Música y danza

John Lennon, ahora y siempre

Rodolfo Elías escribe sobre 'Now and then', la última canción de los Beatles, un producto, dice, incompleto: «La escuchas y no puedes evitar esa sensación de que algo falta; que algo que debe estar ahí no está».

/ por Rodolfo Elías /

A más de dos meses de su lanzamiento, ha pasado la efervescencia de la última canción de los Beatles, Now and then, que saliera el 2 de noviembre pasado. Y a riesgo de parecer antipático, quiero decir que no me impresionó y que tampoco creo que sea especialmente buena o de tanta relevancia; por tres razones principales: 1) carece totalmente de esa chispa que era característica en todas las canciones de los Beatles; 2) la canción fue desechada por John Lennon (incluso George Harrison se opuso a su lanzamiento previo, cuando trabajaban en The Beatles Anthology); 3) la magia que producían, los cuatro, hace más de cincuenta años no se puede repetir. La gente y los tiempos cambian, y hay dos miembros esenciales de la banda que ya no están aquí para aportar nada más que algo grabado hace muchos años.

Como producto acabado, Now and then no puede sobreponerse al hecho de que está incompleta. La escuchas y no puedes evitar esa sensación de que algo falta; que algo que debe estar ahí no está. Cuando escuchamos los demos de las canciones de Lennon que se han llevado al estudio de grabación, notamos que, aunque no siempre hay una diferencia dramática entre los demos y las versiones de estudio, hay una diferencia que aparece como una constante: la voz.

Siempre que Lennon metía una canción al estudio, le infundía a su voz una energía (ya fuera como parte de algún efecto técnico, las inflexiones o ambas cosas) que no se escucha en el demo. Esa es la energía de la que carece Now and then. Debido más que nada al hecho de que su autor, John Lennon, no estuvo ahí para darle su —definitivo— toque final. No olvidemos que los Beatles eran significativamente una banda de estudio. Gran parte de la magia que hay en sus discos se produjo en el estudio de grabación.

Yo he sido un fanático empedernido de los Beatles toda mi vida; de hueso colorado. Y hasta la fecha pienso que es la banda más grande de rock de todos los tiempos. Unos dicen que son los Rolling Stones, Led Zeppelin o hasta Pink Floyd. Pero a estas alturas es un hecho comprobado que el legado de esas bandas no se aproxima siquiera a la contribución de los Beatles al rock, al pop y a la música moderna en general. Otros van a los extremos de decir que King Crimson o Frank Zappa son mejores. Más que nada, debido a su virtuosidad musical y a la amplia variedad de estilos que ellos cubrieron (los Beatles también fueron increíblemente versátiles). Pero estos dos últimos quedan automáticamente descalificados, porque no eran bandas de rock en el sentido estricto, sino bandas de rock progresivo. Y una vez que se le añade un adjetivo a la palabra rock, será lo que sea, menos rock.

Pero, volviendo a Now and then, voy a mencionar un hecho sobresaliente. La mayoría de la gente que sabe de música, que ama a los Beatles, que aprecia esta canción y que son honestos en su juicio, no han sido realmente tocados por ella; fuera, desde luego, del aspecto de la nostalgia. Gente como Philip Norman (el llamado biógrafo oficial de los Beatles), Beatles Bible, John Heaton, Rick Beato y el artista, diseñador y animador español Álvaro Ortega (creador de los extraordinarios dibujos animados The Beatoons, tributo a los Beatles), que es también músico. Y quiero aclarar aquí, que no es el hecho que ellos no tengan una buena opinión de la canción lo que influye en mi opinión propia. Y tampoco estoy tratando de ser negativo nada más por ir contra corriente.

Esto es lo que dice John Heaton en su canal de YouTube: «La canción, en sí misma, está incompleta en su formato demo; en el mejor de los casos. Y con todos los intentos y propósitos, sólo tiene un verso; un verso muy simple en tono menor. No hay un coro real del que podamos hablar, ni octava media. Una estructura limitada de la canción, para que Paul y compañía breguen con ella». Philip Norman, por su parte, opinó: «Yo pienso que es absolutamente terrible. Suena como una toma desechada de Electric Light Orchestra en los setentas. No sabes que son los Beatles realmente, es un desastre».

Now and then es más que nada un proyecto de Paul. Y con ella hizo exactamente lo mismo que hizo en los últimos tres discos de los Beatles: dirigir las cosas y hacer las acomodaciones necesarias para sí mismo (lo que hartó a los otros tres, de tal forma que no la pensaron dos veces cuando se trató de deshacer la asociación musical). Y reclutó a todas esas gentes (Ringo, Sean Lennon, Giles Martin, Peter Jackson y Olivia Harrison) para que le hicieran comparsa y dijeran grandes cosas acerca de la canción.

Ahora hasta se ha dicho que tiene un significado más profundo, porque estaba pensada como una especie de carta de amor de John para Paul y los otros. Para tal aseveración se están valiendo de lo que, según Paul, fueron las últimas palabras de John para él: «Think of me now and then, old friend». Que en español se traduciría más o menos así: «Piensa en mí de vez en cuando, viejo amigo».

