Notas

/ La jaula / Javier Sánchez Menéndez /

Un simple pájaro en una rama, en una encina, junto a su jaula, o en su nido, en su estancia. Un pájaro pequeño, insignificante, pero es uno, y eso es suficiente, el pájaro es.

Creer en un dogma que viene establecido puede comportar desobediencia; es como analizar el origen de la palabra dulzura sin encontrar una etimología que nos acerque o nos explique la forma de contemplar, de amar, de atender, de entender.

Todo está predeterminado por un orden cósmico. El caos influye en ese orden positivamente. Todo funciona en el orden. Somos nosotros los que nos salimos del orden, rompemos la armonía con nuestros actos. La voluntad de decidir y la voluntad de elegir es una de nuestras misiones. Aunque nuestra elección pueda ser errónea. Si esto ocurre influye en la muerte de la armonía, en la aleatoriedad del vuelo de las aves, en el contacto con la naturaleza.

Las aves leen el Timeo, atienden a su armonía, generan caos, pero también crean azar.

Hay muchas maneras de observar el mundo: como nos lo enseñan, como lo percibimos, o como lo sentimos. Pero solo hay una manera de contemplar el mundo: por medio de la verdad. Si solo observas nunca llegarás a contemplar, ni a escuchar las notas que emiten las alas de las aves.

Dulzura, desobediencia sin violencia, con respeto. Son las armonías providenciales.

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Javier Sánchez Menéndez (Puerto Real, Cádiz, 1964) es poeta y ensayista, su último poemario publicado es El baile del diablo (Renacimiento, 2017). De su poesía se han publicado tres antologías en España y una en Colombia. Autor de varios ensayos, destacamos El libro de los indolentes (Plaza y Valdés, 2016). Ha publicado cuatro libros de aforismos: Artilugios (2017), La alegría de lo imperfecto (Trea, 2017), Concepto (2019) y Ética para mediocres (2020), y la obra Para una teoría del aforismo (Trea, 2020).