Crónicas ausetanas

El asesinato de Humberto Delgado, el general sin miedo

Xavier Tornafoch relata la historia del asesinato Humberto Delgado, el 'general sin miedo' que, volviéndose en contra del régimen que había contribuido a instaurar, representó en Portugal un precedente de la Revolución de los claveles.

Crónicas ausetanas

El asesinato de Humberto Delgado, el general sin miedo

/por Xavier Tornafoch/

Las dictaduras ibéricas del siglo XX —la de Salazar en Portugal y la de Franco en España— tenían algunas cosas en común. Quizás la más esencial de todas ellas fue la persecución feroz de cualquier disidencia u oposición organizada. Ahora bien, había elementos que distinguían a ambos sistemas autoritarios. En España existía una ficción corporativa, disfrazada de democracia, que ofrecía la posibilidad de nutrir a las corporaciones locales con elementos elegidos por un sufragio restringido a los cabezas de familia. La realidad era que los Ayuntamientos estaban férreamente controlados por los gobernadores civiles. Por otra parte, en Portugal el ordenamiento legal del Estado Novo preveía la elección popular del presidente del país, figura más o menos protocolaria que se supeditaba al primer ministro, cargo que ocupaba permanentemente António de Oliveira Salazar. Las presidenciales portuguesas, como las municipales españolas, eran elecciones monitorizadas por el poder, hasta el punto de que los candidatos sospechosos acostumbraban a ser intimidados, a veces directamente inhabilitados.

En este ambiente opresivo, llegó la renovación presidencial del año 1958. El candidato oficial, el almirante Américo Thomaz, se disponía a ocupar el puesto sin demasiados sobresaltos. Pero ese año surgió un contratiempo: un distinguido general decidió competir con Thomaz. Su nombre era Humberto da Silva Delgado. Este militar era el creador de la moderna fuerza aérea portuguesa, fundador de TAP, la primera línea aérea comercial de Portugal, y antiguo agregado militar en Washington. El general Delgado, ante la ruina social y económica del país, se había apartado de un régimen que él, como miembro del ejército, había contribuido a instaurar en 1926. Decidido a oponerse al candidato oficialista, y con la firme voluntad de ganar la elección, expresó su deseo de destituir a Salazar si llegaba a la presidencia. Esto último lo confirmó públicamente ante un grupo de periodistas que le preguntaron qué haría con el dictador si alcanzaba la presidencia. El candidato opositor contestó sin titubear: obviamente, demito-o (obviamente lo hago dimitir). Ahí empezaron sus problemas.

La campaña electoral reunió a miles de personas en todo el país que acudían a sus mítines para escucharlo, aunque la policía salazarista ponía toda suerte de impedimentos, incluyendo detenciones arbitrarias. Al final, un fraude masivo impidió la victoria de Delgado, que obtuvo un meritorio 24% de los sufragios, y el almirante Thomaz se convirtió en el nuevo presidente de Portugal. En cualquier caso, Oliveira Salazar no quedó satisfecho con la victoria de su candidato y ordenó a la PIDE, la policía política del régimen, que controlara al general rebelde, que decidió exiliarse ante el acoso del que era objeto.

Humberto Delgado

En el exterior, Delgado inició un extenso periplo que lo llevaría a Brasil, Roma, París y Argel para intrigar contra la dictadura, a la que estaba convencido que sólo se podría derrotar con un levantamiento militar. Buscó la complicidad de militares del interior y de opositores exiliados con la intención de articular un directorio antisalazarista. Los servicios secretos de la dictadura advirtieron pronto los movimientos de Delgado y se infiltraron en su entorno. Además, idearon una estrategia para atraerlo a la frontera hispanoportuguesa con la intención de detenerlo. El engaño surgió efecto y un comando de la PIDE se citó con él en Villanueva del Fresno, una localidad fronteriza de la provincia de Badajoz. El 13 de febrero de 1965, el grupo de infiltrados se reunió con el general en un descampado de Los Almerines, un lugar apartado sólo frecuentado por contrabandistas que estaba a escasos seis kilómetros de la frontera. El encuentro concluyó con su muerte y la de su secretaria, la brasileña Arajaryr Canto Moreira de Campos. Sus cuerpos fueron arrojados a una fosa en el camino de Malos Pasos, perteneciente a la finca de Encinas del Espinar, y no fueron recuperados hasta el mes de abril del mismo año, cuando dos niños del pueblo, José Feijoo Almeida y José Felipe Porras Cayero, los encontraron en avanzado estado de descomposición.

