Arte

Faustino Ruiz de la Peña: la apelación al misterio

El artista asturiano (Oviedo-Uviéu, 1969) continúa con su propuesta artística con una nueva serie de pinturas de sus espacios melancólicos, poblados por casas, ruinas y criaturas inquietantes, donde su figurativismo radical, casi fotográfico, empieza a entablar un diálogo con otras formas de expresión cercanas a la abstracción.

Faustino Ruiz de la Peña persiste en su empeño de apelar al misterio del paisaje, sus criaturas y sus cosas. Lo hace ahora con una nueva entrega, Blue Thunder (Galería Arancha Osoro, Oviedo-Uviéu), una propuesta de su persistente interrogación sobre si el arte aún es capaz de trasladar al espectador la emoción y la reflexión necesaria sobre nuestra existencia. Este triste (¿o quiere decir azul?) trueno, que da título a la nueva serie de pinturas de Ruiz de la Peña, es una invitación a recorrer las geografías de la desolación que han hecho de la obra del artista asturiano una propuesta singular de la sentimentalidad norteña a la que pertenece. Ahora, en un paso más, se extrema y amplía su obra con piezas en las que los espacios suburbiales o boscosos, los edificios y ruinas, siguen presentes, pero donde la presencia de los seres vivos no consiste sólo en sombras o huellas: son ya realidad presente. Sabíamos que los pájaros era la forma elegida por Ruiz de la Peña para recordar que la desolación, pese a sus despojos, sigue siendo vida. Fue introduciendo otros animales (ciervos, cerdos…), pero son esos caballos y perros, de artesana precisión en el dibujo, con los que ha dado el salto creativo, pese a perdurar sus metáforas de las ruinas, con sus casas ruinosas y cobertizos destartalados, de clara estirpe faulkneriana. El avance logrado ahora por Faustino Ruiz de la Peña es que sigue apelando al paisaje, a la captura de sus misterios, pero lo hace no sólo con la figuración extrema: también con las herramientas de la abstracción. Ahí están esas piezas duplicadas, donde los caballos de preciso dibujo comparten el mismo espacio con la mancha y la veladura. María Martínez Vallina se ha encargado de explorar estas nuevas geografías creativas de Faustino Ruiz de la Peña.

Faustino Ruiz de la Peña

 


Blue Thunder

/por María Martínez Vallina/

Faustino Ruíz de la Peña (Oviedo-Uviéu, 1969) se licenció en Bellas Artes en la Universidad de Salamanca en 1992, pero su decisión por labrarse un futuro laboral en el ámbito educativo dilató un sentimiento inevitable; su necesidad creativa. Especializado en pintura, sus años de aprendizaje estuvieron marcados por la motivación de los resultados y posibilidades que le ofrecían las distintas técnicas impartidas. Durante todo este tiempo, sus prioridades plásticas transitaron en un terreno experimental donde el dibujo siempre estuvo presente.

Consecuente con su realidad, Ruiz de la Peña prorrogó sus exigencias artísticas y finalmente expuso su primera individual en 1999. En este período, influenciado por la pintura de Cy Twombly, el artista continuó los estudios de la materia en una práctica dominada por geometrías y abstracciones de marcados fondos neutros y expresivos trazos. Poco a poco, personajes solitarios empezaron a emerger, en una clara declaración del gusto por la anatomía, representados con sinuosas posturas y pronunciados escorzos.

Estos años permitieron que el artista se embarrara en un juego entre dibujo y materia donde la figuración se impuso por su propio peso. La obtención de varios premios regionales dio el impulso necesario para que el artista evidenciara una identidad plástica incuestionable.

Sus obras contienen una memoria que él mismo transforma haciendo propio todo aquello que ve y que vive. Una pintura fotográfica que capta momentos, detalles e instantes que se congelan y permanecen inertes en una realidad que continúa el espectador. En el tanteo del proceso, la narrativa trasciende de lo visible a lo oculto en forma de paisajes desiertos o nevados, casas deshabitadas y criaturas que se abren paso en las instantáneas. Escenas estáticas, atmósferas contenidas y gamas cromáticas, de tonos oscuros, son trabajadas con repetidas veladuras y manchas que borra y vuelve a colocar. Su atracción por la lejanía lo separa consciente de los contornos opacos, los detalles de escenas y los contrastes de luces y sombras.

Faustino Ruíz de la Peña crea mundos que franquean del tenebrismo del barroco español al cine de suspense americano. Para Blue Thunder, el artista presenta sus ya característicos paisajes dominados por cielos abiertos y plomizos, espacios melancólicos y casas inquietantes donde los animales entran y salen de los encuadres a su antojo. A pesar de la quietud, hay un movimiento turbador que acompaña una especie de susurro emitido por la propia naturaleza de los alrededores. Las secuencias, envolventes, conviven cargadas de un realismo influenciado por las pinturas sugestivas de Michaël Borremans y por el lenguaje innovador de Orson Welles.

En la pieza Gang, nos introduce en el cuadro a través del gran uso de la profundidad de campo, donde logra atraparnos en cada plano y nos hace partícipes de lo que pueda ocurrir. Sin embargo, en su regocijo por la perfección técnica, en esta ocasión sus protagonistas salen del cuadro y se dejan llevar en la evolución evidente de una pintura que sigue su curso. Perros que vagan sobre fondos indefinidos y fluidos y caballos que evocan el retrato ecuestre en la exaltación de la propia pintura y el color. La precisión en sus óleos queda patente en la expresión y el deleite de las razas más reconocidas del mundo equino, como el pura sangre o el majestuoso caballo árabe.

Las sombras discretas y sutiles sobre fondos neutros elogian la estética del animal frente a la del hombre. Un paradigma de belleza que bebe del sublime Whistlejacket de George Stubbs, reproducidos con gran cuidado y realismo en un palpable estado natural. Una vez más, se revela su fascinación por la morfología en composiciones elegantes y ambientes sosegados. Pinceladas abigarradas y prietas, que destacan un exquisito refinamiento de las texturas, se confrontan con la sustancia más pura de la experimentación plástica.


Galería de pinturas

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María Martínez Vallina (Oviedo-Uviéu, 1985), licenciada en historia del arte, se ha especializado en el campo de la museografía y la museología orientado a la educación del público y a la difusión del arte. Actualmente compatibiliza su trabajo como ayudante en la Galería Arancha Osoro con la gestión de comisariados y la elaboración de textos destinados a la divulgación del arte y artistas asturianos.

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