Pensamiento

De narraciones y relatos

Lo más fundamental para organizar un grupo social o para transformarlo es disponer de los oportunos relatos o narraciones. Un artículo de Guillermo Quintás.

/ por Guillermo Quintás /

Largas han sido las horas dedicadas al estudio de la literatura en nuestros años de bachillerato. En todos ellos se ha reproducido un esquema que era aplicado a cada uno de los autores: no sólo solo el título y el contenido de las principales obras, sino que debíamos conocer si el autor había mantenido un estilo a lo largo de su vida o bien cabía destacar la existencia de distintos estilos, coincidiendo con épocas concretas de su producción y vida. A tal cambio era preciso asociar la obra en la que se fraguaba ese cambio. En cualquier caso, debíamos describir el estilo, la forma en que escribía. El recuerdo de aquellos años de estudio nos permite evocar las más curiosas situaciones: aquella, por ejemplo, en la que el recuerdo de los temas de las principales obras no estaba acompañado del recuerdo y precisión descriptiva del estilo. Forma y contenido venían a ser las dos categorías organizadoras de aquellos textos y aprendizajes; el hilemorfismo también tenía su aplicación en la literatura. Es más, el aspecto creador y la genialidad del autor era supuesto, destacado o enfatizado con mayor o menor intensidad. En cualquier caso, esa capacidad de introducir un orden y forma determinadas, evocadas con la expresión creación literaria parecía venir arrastrado semánticamente desde el ámbito y uso del término creación, tal y como se usa en contextos teológicos. Si un acto libre de Dios explica el origen del orden del universo y su forma, también un acto creador del espíritu del artista da razón del producto final. La ciencia nueva de Vico urde todos los elementos precisos para dar consistencia a esa caracterización de la obra literaria. Un tercer aspecto ha caracterizado este aprendizaje de la literatura: el ámbito de la literatura, el ámbito de la acción, aparece claramente disociado de cualquier connotación de valor. Belleza y valor parecen perfectamente disociables.

Este escaso bagaje conceptual ha sido reiterado a lo largo de años. A la vez, nuestra enseñanza primaba hasta el exceso aquellas ciencias que lograban la formulación de leyes. Cuanto más se primaba el valor de tales ciencias y más se  distinguía a quienes las desarrollaban, más se reducía la valoración que nos cabía hacer del ámbito narrativo. Es más, la historia también se nos dice que, al igual que otras ciencias, se justificaba en razón de un método y, por seguirlo, ganaba la consideración de ciencia, defendida con mayor o menor fervor. Por ello, toda vinculación con lo narrativo era orillada.  Y esto era clave en nuestra formación. Hoy lo sigue siendo.

Frente a tales prácticas conviene recordar que lo más fundamental para organizar un grupo social o para transformarlo es disponer de los oportunos relatos o narraciones. Tanto Platón como Aristóteles han hecho de este tema una de sus prioridades. Hoy, dentro de una cultura de la imagen, lo fundamental no es ser propietario de la máquina, ser propietario de los medios de producción, que permite desarrollar un producto, sino serlo del canal que permite crear una imagen asociada a ese producto; imagen que, en definitiva, se soporta sobre una narración que se difunde a través de los media y que representará el valor añadido de ese producto o prenda. Contra las apariencias más fuertes y presentes en nuestra tradición, el ámbito de la narración nos muestra su verdadero rostro cuando nos percatamos de las razones sobre las que se asienta la primacía que nuestra tradición le ha debido reconocer en la medida en que conforma grupos sociales, favorece la generalización de opiniones y moviliza a los individuos. Una vez más, recuperar a un clásico se convierte en el medio más adecuado para analizar la consistencia de profundas y enraizadas convicciones.

Si nuestra formación ha resaltado que los ámbitos del saber teórico y del práctico respetan la lógica demostrativa, debemos ahora seguir a Aristóteles en el análisis del ámbito narrativo cuya lógica debe ser indagada; la vigencia y poder de las narraciones invitan a ello. Este análisis de la narración ha de llevarse a término siguiendo a P. Ricoeur en Tiempo y relato, pues sus tesis también nos permiten considerar aspectos fundamentales que se refieren a la justificación del discurso histórico.


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Guillermo Quintás Alonso (Gradefes, 1944), doctor en filosofía, obtuvo el Premio Extraordinario de Doctorado por la Universitat de València con una tesis dirigida por el Dr. Fernando Montero Moliner. Ha impartido clases de filosofía en enseñanza media y de filosofía moderna en la Universitat de València. En su faceta editorial, ha formado parte del equipo de lectura de prestigiosas editoriales y ha sido director de colecciones como «Leyendo… », «Filosofía. Las propuestas en sus textos» o «Educació. Materials». Autor de numerosos artículos y conferencias integradas en seminarios de distinto signo, siempre ha asociado sus reflexiones a la edición de textos clásicos.

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