Mirar al retrovisor
La escuela del futuro y el uso de los smartphones
/por Joan Santacana Mestre/
Hace algún tiempo fui invitado a una mesa redonda organizada por la Universitat de Lleida, con participación de docentes y cuya finalidad era analizar cuáles son hoy los obstáculos que dificultan e incluso impiden el uso del smartphone en las aulas. También se planteaba en el debate cuál puede ser el futuro de la educación digital a largo o medio plazo. La mesa redonda me ofreció la ocasión de reflexionar sobre este tema apasionante, al que hemos dedicado en el pasado inmediato muchos esfuerzos, materializados en diversos libros en la editorial Trea y en otras publicaciones especializadas. En todo caso, el tema se lo merece.
Las resistencias a la tecnología digital en la educación tienen muchas causas, algunas de ellas atribuibles a las rutinas académicas, a cierto pánico al fracaso de muchos docentes cuando sus escasos conocimientos de la tecnología digital pueden ser contrastados con el supuesto dominio que de ella poseen determinados alumnos, a la falta de medios en los centros educativos y a otros factores ajenos a la propia escuela, instituto o universidad. Sin embargo, saber extraer más o menos información de la Red o utilizar determinadas aplicaciones educativas no son los problemas más importantes que tiene hoy la escuela en el tema de la escasa experiencia de los docentes en el dominio de las tecnologías digitales. No se trata de conocer y saber utilizar en la escuela aquellas aplicaciones que ayudan a traducir idiomas o a acercarse a la geografía, la ortografía o las enciclopedias. El auténtico problema de esta resistencia al uso del smartphones en las aulas es que la web no sólo es un medio más de comunicación, sino que se trata de una revolución que, de la misma forma que ya ha cambiado la medicina, las finanzas, los transportes o el turismo, afectará y transformará en muy poco tiempo a la educación.
Hoy, en numerosas profesiones, los cambios son tan radicales que un profesional de antaño, como por ejemplo un cirujano, no sabría ni cómo empezar a trabajar en un quirófano actual. Por el contrario, en determinadas aulas de la actualidad, un profesor de antaño se adaptaría con mucha facilidad. Esta idea, muy comentada en determinados medios, no suele ser aceptada por muchos profesionales de la educación, que creen que se trata de una burda comparación. Y sin embargo hay mucho de cierto en ello. La escuela del futuro —que ya ha comenzado— será de tal naturaleza que un imaginario profesor de mitad del siglo XX no la reconocería ni sabría qué hacer en ella.
Introducir la competencia digital en la escuela es algo tan importante que va más allá de que aprendan conceptos o sepan manipular imágenes. Hoy la web es ya el más potente medio de información y de comunicación, superior a todos los demás. Cualquier información que ahora un niño reciba o pueda recibir en su smartphone es el resultado de algoritmos cuidadosamente elaborados que filtran los mensajes, los comparan, eligen los más adecuados para su perfil, son reactivos con todas las nuevas informaciones, se modifican a medida que el niño va reaccionando ante las imágenes o las informaciones que recibe y, además, como todo aquello que los algoritmos filtran está de acuerdo con los gustos particulares de cada usuario y con sus preferencias, aquéllas le resultan placenteras. Los algoritmos matemáticos previamente utilizados en la web regulan sus gustos, sus actos y sus preferencias.
Naturalmente, en una época en la que las más abyectas mentiras se repiten hasta que se convierten en verdades; en un tiempo en que los individuos se hallan absolutamente desprotegidos frente a las grandes corporaciones que financian las mentiras; en unos momentos en que las noticias falsas inundan las redes, la única forma de poder resistir es conocer cómo se han configurado los algoritmos reguladores de todo ello. Ello implicaría que desde la escuela se enseñara a nuestros niños y niñas el proceso por el cual llegan las informaciones a nuestros smartphones. Ésta es una de las fórmulas más eficaces para que nuestros jóvenes y adolescentes puedan luchar contra el adormecimiento del pensamiento critico. ¿Será esto posible?
Joan Santacana Mestre (Calafell, 1948) es arqueólogo, especialista en museografía y patrimonio y una referencia fundamental en el campo de la museografía didáctica e interactiva. Fue miembro fundador del grupo Historia 13-16 de investigación sobre didáctica de la historia, y su obra científica y divulgativa comprende más de seiscientas publicaciones. Entre sus trabajos como arqueólogo destacan los llevados a cabo en el yacimiento fenicio de Aldovesta y la ciudadela ibérica y el castillo de la Santa Cruz de Calafell. En el campo de la museología, es responsable de numerosos proyectos de intervención a museos, centros de interpretación, conjuntos patrimoniales y yacimientos arqueológicos. Entre ellos destaca el proyecto museológico del Museo de Historia de Cataluña, que fue considerado un ejemplo paradigmático de museología didáctica.
Como siempre, muy interesante y estimulante. También los adultos necesitamos conocer y combatir el adormecimiento del pensamiento crítico. Muchas gracias.