Los detalles de las dos investigaciones que se abrieron para esclarecer los hechos, una en España y la otra en Portugal, han sido estudiadas por el profesor extremeño Juan Carlos Jiménez Redondo, que ha publicado dos excelentes obras sobre este caso. Aunque la desaparición y muerte del general y su secretaria causaron indignación en Europa, el caso acabó en nada, lo mismo en España que en Portugal. Su cuerpo fue enterrado en una sobria tumba del cementerio de Villanueva del Fresno. El encargado de averiguar los entresijos del caso del lado español fue el comisario Antonio Viqueira, famoso por haber resuelto algunos de los incidentes criminales más conocidos de la época. Por otra parte, el juez José María Crespo Márquez consiguió descubrir la mayoría de pormenores del crimen, pero no fue capaz de conseguir la extradición de los acusados, por lo que el día dieciséis de diciembre de 1966 hizo públicas las conclusiones y archivó el sumario. Finalmente, también se abrió un proceso en Italia a instancias de la familia de Delgado por la implicación de un ultraderechista italiano llamado Ernesto Maria Bisogno en la trama que condujo al asesinato del general. Este proceso se eternizó, con una instrucción lentísima que se resolvió a principios de los años noventa sin ningún resultado tangible. El juez instructor se limitó a constatar que uno de los agentes portugueses había tenido contactos con la ultraderecha italiana y que utilizaba el nombre falso de Mario Carvalho, subrayando que no tenía pruebas contra él.

La rehabilitación definitiva del personaje no se produjo hasta el triunfo de la revolución de los claveles en abril del 1974. Entonces, su cuerpo fue exhumado y trasladado con todos los honores al Panteón Nacional, recibiendo sepultura con dignidades de mariscal del ejército portugués. En Portugal, no así en España, se reabrió el caso y los integrantes del comando responsable de su asesinato fueron condenados a diversas penas, aunque seis de los ocho procesados lo fueron en rebeldía. De hecho, el autor material del crimen, un agente de la PIDE llamado Casimiro Monteiro, antiguo voluntario en la División Azul, escapó a la justicia, huyendo a Mozambique y después a Sudáfrica, donde murió sin haber dado cuenta de sus actos.

Años más tarde, uno de los nietos del general, Frederico Delgado Rosa, escribió una biografía de su abuelo en la que aporta numerosos detalles desconocidos. Sin embargo, fue la película de Bruno de Almeida Operaçao Outono (2012) la que contribuyó a acercar el personaje a la opinión pública lusa, ofreciendo una explicación rigurosa del caso a través de la gran pantalla. Contrariamente, en España, donde se cometió el asesinato, después del archivo del sumario se corrió un tupido velo sobre el caso que ni tan sólo la recién democracia se atrevió a levantar, ya que el principal sospechoso de organizar el crimen, Antonio Rosa Casaco, el jefe del comando operativo de la PIDE que llevó a cabo esta acción, abandonó Portugal el 27 de abril de 1974, pocos días después de la Revolución de los Claveles, para refugiarse en España, donde vivió hasta 2002, sin ser extraditado, a pesar de que  la justicia portuguesa lo intentó en 1998. En aquel momento la Audiencia Nacional consideró que los delitos de los que se le acusaba habían prescrito, lo cual le permitió volver a Portugal e instalarse en Cascais donde falleció el 6 de julio de 2006.


Xavier Tornafoch i Yuste (Gironella [Cataluña], 1965) es historiador y profesor de la Universidad de Vic. Se doctoró en la Universidad Autónoma de Barcelona en 2003 con una tesis dirigida por el doctor Jordi Figuerola: Política, eleccions i caciquisme a Vic (1900-1931) Es autor de diversos trabajos sobre historia política e historia de la educacción y biografías, así como de diversos artículos publicados en revistas de ámbito internacional, nacional y comarcal como History of Education and Children’s LiteratureRevista de Historia ActualHistoria Actual On LineL’AvençAusaDovellaL’Erol o El Vilatà. También ha publicado novelas y libros de cuentos. Además, milita en Iniciativa de Catalunya-Verds desde 1989 y fue edil del Ayuntamiento de Vic entre 2003 y 2015.

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