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Jean Jaurès, Mercedes Fernández y la llingua asturiana

Jean Jaurès, líder histórico del socialismo francés y convencido internacionalista y esperantista, escribió a favor de la escolarización de las lenguas regionales francesas. Publicamos un hermoso texto suyo de 1911 al respecto para acompañar un vídeo que Iniciativa pol Asturianu ha realizado en réplica a otro del Partido Popular asturiano contra la cooficialidad de la 'llingua', que EL CUADERNO defiende.

EL CUADERNO, con la llingua

Actualmente, en Asturias, solar natal de esta humilde revista digital, se debate la posibilidad de declarar cooficial la lengua autóctona de la región, que cuenta con el apoyo de más de la mitad de los asturianos; y EL CUADERNO, rendido feligrés desde su nacimiento del espíritu ilustrado de Jovellanos, que entre otras cosas defendió la creación de una academia de la lengua asturiana, se posiciona absolutamente a favor.

En los últimos días ha circulado por Internet un vídeo realizado por el Partido Popular asturiano en el que algunos primeros espadas de la formación, y en particular su presidenta, Mercedes Fernández, cargan contra esa proyectada cooficialidad en términos que sólo pueden calificarse como ridículos, y que no merecen mayor comentario. Es el caso, sin embargo, que la oenegé Iniciativa pol Asturianu ha realizado otro que rebate uno por uno los argumentos de los ‘populares’ asturianos, y del que entendemos que sí precisa toda difusión posible. Con el ánimo de aprovechar nuestras modestas posibilidades para proporcionársela, pero también de contribuir a convencer a algunos indecisos de buena voluntad, lo enlazamos aquí y lo acompañamos de un viejo texto de Jean Jaurès, líder histórico del socialismo francés. Jaurès era un internacionalista convencido y un defensor del fomento del esperanto como lengua universal, y murió asesinado en 1914 a manos un ultranacionalista galo indignado por sus llamamientos a la clase obrera universal a unirse en contra de la incipiente carnicería de la primera guerra mundial. Pero era también, en aquella Francia luminosa en casi todo pero obsesivamente perseguidora de sus lenguas regionales, un defensor no menos activo del valor de éstas y la pertinencia de introducir su enseñanza en la escuela. En el texto que reproducimos a continuación del vídeo de IxA, Jaurès desarrolla dicha posición con palabras bellísimas que —creemos— siguen conservando plena vigencia como demostración del absurdo de una identificación mecánica entre lengua y nacionalismo.

 

Esto escribía Jaurès en octubre de 1911 en la Revue de l’Enseignement Primaire (el original en francés puede consultarse aquí):

Método comparado

/por Jean Jaurès/

Hace algunas semanas tuve la ocasión de admirarme, en el país vasco, de cómo un antiguo lenguaje, que no se sabe a qué familia adscribir, había desaparecido. En las calles de San Juan de Luz apenas se escuchaba hablar otra cosa que el vasco, lo mismo a la burguesía que al pueblo; y aquello era como familiarizarse con un pasado profundo y misterioso continuado en la vida de cada día. ¿Por qué prodigio esta lengua tan diferente de todas las otras ha sobrevivido en este pedazo de tierra? Sin embargo, cuando quise desentrañar su mecanismo, no encontré ninguna indicación. Ni una gramática vasca, ni un léxico vasco en San Juan de Luz, donde hay sin embargo buenas librerías. Cuando preguntaba a los niños vascos que jugaban en la playa, ellos encontraban gran placer en nombrarme en su lengua el cielo, el mar, la arena, las partes del cuerpo humano, los objetos familiares… Pero no tenían la menor idea de su estructura, y aunque muchos entre ellos eran buenos estudiantes de nuestras escuelas laicas, jamás habían pensado en aplicar al lenguaje antiguo y original que hablaban desde la infancia los procedimientos de análisis que están acostumbrados a aplicar a la lengua francesa. Evidentemente, los maestros no los habían invitado a ello en absoluto. ¿Por qué no? ¿A qué se debe ese abandono? Puesto que los niños hablan dos lenguas, ¿por qué no enseñarlos a compararlas y a informarse acerca de la una y de la otra? No hay mejor ejercicio para el espíritu que esas comparaciones: esa búsqueda de las analogías y las diferencias en una materia que se conoce bien es una de las mejores preparaciones de la inteligencia. Quien deviene más sensible a la belleza de la lengua vasca, cuando la compara con otra aprehende mejor el carácter propio de cada una, la originalidad de sus sintaxis, la lógica interior que gobierna todas sus partes y que le asegura una suerte de unidad orgánica.

