Crónicas ausetanas

La tragedia del Balandrau

Xavier Tornafoch comenta un libro y un documental de reciente publicación, 'Tres nits de torb i un Cap d'Any' y 'Balandrau, l'infern glaçat', sobre la tragedia de un grupo de amigos que falleció en una de las cimas emblemáticas del Pirineo catalán en diciembre de 2000 debido al 'torb', una despiadada tormenta de nieve.

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Entre los días 30 y 31 de diciembre del año 2000, pocas horas antes de inaugurar un nuevo milenio, se abalanzó sobre el Pirineo catalán una fenomenal tormenta de viento y nieve que acabó con la vida de nueve montañeros; una tragedia sobre la que se vertió mucha tinta en su momento, pero que cayó en el olvido durante los siguientes veinte años. Ahora, la mayor tragedia montañera en los Pirineos ha revivido de la mano de Jordi Cruz, un antiguo meteorólogo de Antena 3 TV, que ha escrito un libro sobre la cuestión, Tres nits de torb i un Cap d’Any. Crònica d’una tragedia al Pirineu («Tres noches de ventisca y un Fin de Año. Crónica de una tragedia en el Pirineo»).

Según cuenta el autor, su intención era explicar el fenómeno meteorológico de las ventiscas de montaña, que en catalán se llaman torb, pero sucedió que, cuando quiso ejemplificar su discurso con ejemplos concretos, se encontró con la terrible tragedia humana del Balandrau y decidió darle a su libro una dimensión emocional que no había previsto inicialmente. El libro de Cruz ha tenido una gran repercusión al calor de la cual también se rodó un documental dirigido por Guille Cascante: Balandrau, l’infern glaçat («Balandrau, el infierno helado»), emitido por la televisión autonómica catalana con una gran audiencia.

El hilo conductor tanto de la película como del libro lo traza Josep María Vilà, el único superviviente de un grupo de cinco amigos que el dia 30 de diciembre pretendían subir hasta la cima del Balandrau (2585 metros) con esquíes de montaña. Este grupo de amigos empezó a esquiar en dirección a su objetivo a primera hora de una mañana soleada de invierno: incluso se hicieron unas fotos para inmortalizar aquel espléndido día. Todos ellos eran aficionados a la montaña y pretendían subir un pico de poca dificultad al que en verano acuden familias enteras con sus hijos. Habían salido de casa con la intención de llevar a cabo lo que en argot montañero se conoce como un sube-baja, es decir, realizar la excursión y regresar a casa a la hora de comer. Habían consultado el pronóstico del tiempo y, aunque no era muy halagüeño, nada hacía presagiar lo que sucedió después.

Cuando el grupo se encontraba por encima de los 2000 metros, empezó a soplar el torb, un viento huracanado que llegó a puntas de 140 kilómetros por hora. Decidieron dar media vuelta y perder altitud, abandonando cualquier intención de seguir con la excursión. Pero ya era tarde: la ventisca levantaba la nieve y la visibilidad era nula. La sensación térmica descendió hasta los -40 grados. Las posibilidades de escapar de aquel infierno se tornaron más escasas a medida que pasaban las horas. Estaban perdidos, no tenían apenas agua ni comida y se morían de frio. Pasaron una primera noche a la intemperie, se les vino un alud encima y empezaron a morir de cansancio, frío y deshidratación. El joven Josep Maria Vilà cuidó de su novia hasta que falleció y él mismo se refugió bajo un peñasco del barranco de la Font Lletera esperando la muerte, cosa que no sucedió porque los servicios de emergencia de la zona movilizaron a equipos de rescate que también llegaron de Francia y Andorra. La suerte y su gran condición física le salvaron la vida. Fue localizado gracias a la pericia y la valentía de bomberos como Cisco Carola, un veterano miembro del GRAE y gran conocedor de la zona, que arriesgó su vida para localizarlo y rescatarlo. A Vilà lo trasladaron a un centro hospitalario de Barcelona, donde pudo recuperarse, aunque perdió tres dedos de los pies debido a las congelaciones. Quedó, eso sí, una herida emocional que tardó lustros en cicatrizar.

Pasado el tiempo, los meteorólogos analizaron el episodio de esos días concluyendo que las tormentas de viento y nieve, incluso de forma extremadamente violenta, son un fenómeno que se produce con cierta regularidad en diversos sistemas montañosos del planeta, desde Escocia hasta Irán, y que han provocado unas cuantas tragedias. Sin embargo, afirman que en el Pirineo catalán no es habitual y que esa entrada de aire frío tan repentina e inesperada, que no preveían ni los mapas, hacía mucho tiempo que no se había producido aquí y que, posiblemente, pasarían muchos años hasta que volviera a producirse. En cualquier caso, Jordi Cruz ha documentado algunos episodios de ese tipo, como el que sucedió en 1968 cuando tres chicos de quince años fallecieron en las Gorges del Freser, tragedia que se repitió unos años más tarde en el Costabona, muriendo dos jóvenes excursionistas y el sacerdote que los acompañaba.

Aquel mismo día fallecieron en esa zona cinco excursionistas más. Tres de ellos habían alcanzado la cima del Balandrau el mismo día 30 y murieron durante el descenso. Dos más fueron encontrados muertos cerca del Coma d’Orri. Además, tres personas más murieron en diferentes zonas del Pirineo, entre ellas un empleado de una estación de esquí. Todo fue culpa del torb, una bonita palabra catalana, que sirve para designar uno de los fenómenos meteorológicos más violentos y despiadados. Sea como fuere, la montaña nos descubre que en la naturaleza no existe nada que tenga que ver con lo moral o lo ético: tiene sus propias reglas. Eso debería bastar para tenerle un cierto respeto, el que seguramente le tenían todas las personas que murieron esos días, aunque no fue suficiente con eso, desgraciadamente.


Xavier Tornafoch i Yuste (Gironella [Cataluña], 1965) es historiador y profesor de la Universidad de Vic. Se doctoró en la Universidad Autónoma de Barcelona en 2003 con una tesis dirigida por el doctor Jordi Figuerola: Política, eleccions i caciquisme a Vic (1900-1931). Es autor de diversos trabajos sobre historia política e historia de la educación y biografías, así como de diversos artículos publicados en revistas de ámbito internacional, nacional y local, como History of Education and Children’s Literature, Revista de Historia Actual, Historia Actual On Line, L’Avenç, Ausa, Dovella, L’Erol o El Vilatà. También ha publicado novelas y libros de cuentos.

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