Crónica

De una política pequeña en un Gijón grandón

José Manuel Sariego publica un florilegio de escritos sobre quince años de política municipal gijonesa, del que ofrecemos el comentario preliminar y la grabación de su presentación.

/ por José Manuel Sariego /

La gran política comprende las cuestiones vinculadas con la fundación de nuevos Estados, con la lucha por la destrucción, la defensa, la conservación de determinadas estructuras orgánicas económico-sociales. La pequeña política comprende las cuestiones parciales y cotidianas que se plantean en el interior de una estructura ya establecida, debido a las luchas de preeminencia entre las diversas fracciones de una misma clase política.

Antonio Gramsci

El Estado es demasiado pequeño para los grandes problemas de la vida y demasiado grande para los pequeños problemas de cada día.

Daniel Bell

Hace ya la friolera de cuarenta años escuché decir a Jesús Sanjurjo que las gentes de izquierdas éramos un tanto ágrafas. Tenía razón, aunque tampoco él predicara con el ejemplo, dicho sea, al paso, del político a quien más y mejor consideración profesé.

Confieso que, en mi caso, el gusanillo, la licencia de escribir me acompañan desde edad temprana, aunque el ejercicio de la escritura lo haya practicado a trompicones, a borbotones, como a retazos. Lo cierto es que otorgo y dispenso a la palabra escrita un miramiento reverencial, quizás impresionado por aquellas frases tan contundentes de los libros sagrados que resuenan en mi cabeza desde pequeño: «lo escrito, escrito está» o «y el verbo se hizo carne» o «palabra de Dios» o «una palabra tuya bastará para sanarme».

De hecho, el documento que ahora entrego constituye un florilegio de escritos seleccionados, una compilación de artículos (publicados en periódicos locales los más, inéditos algunos) tamizados, depurados todos por livianos arreglos cosméticos o aderezos veniales, que tratan de la política pequeña circundante con el Gijón grandón, agrupados por orden cronológico con la intención de situarlos en contextos temporales capaces de facilitar su adecuada comprensión, aunque me da que al ritmo de una noria que se me antoja antiquísima.

Por otra parte, las gentes que nos ubicamos en la mano que antes se señalaba nos llenamos la boca en cada reunión (y mira que nos reunimos) con la imperiosa conveniencia de trazar relatos políticos de lo realizado en el pasado, de lo que se hace en el presente y de lo que planificamos para el futuro. Y casi nunca trasladamos de la boca a los papeles aquellos reiterados y redondos propósitos, ni conseguimos disciplinar la tarea ordinaria bajo el simple esquema narrativo de presentación, nudo y desenlace que conceda sentido y consistencia a la gestión política, de forma que, referida, contada, se entienda mejor.

Pues bueno, al revisar los parcos resultados del vicio o pandeo que acabo de airear, me dije que era momento de llevar la contraria a Suso Sanjurjo y descubrí, además, que los textos elegidos se aproximaban, bien que de lejos, a un relato político (atropellado, abigarrado, eso sí, pero relato político al fin) que ofrece datos y muestra claves de las preocupaciones y obsesiones del autor, que aborda asuntos y cuitas más o menos relevantes que, en cierto modo, explican algunos rasgos de la intrahistoria y la evolución del concejo de Gijón (Asturias, España, Europa y casi el mundo mundial no quedan al margen, claro) durante una veintena larga de años (1997-2021). Un manojo de artículos compuestos desde la perspectiva, las manías, la particular visión de un socialista militante que desempeñó responsabilidades públicas y orgánicas.

Si bien los cargos encomendados cesaron a finales de 2012, la mochila política nunca se vacía, cual insondable saco; se acarrea de por vida, de tal forma que, con posterioridad, seguí irrumpiendo, de cuando en vez, en los medios de comunicación escritos por una causa o por otra (y continuaré haciéndolo mientras mantenga el aliento). Pero convenía ponerle freno al recopilatorio y aproveché, para echarle el candado a esta entrega, que en el primer semestre de 2021 se produjo mi trasvase a la jubilación activa y se me acumuló un tiempo muerto pandémico.

A lo largo del pretendido relato fue cayendo gente que, de una u otra forma, me acompañó en el recorrido político y vital, y cuya desaparición me impactó. Es lo que tiene sobrevivir por azar a otros congéneres con los que compartí, de cerca o de lejos, la vida militante en las organizaciones socialistas de estas tierras. En algunos casos, aquellos golpes —sus muertes— se convirtieron en necrológicas que me pareció oportuno incluir como apéndice a esta publicación. No sabría razonar por qué compuse estos obituarios y no otros. Lo que sí determiné fue no datarlos ni ordenarlos temporalmente en este accesorio documental porque sus protagonistas aparecen revueltos e inmortales en mi memoria. Y así me gusta que perduren.

Unos pocos escritos llevan aparejada una posdata con el propósito de facilitar el recuerdo de lo que allí se narra o con la juguetona y mera intención de apostillarlos. En otros pocos, se pueden rastrear huellas de las aportaciones de Efrén Viejo de la Guerra, Gonzalo González Espina e Iván Álvarez Raja; los dos primeros, directores de la Agencia Local de Promoción Económica y Empleo que me correspondió gestionar un tiempo en calidad de concejal; el tercero, secretario de organización en dos de las tres comisiones ejecutivas de la Agrupación Socialista de Gijón que encabecé.

Quizá quede por aclarar en estos preliminares que mi criterio a la hora de elegir los textos responde más a convicciones e intuiciones estilísticas que a sesudas o profundas reflexiones sobre teorías y praxis políticas (aunque alguna habrá caído, digo yo). Es decir, he escogido aquellas composiciones que se portan aún como fogonazos o que contienen, al menos, una chispa entre las cenizas. Aquellas que rescoldan, que queman un poco, que escuecen una pizca. Tampoco descarten los presuntos lectores alguna soflama que otra, de todo punto inevitable en digresiones y refriegas políticas.




José Manuel Sariego Martínez (Santibáñez de la Peña, Palencia, 1954), más conocido por su dedicación a las tareas políticas como concejal, diputado regional y dirigente del partido socialista gijonés, ha publicado dos libros en los que se entremezclan reflexiones y comentarios derivados de aquella actividad junto a textos más intimistas: La ciudad y la memoria que se me escurren entre los pliegues de la rutina (La Productora, 2004) y Desusado estuche de mi memoria (Trea, 2013). En 2015 publicó en Trea su primera, decidida, neta incursión en los inabarcables territorios de la república literaria: Los reinos tristes de Acilina.

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