Esto que vale para el vasco sirve para el bretón. Educar a las almas jóvenes en esas lenguas las volvería más fuertes y flexibles; les ensancharía el camino; les proporcionaría un alargamiento del horizonte histórico.

¡Y cuánto más cierto y evidente es esto para nuestras lenguas meridionales: para el lemosín, el languedociano, el provenzal…! Son, como el francés, lenguas de origen latino, y encierran la mayor utilidad para habituar al intelecto a detectar parecidos y diferencias; a desenmarañar a través de ejemplos familiares las leyes que han presidido la formación de la lengua francesa del norte y de la del mediodía; para proporcionar a los niños, bajo la dirección de sus maestros, el gozo de perpetuos y agradables descubrimientos. Tendrían también un conocimiento más limpio, más vivo, del desarrollo de la civilización meridional y podrían tomar el gusto a muchas obras maravillosas del genio del Mediodía si se tiene el cuidado de rejuvenecerlas un poco; de aproximarlas, efectuando sobre ellas ligeras modificaciones, al provenzal y al languedociano modernos. Incluso sin estudiar el latín, los niños verían aparecer bajo la lengua francesa del norte y bajo la del mediodía, y a la misma luz de la comparación, el fondo común de la latinidad, y los orígenes profundos de nuestro pueblo de Francia adquirirían así penetrante claridad para el propio pueblo.

Conducir a las naciones y las razas a la plena consciencia de ellas mismas es una de las más altas obras de civilización que pueden ser intentadas. Del mismo modo que la organización colectiva de la producción y de la propiedad comporta una sólida educación de los individuos, todo un sistema de garantías de los esfuerzos y los derechos individuales, la realización de la unidad humana no será fecunda ni grande si los pueblos y las razas, aun asociando sus esfuerzos, aun engrandeciendo y completando su propia cultura con la cultura de los demás, no mantienen y avivan en la vasta Internacional de la humanidad la autonomía de su conciencia histórica y la originalidad de su genio.

Me sorprendió mucho ver, en el curso de mi viaje a través de los países latinos, que combinando el francés y el languedociano, y a través de un cierto hábito de hacer analogías, pasé a comprender en muy pocos días el portugués y el español. Al cabo de una semana ya podía leer, comprender y admirar a los grandes poetas portugueses. En las calles de Lisboa, cuando escuchaba charlar a los paseantes y leía los carteles, me parecía estar en Albi o en Toulouse.

Si, por la comparación del francés y el languedociano, o el provenzal, los hijos del pueblo, en todo el Mediodía francés, aprendieran a encontrar la misma palabra bajo dos formas un poco diferentes, tendrían pronto en la mano la llave que les abriría, sin grandes esfuerzos, las puertas del italiano, el catalán, el español, el portugués. Y se sentirían en armonía natural, en fácil comunicación con el vasto mundo de las razas latinas que hoy, en Europa meridional y en América del Sur, despliegan tantas fuerzas y audaces esperanzas. Para la expansión económica tanto como para el engrandecimiento intelectual de la Francia del Mediodía, hay aquí un problema de la más alta importancia y sobre el cual me permito llamar la atención de los profesores.


Jean Jaurès (1859-1914) fue profesor de filosofía en la Universidad de Toulouse, líder destacado del socialismo francés y el fundador de L’Humanité, órgano de la Sección Francesa de la Internacional Obrera (SFIO) y posteriormente —tras la escisión de 1920— del Partido Comunista Francés. Defendía un socialismo humanista ecléctico pero coherente en el que se mezclaban patriotismo e internacionalismo, individualismo y colectivismo, reforma y revolución y que proclamaba el valor de la democracia parlamentaria para mejorar la condición obrera. Contribuyó a que los socialistas se sumaran a las reclamaciones de revisión del proceso Dreyfus y participaran en gobiernos reformistas de la Tercera República. Diputado socialista desde 1893, fue elegido presidente de la Asamblea Nacional en 1903. Ante las tensiones internacionales de comienzos de siglo, Jaurès criticó el imperialismo y defendió la negociación pacífica de las diferencias entre Francia y Alemania; actitud que le granjeó la enemistad de los ultranacionalistas franceses, uno de los cuales le asesinó en vísperas del estallido de la primera guerra mundial.

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1 comment on “Jean Jaurès, Mercedes Fernández y la llingua asturiana

  1. Xuan Bello

    Munches gracies. Xuan Bello

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