Creación

Un ligero cambio

Un relato breve de Eduardo García, sobre un hombre que decide cambiar de teléfono móvil para que no lo feliciten en Navidad.

/ un relato de Eduardo García Fernández /

Este año se propuso pasar las navidades de puntillas como si nadie supiese que estaba en la ciudad. Lo primero que hizo fue cambiar el móvil por uno que no tuviera conexión a Internet: así evitaría esa lata de recibir mensajes de WhatsApp felicitándole el cambio de año, de personas con las que el resto del año no tomaba ni un triste café.

Cuando llegó a la tienda de móviles a cambiar el teléfono, tuvo que oír, no escuchar, una retahíla de ventajas de móviles último modelo. La dependienta no acababa de entender que quisiera un teléfono tonto, no inteligente. Con una voz medio afónica de tanto trabajar y una mirada entre cansada y suplicante, la chica por fin cedió y le propuso un teléfono pequeño y rústico pero suficiente para su propósito. La empleada se despidió con un «que pase un buen día, señor». Ese señor le vibró unos segundos de más en los oídos, haciéndole más presente aún que era mayor y, por el mero hecho de serlo, se merecía estar desconectado. Avanzó esquivando patinetes y personas cargadas de compras que observaban sus pantallas. Alguien a gritos decía: «¡Hoy encienden las luces de Navidad!». Él no daba crédito a lo que oía; la gente de repente se había infantilizado o era un virus pos-covid lo les atacaba el cerebro; aquello no tenía explicación; mientras seguía avanzando le adelantaron unas adolescentes que iban enseñando la cintura, con un frío que pelaba, y llevaban unos cuernos de reno en las cabezas. Por fin lo entendió: en verano, en las fiestas de cumpleaños y despedidas de soltera, se colocan en la cabeza orejitas de chicas playboy y en invierno esto, pero, dentro de esas cabezas, ¿qué tendrán?

La música de villancicos repetitivos y empalagosos hasta la médula sonaba en cada calle por la que caminaba, confundiéndose con los músicos callejeros que últimamente ponían un altavoz para hacerse oír. Al llegar a casa le asombró que las obras del quinto dejasen de hacer ruido, se sentó mirando el aparato y empezó a borrar números de teléfono de personas con las que no había hablado cara a cara en los dos últimos años. Volvió a revisar la agenda y se sintió ligero, como cuando un día de primavera comía una ensalada y después podía trabajar con energía. Había sido un acierto, y más hacerlo antes de terminar el año. Puso música de los Carpenters y se dejó mecer por la tersa y suave voz de Karen. Mientras se dormía en el sofá, soñó que otro mundo era posible y que la voz de Karen le masajeaba la espalda y el alma. Al despertarse comprobó que tenía una llamada perdida de ella, devolvió la llamada y al oír su voz sintió el calor de la amistad y algo más.


Eduardo García Fernández (Oviedo, 1968) es licenciado en psicología clínica y máster en modificación de conducta. En 1999 abrió una consulta de psicología clínica en la que aborda todo tipo de patologías y adicciones. Entre sus aficiones se encuentran la literatura y el cine. Y acostumbra a vincular éstas con su profesión dando lugar a artículos con un enfoque diferente. Ha realizado y participado en programas de radio en Radio Vetusta, ha colaborado con la revista digital literaturas.com y en la actualidad colabora esporádicamente con artículos y reseñas en el periódico La Nueva España.

Acerca de El Cuaderno

Desde El Cuaderno se atiende al más amplio abanico de propuestas culturales (literatura, géneros de no ficción, artes plásticas, fotografía, música, cine, teatro, cómic), combinado la cobertura del ámbito asturiano con la del universal, tanto hispánico como de otras culturas: un planteamiento ecléctico atento a la calidad y por encima de las tendencias estéticas.

2 comments on “Un ligero cambio

  1. Un delicado y simpático cuento moral: Hay que volver a la sencillez, al silencio frente a la algarabía, a preferir la calidad a la cantidad.

    • Eduardo García Fernádez

      ¡Muchas gracias Antonio! Así es, volver a la sencillez y al silencio es terapéutico. ¡Un abrazo!

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