defensa de su salud y de la educación de sus hijos eligen seguros privados y centros concertados.

Volviendo a la administración general y a la atención a ciudadanos y contribuyentes, resulta sorprendente que Internet se haya vuelto un arma contra los usuarios, al exigir citas previas con servicios insuficientes, en lugar de facilitar las gestiones como herramienta complementaria y nunca como única herramienta. A la ya lamentable imagen de la atención a llamadas privadas por funcionarios que desde ventanillas de servicio público desatienden al ciudadano se han venido a sumar los fallos en los sistemas informáticos, cuando no las corruptelas de personas que se apropian de citas y las venden a los sufridos contribuyentes. ¿No será que la arrogancia y desprecio a los ciudadanos que caracteriza al gobierno del señor Sánchez, mientras se le llena la boca de expresiones como legislar y gobernar en favor de la gente, se han trasladado a la administración? La realidad es que cada vez el ciudadano tiene mayores dificultades para ejercer sus derechos frente a las administraciones y es tratado con mayor desprecio por una función pública sin sentido del valor de su servicio para la vida de sus conciudadanos.

Junto a una simplificación de las administraciones públicas, con la armonización de las normas básicas en todo el territorio y la eliminación de estructuras obsoletas y duplicadas, se impone una reducción de trámites y una profesionalización de los cuerpos de funcionarios.

Cuando estoy escribiendo estas líneas me entero de que el Gobierno ha aprobado un proyecto de ley de servicios de atención al cliente que obligue a las empresas a realizar la atención directa a los usuarios, con excepción de la banca y la administración. En el primer caso, puesto que ya se apercibió a la banca de la necesidad de realizar la atención directa; y en el segundo, por el absoluto desprecio a la ciudadanía de los actuales gestores que se niegan a investigar y castigar a los funcionarios que trapichean con citas en línea y, en definitiva, no se aplican a sí mismos las normas que exigen a los demás. Es obvio que necesitamos un cambio radical de la actitud de nuestros gobernantes y las elecciones son una excelente oportunidad para exigir a los candidatos su compromiso con el servicio público.


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Miguel de la Guardia es catedrático de química analítica en la Universitat de València desde 1991. Ha publicado más de 700 trabajos en revistas y tiene un índice H de 77 según Google Scholar y libros sobre green analytical chemistry, calidad del aire, análisis de alimentos y smart materials. Ha dirigido 35 tesis doctorales y es editor jefe de Microchemical Journal, miembro del consejo editorial de varias revistas y fue condecorado como Chevallier dans l’Ordre des Palmes Académiques por el Consejo de Ministros de Francia y es Premio de la RSC (España). Entre 2008 y 2018 publicó más de 300 columnas de opinión en el diario Levante EMV.

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1 comments on “Al servicio del ciudadano

  1. guillermoquintsalonso

    Nuestra coincidencia en el tema y desarrollo solo advierte del problema, aunque si algo caracteriza el desarrollo diario es el derribo del oponente, la burla de las alternativas sin llegar al análisis de las mismas. Vamos a seguir. Guillermo

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