Narrativa

Por una cultura viva: cómo y por qué escribí ‘Desde el Sur’

El filósofo, ensayista y novelista extremeño Miguel Manzanera Salavert nos presenta su novela 'Desde el sur', que tras varias ediciones en España y Cuba vuelve a las librerías de la mano de la joven editorial independiente extremeña Jarramplas.

/ por Miguel Manzanera Salavert /

Empecé a escribir la novela Desde el sur en un momento de fuerte tensión emocional. Era verano y estaba de vacaciones; yo tenía una plaza de funcionario de educación y daba clases en el Instituto de Villafranca de los Barros, mi vida estaba resuelta desde el punto de vista profesional y con las necesidades materiales cubiertas, pero ya eran evidentes para mí todas las limitaciones y dificultades que, para el desarrollo personal ―el mío y el de mis alumnos―, tiene el sistema educativo español y en concreto la escuela extremeña. Siempre he trabajado mi asignatura de filosofía como me ha parecido mejor y creo que los resultados no han sido malos, dentro de lo que cabe. Pero uno está sujeto a las circunstancias que rodean su vida ―en este caso las estructuras educativas y la cultura rural― y no es posible superarlas más que apoyándose en ellas, apropiándoselas como parte de la vida.

Así que, constatando que esas limitaciones ―y seguramente también eran limitaciones mías― impedían desarrollar con plenitud una labor educativa crítica y racional, decidí romper el cerco por el flanco de la literatura. Aprovechando las largas vacaciones del verano escolar, comencé la escritura de una novela. Yo era doctor en filosofía y había escrito una tesis sobre filosofía política de más de mil páginas, incluyendo un anexo de documentos y bibliografía. Además, llevaba un diario personal desde la adolescencia, de modo que tenía la costumbre de analizar mis emociones y sentimientos a través de la escritura. Con esos antecedentes no me resultó difícil construir un relato donde la subjetividad y la conciencia jugaban un papel esencial.

En los meses de aquel verano escribí buena parte del texto; el resto se completó durante el otoño ya empezado el curso. Y luego vino el calvario de las editoriales, que en numerosos casos tratan a los autores como proletarios mal vendidos ―cosas del mercado. Finalmente, un amigo tuvo a bien publicar el texto y la novela vio la luz pública. Más tarde, en uno de mis viajes a Cuba, llevé la novela para dársela a conocer a mis amigos en la isla, y tuve ocasión de conocer Alex Pausides, por entonces director de la sección de escritores de la UNEAC (Unión Nacional de Escritores y Artistas Cubanos), a quien le entregué un ejemplar. Este poeta me ofreció inmediatamente publicarla en Cuba, pero la edición se retrasó unos años todavía hasta que por fin pudo ver la luz en 2019. En las presentaciones que he realizado allá he tenido siempre buena acogida por parte del público; también me invitaron a participar en el Festival de Poesía de La Habana, donde leí el poema contenido en el libro, «La oración del ateo».

Siendo una narración que trata de la vida de un profesor, con un retrato a grandes rasgos de la vida escolar y el proceso educativo de los adolescentes, sus principales lectores han sido mis alumnos. Y he tenido muy buenas impresiones por su parte. Pongo dos ejemplos. Uno de mis jóvenes lectores comparó la novela con El lobo estepario de Hermann Hesse, pero con valoración favorable a Desde el sur porque transcurre en nuestra tierra extremeña, y así la experiencia se siente más cercana y auténtica. El segundo ejemplo es que otro amigo, que con los años se ha convertido en editor extremeño con el sello Jarramplas, se ha empeñado en hacer la tercera edición de la novela. Así que el público extremeño puede disponer de una novela que habla de su tierra desde un punto de vista crítico y humanista, presentando una personalidad que reflexiona sobre los problemas contemporáneos desde lugares clásicos de la cultura europea. 

