Crónicas ausetanas

Vuelve la Europa del Este

Xavier Tornafoch explica sobre el regreso de un término que, después de 1989, se rehuía utilizar.

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A principios de los años noventa del siglo pasado, el historiador francés de origen húngaro Henry Bogdan publicó un libro que bajo el explicito titulo de Historia de los países del Este analizaba el pasado de los Estados que se acababan de emancipar de la tutela soviética, considerando las relaciones de todo tipo que habían tejido entre todos ellos y la manera en que estas habían condicionado sus características políticas, económicas e incluso culturales. En aquellos tiempos, presentar de forma más o menos homogénea al mundo que habitó al otro lado del Telón de Acero empezaba a ser considerado un pecado mortal. Nadie quería pertenecer a lo que durante mucho tiempo se llamó el Este. Los unos querían ser de la Europa central (checos, croatas, eslovenos, eslovacos, húngaros), los otros se consideraban bálticos (polacos, estonios, lituanos, letones) y algunos balcánicos (macedonios, albaneses, serbios, montenegrinos). Por su parte, Bulgaria y Rumania querían ser definidos no tanto por su ubicación geográfica como por su historia y su tamaño. Era una época en que era urgente dejar atrás el pasado soviético y resituarse en esa nueva Europa que ya podían abrazar. Sin embargo, había rémoras que no se superaban tan fácilmente, algunas de las cuales venían de antes de la segunda guerra mundial.

La primera vez que fui a la República Checa me sorprendió comprobar que las magníficas autopistas alemanas morían a cierta distancia de la frontera checa y que se entraba al país por carreteras que parecían una comarcal de las que comunican pequeños pueblos en España. Lo mismo sucedía si entrabas a la Alta Austria desde el sur de Bohemia. Se estaban construyendo las autopistas, de eso se encargaban grandes empresas alemanas, pero la realidad era que el Telón de Acero, aun derribado el Muro de Berlín, estaba ahí. Existe un documental muy interesante sobre el movimiento de los ciervos que habitan en los bosques que hay entre Baviera y Bohemia. Los naturalistas demuestran que esos animales, cuyas costumbres nómadas los llevan de aquí para allá, no traspasan los lugares en los que antiguamente existían las barreras que separaban la República Federal de Alemania de Checoslovaquia, y eso que esas vallas ya no existen: se trata de campo abierto donde podrían circular sin ningún impedimento. Su instinto los frena exactamente frente a la antigua frontera. Incluso la fauna, como demuestra esta estupenda cinta cinematográfica, se vio afectada por la división europea a partir del 1945.

Durante mucho tiempo, la Europa del Este simplemente no ha existido. No había ningún interés en revivir un concepto que automáticamente nos retrotraía a la guerra fría. Sin embargo, desde hace unos años, este concepto vuelve a utilizarse. De repente, algunos analistas se han dado cuenta que sus estudios geopolíticos necesitan esa ubicación geográfica para ser entendidos, también desde un punto de vista histórico. El libro de Bogdan vuelve a estar de moda. La guerra en Ucrania ha sido el punto álgido de este cambio de rumbo, ya que la opinión pública occidental ha descubierto la complejidad del país, su historia y las tormentosas relaciones con su poderoso y peligroso vecino ruso. Ahora sabemos que el occidente ucraniano es sensiblemente diferente del oriente. Que existen numerosas minorías nacionales en el país:  griegos, búlgaros, moldavos, rumanos, hebreos, polacos, armenios, bielorrusos, húngaros, tártaros. Que la mitad de la población tiene como idioma materno el ruso, incluido el propio presidente Volodímir Zelenski.

Esta complejidad es la que explica el historiador francés en su libro. Es una de las características de los países del Este. En esa parte de Europa, cada Estado alberga un muestrario de minorías nacionales y lingüísticas. Es por esa razón, que la agitación nacionalista y autoritaria que se vive ahí es tan peligrosa. El populismo de extrema derecha ya gobierna en Hungría, Polonia, Eslovenia y Chequia. Además, existen movimientos irredentistas, populistas, ultraderechistas o directamente fascistas de cierta importancia en la mayoría de países del Este. La agenda de esos gobiernos, y de todos esos movimientos, es preocupante en los social y democrático; y en un futuro no muy lejano podría serlo en lo territorial. De momento el oso ruso, afectado del mismo mal que el resto de la Europa del Este, ya ha dado el primer zarpazo, mientras que los serbios de Bosnia empiezan a manifestar su descontento con el sistema federal que se les impuso para poner fin a la guerra que devastó Yugoeslavia hace treinta años. Las aguas de la Europa del Este vuelven a estar agitadas. La Unión Europea podría ejercer un papel apaciguador, pero no acaba de encontrar su lugar en estos tiempos difíciles, ni en este asunto ni en muchos otros.

Si uno relee el libro de Henry Bogdan comprueba, no sin cierto pesimismo, que muchas de las cuestiones que allí se abordan y que atravesaron la historia de esa parte del mundo durante el siglo XX, vuelven a estar encima de la mesa. El nacionalismo y el autoritarismo, con otros nombres y con otros rostros, han vuelto. Uno se pregunta si el desmontaje del sovietismo se hizo, como se vendió públicamente, en favor de la libertad, el pluralismo y la democracia o en favor, exclusivamente, de la economía de mercado y de la acumulación capitalista más salvaje. Al cabo de treinta años, parece ser que el descontento ha vuelto a situar a esas sociedades, y no sólo a esas sino también a las occidentales, al borde del abismo fascista. Estoy seguro de que la historia se repite, ahora bien, no tengo tan claro que una vez lo haga como tragedia y la otra como farsa.


Xavier Tornafoch i Yuste (Gironella [Cataluña], 1965) es historiador y profesor de la Universidad de Vic. Se doctoró en la Universidad Autónoma de Barcelona en 2003 con una tesis dirigida por el doctor Jordi Figuerola: Política, eleccions i caciquisme a Vic (1900-1931). Es autor de diversos trabajos sobre historia política e historia de la educación y biografías, así como de diversos artículos publicados en revistas de ámbito internacional, nacional y local, como History of Education and Children’s Literature, Revista de Historia Actual, Historia Actual On Line, L’Avenç, Ausa, Dovella, L’Erol o El Vilatà. También ha publicado novelas y libros de cuentos.

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