Crónicas ausetanas

Médicos de familia

Xavier Tornafoch evoca la memoria del doctor Jabardo, el de cabecera de su niñez, para defender la sanidad pública en peligro.

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Para los hijos de los trabajadores, la figura del médico de familia ha sido históricamente una especie de patrimonio nacional, algo que definía un cierto orgullo de clase. El malogrado primer ministro sueco Olof Palme, que curiosamente provenía de un entorno aristocrático, siempre defendió los logros del Estado de bienestar, entre ellos la sanidad pública, como una manera de definir a Suecia según los criterios de las clases populares, y en cierta manera esta visión ha permanecido a lo largo del tiempo. En mi caso particular, esa es la visión que tengo yo de la sanidad pública. Recuerdo perfectamente a mi médico de cuando era niño, el doctor Jabardo; un hombre grueso, de manos rudas y pocas palabras. Una persona, además, paciente hasta extremos incomprensibles. Jamás tenia un no por respuesta y acudía siempre a la llamada del paciente con su maletín de cuero. Nunca entendí cómo aquel madrileño de gran cultura y maneras exquisitas acabó de médico de cabecera (así era como se llamaban entonces) en un pueblo de trabajadores del interior de Cataluña, donde la mayoría de sus pacientes tenía dificultades para expresarse en castellano. Cosas del franquismo, supongo.

Acudo a mis recuerdos del doctor Jabardo (todos tenemos un doctor Jabardo en nuestra memoria) para llamar la atención sobre la ofensiva neoliberal contra la medicina pública, cuyo principal banco de pruebas es la Comunidad de Madrid. El desmantelamiento de los centros de atención primaria y el cierre de servicios médicos primarios en algunas zonas rurales de esa Comunidad, así como la negación de los recursos necesarios para el mantenimiento de los mejores servicios asistenciales en la capital, obra de políticos desaprensivos, con la inefable Ayuso a la cabeza, es una ofensiva contra los derechos de la gente. Es una burla a los doctores Jabardo de hoy en día, que tratan a sus pacientes, gente sencilla y humilde, con cariño y profesionalidad. Los médicos llevan tiempo quejándose y movilizándose, no solo en Madrid, ante una insuficiente reacción social, a mi modo de ver. No pueden atender, como quisieran, a sus pacientes porque carecen de los medios necesarios. La suya es una batalla que debería implicarnos a todos, porque hablemos claro: algunos políticos quieren acabar con una atención pública que transforma vidas, con el objetivo nada disimulado de mercantilizar la sanidad, a la que seguirá la educación y todos los demás bienes públicos.

Desde mi punto de vista, la patria y el patriotismo tienen que ver con un hombre, o una mujer, modesto que se levanta a las tres de la madrugada para acudir a un humilde domicilio donde la fiebre devora a un chiquillo asustado. Ese hombre, o esa mujer, tomará la temperatura, palpará el estómago del niño y le administrará un par de pastillas. Antes de irse, porque fuera hace mucho frío, la familia insistirá para que tome un café caliente en la mesa de la cocina, mientras los tranquiliza y les ofrece algunas explicaciones sobre la dolencia de su hijo. Al cabo de un rato, marchará, con su maletín de cuero para seguir realizando consultas a través de la negra noche. El bienestar emocional y físico que ese hombre, o esa mujer, habrá conseguido durante sus horas de trabajo no pueden cuantificarse. Es el patrimonio social de un país de lo que estamos hablando, y nos lo pretenden quitar, gente ambiciosa y sin escrúpulos. Así de sencillo.


Xavier Tornafoch i Yuste (Gironella [Cataluña], 1965) es historiador y profesor de la Universidad de Vic. Se doctoró en la Universidad Autónoma de Barcelona en 2003 con una tesis dirigida por el doctor Jordi Figuerola: Política, eleccions i caciquisme a Vic (1900-1931). Es autor de diversos trabajos sobre historia política e historia de la educación y biografías, así como de diversos artículos publicados en revistas de ámbito internacional, nacional y local, como History of Education and Children’s Literature, Revista de Historia Actual, Historia Actual On Line, L’Avenç, Ausa, Dovella, L’Erol o El Vilatà. También ha publicado novelas y libros de cuentos.

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1 comments on “Médicos de familia

  1. guillermoquintsalonso

    «Mi» médico de familia fue Dn. José Redondo. El orientaba todos los procesos de la familia, los valoraba, aconsejaba! La formación tan humanista de aquellas personas la facilitamos hoy? También recuerdo a Dn. José Cabello el especialista de pulmón que me sacó del agujero! Era un placer comentar alguna afirmación del Macer Floridus cuando iba a su consulta y me sacaba poco a poco adelante! Siempre hemos tenido una gran medicina hasta con pocos recursos. ¿No aprendemos nada de estos médicos? Me alegra mucho el escrito de hoy! porque también apuesto por el Dr. Jabardo. Todo un símbolo! Guillermo

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