Mas de ninguna manera Paul, Ringo y Giles Martin fueron capaces de replicar la magia que sucedía en el estudio en los tiempos de antaño. Y de ninguna manera, tampoco, esta canción está al nivel —ni se aproxima siquiera— del último disco de los Rolling Stones, que sacaron hace unos meses también. Desde luego que la razón principal por la que los Stones pudieron repetir el éxito que tuvieron hace 42 años con su álbum Tattoo You fue porque ya nunca evolucionaron después de Some girls. Mientras que los Beatles daban un paso adelante en cada nueva grabación, hasta el final; por lo cual, mucho se les es demandado.

Yo diría que el principal mérito de Now and then es que es la última pieza donde escuchamos a los cuatro Beatles juntos, después de su separación. Aunque carezca de la magia que aun en los últimos días de la banda hacían juntos John y Paul, tal como lo vemos en el documental Get back.

A propósito, a través de los años ha existido el gran debate acerca de quién era mejor compositor y artista: John o Paul. Mucha gente ha simpatizado con Paul (incluso Donald Trump). De acuerdo a Paul, fue él quien introdujo a John a un tipo de música más sofisticada y compleja. Pero fue John quien hizo un estilo de ello. Mientras Paul estaba muy ocupado trabajando en sus melodías y ritmos pegajosos, John exploraba una forma más experimental, más esotérica de componer y grabar. Al menos esa es la impresión que tenemos en cada disco después de Rubber soul.

Fue John, también, quien contribuyó con la obra que fuera fundamental al sello vanguardista de los Beatles, en piezas como Tomorrow never knows, A day in the life, I am the walrus y Revolution #9, por nombrar algo de lo más representativo.

John Heaton, cuyo beatle favorito parece ser Paul, habla del último disco de los Beatles: «En Abbey Road hay aportaciones ligeramente reticentes de John. A pesar de que sus contribuciones son brillantes en Abbey Road, fue un tanto opacado por el material de Paul». A lo que yo diría que fueron principalmente las aportaciones de John y George en Abbey Road las que pusieron el álbum en un lugar prominente, con los grandes.

Come together, I want you, Sun King y Because son piezas únicas. Y fuera del llamado medley, la aportación de Paul no añade nada nuevo al repertorio de los Beatles. ¿Es acaso Oh! Darling una gran canción? ¿O Maxwell’s Silver Hammer? Claro que no. Desde luego que son buenas piezas, como todas las canciones de los Beatles. Pero no tienen nada nuevo que ofrecer. Mientras que John está contribuyendo con algo fresco y simple —con un fuerte brío alternativo— en sus aportaciones. Eso pone a Abbey Road en un lugar aparte.

Paul McCartney era el de las canciones crípticas y los significados ocultos. El sofisticado musical, con su pasión intensa por Tin Pan Alley y las tonadas del music hall británico. Pero John era el gran compositor al natural; el que contribuyó con la obra que llevó la música de los Beatles a un plano más alto de innovación, y que les dio ese lugar especial en la música moderna.

Otro buen ejemplo lo tenemos en Penny Lane y Strawberry fields forever, que fueron lanzadas juntas como sencillos. Ambas son grandes canciones. Penny Lane es un viaje emotivo de nostalgia, que produce sentimientos de entrañabilidad con su melodía dulce y tierna. Pero es Strawberry fields la que tiene ese verdadero toque de novedad y extrañeza, que nos habla de algo inesperado, fortuito. Incluso en su respectiva obra como solistas, no creo que ningún disco de Paul sea tan bueno (en profundidad lírica e inventiva) como el John Lennon/Plastic Ono Band e Imagine. Y tan bueno como es el álbum Band on the run (quizá el mejor álbum de Paul como solista), no está a la altura de John.

John y George eran los que tenían soul; cuyas sentidas composiciones iban más allá de su belleza o valor comercial. Por su lado, Paul era el artífice; el gran hacedor de canciones por excelencia. Paul compuso unos de los standards (porque eso es lo que son ya: piezas de catálogo) modernos más bellos; de exquisita factura. Pero fue John quien puso a los Beatles en el mapa de la música rock, como tal. Y a pesar de su corta vida, su catalogo como solista es mucho más impresionante, desde el principio (Give peace a chance) hasta el fin (Nobody told me).

Now and then fue escrita a finales de los años setenta. Hacia el final de 1980, John Lennon estaba listo para empezar otra vez como artista. Y lo hizo en grande, con dos álbumes: Double fantasy y Milk and honey. Cabe notar que en ninguno de estos discos incluyó Now and then. Es más, ni siquiera la llevó al estudio de grabación. Desafortunadamente, hasta ahí llegaron las aportaciones de John Lennon al mundo de la música, porque el 8 de diciembre de 1980 fue asesinado cuando regresaba a su casa del estudio Hit Factory, en Nueva York. Pero su legado musical y humano vive con nosotros ahora y siempre.

A manera de posdata: Álvaro Ortega tiene su propia versión de Now and then, que es infinitamente mejor que la de Paul. Y, a diferencia de la versión de Paul, esta sí conserva la esencia de John y de los Beatles.


Rodolfo Elías, escritor en ciernes nacido en Ciudad Juárez y criado en ambos lados de la frontera, colaboraba con la revista bilingüe digital, hoy extinta, El Diablito, del área de Seattle. Sus textos han sido publicados en la revista SLAM (una de las revistas literarias universitarias más prominentes de Estados Unidos), La Linterna Mágica Ombligo. En la actualidad trabaja en dos novelas, una en inglés y otra en español.

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