Música y danza

Multitudes en tránsito: la IRA funesta de IOSONOUNCANE

Hugo Romero reseña un disco en el que confluye una multitud de pueblos, idiomas y músicas del Mediterráneo.

/ por Hugo Romero /

En algunos de los mejores discos de este 2021 hay un abandono de la voz individual que cede su espacio al clamor de las multitudes. CLAMOR de María Arnal y Marcel Bagés y Deep England de Gazelle Twin y NOX son tal vez junto a IRA, el nuevo disco de IOSONOUNCANE, los ejemplos más deslumbrantes. Los tres son discos conceptuales menos por voluntad narrativa que por vocación temática y sonora.

En IRA, publicado a mediados de mayo, confluye una multitud de pueblos, idiomas y músicas. Jacopo Incani, que graba bajo el nombre artístico IOSONOUNCANE, ha concebido su disco a partir del arquetipo de la multitud en viaje, un arquetipo que vertebra la historia y el imaginario del Mediterráneo (y por supuesto de la Cerdeña natal del músico) desde los Pueblos del Mar hasta las precarias embarcaciones que en nuestros días llevan a los migrantes desde el Norte de África en dirección a Europa. «Es una condición propia del ser humano Esta del viaje», sostiene Incani en una entrevista en la edición italiana de Vice, «del alejarse del lugar en que ha nacido, atravesar tierras inexploradas, tratar de comunicarse con mujeres y hombres que no conoce». Así pues, el relato del disco es común a la Biblia, los mitos griegos y el telediario.

Y es que la estructura de IRA hace pensar en las construcciones megalíticas de la cultura nurágica de la Cerdeña de Incani: un complejo polilobulado de torres circulares entrelazadas y unidas por corredores. Durante las casi dos horas que dura el disco, los cortes —a menudo larguísimos— se suceden sin apenas solución de continuidad. Se trata de una colección de canciones, sí, pero semienterradas bajo densas capas de sonido. Esta estratificación de múltiples temas melódicos, reverberaciones, voces saturadas, ritmos y percusiones del folclore del Magreb, drones electrónicos y texturas industriales es sin duda el corazón de la estrategia de IOSONOUNCANE para invocar el clamor de la multitud.

El disco, en el que Incani empezó a trabajar en 2015, nada más terminar la gira de presentación de su disco anterior, ha sido grabado en el estudio Vaccum de Bolonia por el productor Bruno Germano, colaborador esencial del artista y corresponsable del resultado final. Desde un principio Incani escribió pensando en el conjunto de músicos que lo habían acompañado en la gira anterior y así Mariagiulia degli Amori, Serena Locci, Simona Norato, Simone Cavina, Francesco Bolognini y Amedeo Perri forman parte integral desde el proyecto desde su inicio, tanto que podría decirse que en IRA por primera vez IOSONOUNCANE es menos el alias de un artista que el nombre de una banda.

El proceso de triturado de la canción popular italiana que empezara en el Anima Latina de Lucio Battisti y continuara Franco Battiato a lo largo de toda su carrera ha hallado eco en la breve y brillante obra de IOSONOUNCANE y culmina en este IRA. Si La macarena su Roma, primer disco del sardo publicado hace ahora once años, era un ejemplo brillante y saturado de humor ácido de canción de autor italiana contemporánea, DIE utilizaba ya sonidos y texturas jazzísticas e industriales para empezar a deconstruir esa tradición (o, más precisamente, para asentarse en la tradición de su deconstrucción). A las referencias de Battisti y Battiato se añadían entonces las de Thom Yorke y Robert Wyatt, también muy presentes en el nuevo disco. Ahora la voz de Incani es tan solo uno más de los elementos del complejo sonoro y no necesariamente uno de los más nítidos. Esa renuncia a la limpieza de la voz en primer plano es el símbolo más evidente de la evolución y uno de los rasgos más bellos del disco. Solo en el primer y el último tema del disco se le permite a la forma canción mantener su histórico papel protagonista. Quienes deseen una muestra condensada del proceso harán bien en oír la versión de clásico «Vedrai, vedrai» de Luigi Tenco, que el artista grabó como cara B de un single hace tan solo unos meses.

Y si el texto en su naturaleza poética está en el núcleo de toda tradición cantautoral, en IRA Incani lo somete a un proceso de transformación tan radical como los que sufren la música y la voz, e indisociable de ellos. Con ocasión de la publicación de trabajos anteriores el músico de Buggerru había insistido en que para él la escritura de un disco implicaba siempre el proyecto de creación de un lenguaje específico, condición de posibilidad de «un universo hipotético, un especio simbólico en cierta medida absoluto». En ese sentido, todo disco de IOSONOUNCANE se desarrolla a partir de una idea lingüística y léxica específica. Pero si en los trabajos anteriores esa investigación se desarrollaba siempre en el interior del idioma italiano, en IRA la propuesta es una especie de interlingua, de lingua franca del Mediterráneo global, a un tiempo verborreica y afásica. En un ejercicio que evoca el Finnegan’s Wake de James Joyce, Incani construye sus textos a partir de la sintaxis italiana pero utilizando un léxico que combina el español, el inglés, el francés y el árabe. «Ojos and bouche usé par el mar open/ and quiet ila el foule/ long slow rajul line», creemos oír en «hiver», la primera canción del disco. Textos así pueden sonar a algo artificialmente complicado, pero no son sino la exacerbación de un proceso de fusión tan presente en el habla cotidiano de muchos trabajadores de los puertos del Mediterráneo o los invernaderos de Almería o Agrigento como en las canciones trap de artistas italianos, franceses o argelinos. «De fuera questi palazzi sembrano la banlieue», decía un exitazo pegajoso que recuerdo haber bailado a menudo en Palermo el verano pasado. Y «Jennifer», un éxito de Ghali y Soolking, raperos milanés y marsellés de orígenes magrebíes, es un ejercicio virtuosístico de combinación de obscenidades ingeniosas en las lenguas del mare nostrum.

Esta voluntad de crear un léxico apátrida está en el corazón del proyecto político de IRA. La idea es la de crear «una arquitectura de símbolos que resulte colectiva», una suerte de inconsciente o de imaginario para una multitud en constante movimiento. Si el CLAMOR de Arnal y Bagés remite sobre todo a una comunidad interespecies, en IRA se trata de imaginar un pueblo no nacional y no cercado por fronteras. El itinerario que propone el disco no es fácil. Su densidad y su duración resultan a menudo abrumadoras. Pero, desde luego, el trabajo está a la altura de la tarea que se propone y se convierte desde el momento de su lanzamiento en un jalón en ese proceso de construcción de una música popular mediterránea del que estamos teniendo la suerte de ser testigos asombrados.


Hugo Romero (Madrid, 1972) estudió filosofía en la Universidad de Navarra y la Universidad Complutense. Desde finales de los años noventa, ha traducido regularmente para editoriales como Akal, Gustavo Gili y Acuarela. En diversas revistas académicas y literarias ha publicado poemas y reseñas literarias y musicales. Tras varios años dedicado a la enseñanza, decidió hacer del cruce de fronteras, el cambio de idiomas y la itinerancia de datos un medio para ganarse la vida y ha trabajado como guía de viajes. Actualmente vive a caballo entre Chinchón y Palermo.

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