La jaula

El poema

«Esta sociedad ha abandonado el ejercicio de las palabras, su ejercitación. Debemos concretar, hablar y escribir con propiedad, ubicar todos los términos en su preciso habitáculo. Si no sabemos qué es un poema, ¿cómo vamos a escribir poesía?». Un artículo de Javier Sánchez Menéndez.

/ La jaula / Javier Sánchez Menéndez /

Un poema es capaz de fusionar los aspectos temporales y los aspectos espaciales, pero lo hace mediante la contradicción, porque un poema nunca puede tomarse en serio, un poema no es la verdad, un poema no es doctrina. ¿Existe otra verdad ajena al poema? Y la respuesta es no.

Lo que se entiende tan solo deja de entenderse si nosotros hemos dejado de entenderlo. En el poema ocurre algo similar, la verdad de un poema deja de ser verdad cuando dudamos del propio poema.

El lenguaje no posee límites, aunque debemos ser nosotros quienes apliquemos unos límites al lenguaje. Todo está en la consciencia, ¿o tal vez no? Lo que tenemos claro es que la palabra es sanación, y que solo con la mente se puede llegar al conocimiento consciente.

Desde la jaula se observa la verdad, la historia de los seres, el anhelo de ser o no ser nada, la muerte de la animadversión. Todo es mentira. La información da paso a la desinformación, la realidad al odio. Si buscas la verdad no eres humano, eres, como una insinuación de las especies.

Paso dos veces al día por un restaurante indio. Me paro en su puerta trasera donde está la cocina. De allí sale un compendio de olores indescriptibles, impronunciables e inimaginables. Soy incapaz de distinguir un aroma, un matiz, un rasgo. Todo se funde como una sinfonía sin orden, sin dirección, sin batuta. Me paro y cierro los ojos. Es el éxtasis, la desproporción. Un aroma es capaz de provocar el ritmo, pero el ritmo del pensamiento solo puede ser creado (inducido) por un conjunto de aromas.

Deleuze introduce la idea de que el poema es ciego, aun así, el poema puede oler, y esto es confirmado mediante el ritmo. Veamos, sin palabras no hay pensamiento, y sin pensamiento no existe el ritmo. Difícilmente podemos oler si no ejercitamos el pensamiento, si no utilizamos nuestras palabras, y las ejercitamos como indica Montalbetti.

Nuestra sociedad se ha llenado de símbolos y de conceptos. Es algo innato en nuestro pensamiento, en nuestra reflexión. Sin esos símbolos apenas somos nadie, por eso precisamos de aplicar un concepto al símbolo. Un concepto ajeno al propio concepto, un concepto que casi siempre es erróneo.

Esta sociedad ha abandonado el ejercicio de las palabras, su ejercitación. Debemos concretar, hablar y escribir con propiedad, ubicar todos los términos en su preciso habitáculo. Si no sabemos qué es un poema, ¿cómo vamos a escribir poesía?

[EN PORTADA: Retrato de Alexander Pushkin, por Piotr Konchalovski (1932)]


Javier Sánchez Menéndez (Puerto Real, Cádiz, 1964) es poeta y ensayista, su último poemario publicado es El baile del diablo (Renacimiento, 2017). De su poesía se han publicado tres antologías en España y una en Colombia. Autor de varios ensayos, destacamos El libro de los indolentes (Plaza y Valdés, 2016). Ha publicado cuatro libros de aforismos: Artilugios (2017), La alegría de lo imperfecto (Trea, 2017), Concepto (2019) y Ética para mediocres (2020), y la obra Para una teoría del aforismo (Trea, 2020).

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