/ por Marina Egea Samper /
La intermedialidad tecnológica supuso todo un cambio para la literatura. Los conceptos venidos de Internet añadieron nuevo vocabulario y auguraron una nueva forma de creación literaria. Términos como narrativa hipertextual, literatura transmedia o escritura colectiva supusieron un pastiche de posibilidades comprendidas bajo el hiperónimo de ciberliteratura. Pero ¿qué hemos llegado a considerar como ciberliteratura y qué no? ¿Todo vale? Este artículo se acerca al hilo de Twitter publicado en agosto de 2017 por Manuel Bartual titulado: Todo está bien. La propuesta acabó siendo un muy buen ejemplo de ciberliteratura, por lo que es interesante ver qué recursos se han creado, en este caso, tras la afloración de esta narrativa hipermedia.
Con formato tuit, Bartual se expresa en primera persona y discurso directo para contarnos cómo su periodo vacacional se está volviendo incómodo: alguien le observa. El juego verídico-ficcional que transmite gracias a la documentación gráfica de los espacios que recorre hace que unas diez publicaciones más tarde su número de seguidores aumente de 16.000 a 194.000. Sus tuits se llenan poco a poco de comentarios y, gracias a la opción de compartir, los usuarios lo trasladan a otras redes sociales como WhatsApp, Facebook o Telegram.
El desarrollo dramático avanza en paralelo a la presentación de las acciones y la intriga se ve nutrida del recurso hipertextual, elemento capital de la ciberliteratura. Los espacios en blanco propios del nivel narrativo se llenan con el enlace que, en su caso, resulta fotográfico. Las múltiples referencias adicionales y complementarias añadidas bajo los tuits facilitan el despliegue de un universo de ficción tan bien urdido, que colabora a la credibilidad del texto que estamos leyendo.

Gracias a los hipervínculos gráficos nos sumergimos en la persecución del protagonista de forma lineal. Vemos cómo le entran en la habitación, el mensaje oculto en el rollo de papel de baño e incluso el duplicado de su propia tarjeta. Todo avanza en un continuo hasta que nos vemos obligados a reformular la trama al descubrir que quizás este perseguidor sea el propio protagonista. El plot-twist o punto de extrañamiento reside en la cuestión de la propia identidad del Bartual. ¿Fue él quien hizo de perseguidor-perseguido?

Viendo la cantidad de recursos metamediales que emplea para la confección del hilo, queda bastante claro por qué en otro formato el desarrollo del texto de Bartual quedaría invisibilizado y menos completo a nivel constructivo. Para entenderlo mejor, comparémoslo al texto de Alban Orini (2014) titulado Mis whatsapp con mamá.

Intentar amoldar el hilo en un medio tradicional generaría lo que denominaríamos postnovela, algo como una: narrativa impresa híbrida. Esta razón, casi antiestética con la que la juzgaríamos hoy en día es lo que reivindica la capacidad ciber de la concepción de un texto. Aun así, hay que ir con cautela, puesto que tampoco podríamos catalogar de narrativa intermedial a un usuario que publica poemas sacados de una antología o desgrana las obras de autores ya fallecidos en la red.
La clave recae en la preconcepcióndel medio empleado para tal trabajo. Los tuits póstumos de un autor, los ebooks, PDF, etcétera, serían ejemplos de texto planocon modificación de formato, tal vez una literatura 2.0, carente de la complejidad intermedial.
En este sentido, como apunta el propio Bartual en una entrevista para el periódico Abc un año después de su éxito, la composición del hilo estaba absolutamente premeditada y pensada bajo los criterios de a) las limitaciones formales de Twitter, b) la disponibilidad de recursos que tenía estando de vacaciones (móvil, ordenador y wifi).
Como curiosidad y con relación a la estructura establecida por Twitter, 280 caracteres más la posibilidad de añadir enlaces, vale la pena mencionar una relación con un antiguo medio analógico: la narrativa enforma depliegos de cordel.Previos a la novela por entregas, los pliegos eran historietas de tirada a cuatro que semanalmente aparecían en mercados. Un remake mayor fueron las novelas por fascículos o el famoso to be continued del mundo cinematográfico. Tirando del hilo, nunca mejor dicho, se puede pensar en una cuerda simbólica que pretende recoger todos los tuits. Esta cuerda, dado el grosor de los comentarios añadidos, no podría doblarse para encuadernarla como un libro convencional o, en el caso de que se pudiera, quedaría una compilación aparatosa y poco estética.

Entonces, a los más partidarios en mantener intacto todo el contenido intermedial, nos surge la siguiente pregunta: ¿Dónde recoger estas ciberhistorietas sin pérdida de formato ni contenido? Bienvenidos a la Hiloteca.
La ferviente y nueva forma de expansión artística a través de Twitter dio paso a un proyecto impulsado por el propio Manuel Bartual en el que se recogen los hilos de carácter narrativo más compartidos y populares. La hiloteca funciona como una ludoteca convencional que reúne las creaciones virtuales sin alterar ningún contenido de los usuarios de esta red. En la parte lateral izquierda tiene un catálogo a modo de índice que, ordenado por temática, despliega los hilos intactos de retuits, megustas o comentarios recibidos.
Sin duda, ante otro tipo de formato se necesitan nuevos recursos de almacenaje. El ejemplo más actual y contemporáneo es la multitud de adaptaciones de formato en teatro, conciertos, reuniones de amigos, etcétera, que la situación de cuarentena nos está obligando a emplear. Reinventar soportes e intentar no encorsetar las nuevas formas a las viejas es dar cabida al avance tecnoliterario que propicia, sin duda, nuevas formas de narrativa aumentada.

Marina Egea Samper es graduada en lengua, cultura y literatura por la Universidad de Salamanca.
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