Esa apertura a los problemas, que se presentan en la vida de las nuevas generaciones bajo la cultura capitalista ―como las dificultades para encontrar trabajo estable, el individualismo egoísta, la pérdida de memoria histórica en una cultura manipulada y consumista, la violencia perenne en la sociedad y en la guerra, etc.―, hace que la novela sea adecuada para mis alumnos. Ahora bien, no tiene nada que ver con la literatura corriente en nuestros lares; ni tampoco con la literatura para adolescentes. Como me comentaba una joven alumna que leyó Desde el sur el año pasado, esta novela no se parece en nada a los libros que se suelen recomendar en los institutos. Le pregunté si le parecía mal, y me dijo que no, que estaba bien. Y este es otro de sus méritos. Pues a menudo la literatura ofrecida a los estudiantes para leer presenta valores sociales importantes, pero de una manera simplista e infantil que no puede satisfacer a estos jóvenes, que ya viven problemas existenciales agudos y están formando un pensamiento crítico; ya sean obreros potenciales con poco interés por la cultura que no les va a resolver sus necesidades vitales, o ya intelectuales con un desarrollo mental más avanzado, a poco que reflexionen se sienten defraudados por el infantilismo con que se les trata a la hora de enfocar los problemas de su existencia. Solo la medianía gris se conforma con lo que le dan, pensando que el título sin más ya les capacita para aspirar a una buena colocación.

En cuanto a la forma estética de la novela, también está construida con un matiz educativo. A pesar de que abundan en ella las citas literarias y los referentes clásicos, no se citan los nombres propios de los autores, que aparecen mencionados indirectamente. Pretende hacerse así una crítica de esa culturilla memorística que pretende conocer a todos los autores sin haber leído ninguno, tradición propia de las clases de lengua y literatura. Cierto que algunos clásicos se leen, pero suele predominar en su interpretación un formalismo aséptico y neutral, como si el Parnaso olímpico estuviera más allá del bien y del mal. Por el contrario, aquí, en Desde el sur, se narran experiencias poéticas aludiendo a los autores que las expresaron, pero sin nombrarlos: el poeta en Nueva York, el poeta de la Comuna de París, la Divina Comedia, etcétera. Alusiones que interrogan al lector sobre su conocimiento de la cultura y tienen la misión de despertar su curiosidad si no atinan con la referencia. De ese modo se quiere resaltar el contenido de la cultura: la literatura viene a ser transmisión de experiencia vivida cuyo mensaje debe compararse y reconocerse en la propia cotidianidad personal.

La propuesta estética consiste en vivir la cultura como expresión de los propios sentimientos y emociones, compartidos con las demás conciudadanas y conciudadanos, de modo que contribuya a la construcción de la propia personalidad en sintonía con la subjetividad colectiva. Esa es la misión educativa de Desde el sur, y confío haber logrado ese objetivo con suficiente eficacia.

Es claro que con esos mimbres la novela interesa también a los mayores; aporto como prueba su publicación en Cuba, así como el hecho de que la novela ha sido traducida al valenciano por un amigo que firma con seudónimo, Jeroni Salvador. Y finalmente recordar que Libre Producciones me incluyó entre los intelectuales extremeños con los que realizó su programa La Barcarrota, y donde aparecí charlando de mi literatura con mi amigo José Juan Martínez Bueso, dentro de un coche varado en la dehesa y rodeado de un hermoso paisaje de encinas. José Juan aprecia más mi segunda novela, El silencio encantado, una cuestión puramente subjetiva. Y de ésta y la otra, comparándolas y distinguiéndolas trataba nuestra conversación en el corazón del bosque mediterráneo.


Miguel Manzanera Salavert (Madrid, 1957) es doctor en filosofía, con una tesis sobre el pensamiento de Manuel Sacristán, docente de filosofía de Enseñanza Media, escritor y activista social y político. Ha publicado los ensayos El periplo de la razón: el racionalismo musulmán en la Edad Media (Fénix, 2011) y Atravesando el desierto: balance y perspectivas del marxismo en el siglo XXI (El Viejo Topo, 2015) y las novelas Desde el sur (Jarramplas, 2021, con varias ediciones previas) y El silencio encantado (Muñoz Moya, 2012), así como numerosos artículos en medios como Mientras Tanto, Rebelión o El Salto.

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