Mirar al retrovisor

El patrimonio arqueológico y la zona deprimida de la cultura

Joan Santacana argumenta la importancia de musealizar los yacimientos arqueológicos de tal manera que ayuden al visitante a imaginarse las sociedades de las que son resto, con algunos ejemplos de Austria, Alemania y otros países más allá del Rin como modelo a seguir.

/ Mirar al retrovisor / Joan Santacana Mestre /

Los yacimientos arqueológicos, en el fondo, son despojos del pasado; lugares en donde la vida se ha detenido. Cuando los arqueólogos los exhuman, van extrayendo la tierra estrato a estrato, siguiendo el orden inverso al de su deposición. Lo que solemos ver en una excavación, una vez terminada, son restos de basamentos de edificios, conducciones de agua inutilizadas, tumbas que han sido saqueadas o vaciadas de su contenido y restos de las innumerables actividades a las que los humanos nos hemos dedicado. A veces, cuando excavo un yacimiento imagino que es como si allí hubiera habido un gran happening, en donde un grupo de personas hubieran bailado, comido, gozado, sufrido, peleado o trabajado y, al final, hubieran quedado los restos abandonados, sepultados por el tiempo.

Yo nunca sabré lo que allí ocurrió de verdad. Quizás sepa cómo era el hábitat cuando fue utilizado hace miles de años. Podré saber también donde encendieron el hogar; quizás descubriré dónde tiraron los restos de la comida, en qué lugar trabajaban el cuero, la madera, el metal o la piedra, y por supuesto, podré conocer cómo enterraban a sus difuntos. Pero me resultará imposible descubrir realmente lo que cantaron la última noche, las melodías que tarareaban, su angustia ante la llegada de intrusos, a quién amaban y odiaban.

A quien visite el yacimiento, puede que yo le explique cómo me imagino que era; puede incluso que le dé a conocer los años aproximados en los que sus moradores encendían los hogares cada noche en invierno, pero la vida, lo que allí ocurrió, solo lo podrá suponer si le hago comprender el ambiente en el que se desarrollaba la existencia de la gente que habitó el lugar. Para que un visitante pueda imaginar la cotidianidad que transcurría en aquel lugar, hoy desojado de toda señal de vida, yo tendría que mostrarle algún dibujo, una maqueta o una infografía del lugar. A fin de facilitar esto, en algunos yacimientos, los arqueólogos, después de años de investigación, se han atrevido a realizar propuestas hipotéticas de cómo era el lugar y las han materializado in situ, es decir, sobre los basamentos exhumados han levantado los muros; han rehecho los techos e incluso han colocado en las alacenas réplicas de vasijas como las halladas en la excavación.

El visitante puede así hacerse una idea de cómo pudo ser la vida en aquel lugar hace miles de años. Resulta fácil elucidar lo que es posible realizar en aquel lugar y lo que jamás pudo ser. Un ejemplo entre otros: en Austria, cerca de Viena, se puede visitar, a orillas del Danubio, una ciudad romana, la vieja Carnuntum, que fue capital de la provincia romana de Panonia; allí podemos disfrutar de las reconstrucciones parciales realizadas sobre algunas construcciones, como la casa del mercader Lucius Maticeius Clemens, reconstruida en el año 2006 sobre sus cimientos originales siguiendo técnicas de arqueología experimental. También se han hecho recreaciones de las estancias destinadas a la recepción de invitados de una gran mansión. La de las termas públicas de la ciudad es realmente espectacular, ya que se ha recreado incluso el sistema del hipocausto, dando lugar a las únicas termas romanas existentes en el mundo con un funcionamiento igual que el de hace dos mil años.

Parque arqueológico de Carnuntum (Austria)

En el Parque Arqueológico de Xanten, en Renania del Norte-Westfalia (Alemania), cerca de la frontera con Holanda, ocurre algo similar, puede verse el campamento de Castra Vetera, utilizado por la Legio VI Victrix. Pueden contemplarse las máquinas de guerra en perfecto estado de funcionamiento, el anfiteatro —que está en condiciones de uso—, un triclinium, unas termas y la puerta fortificada de Burginatium. Por supuesto, la lista posible no acaba aquí: son centenares los yacimientos arqueológicos que al norte del Rin están presentados al público bajo esta fórmula: en Suecia, por ejemplo, hay un fortín de la segunda edad del hierro Báltico en Eketorp, en la isla de Oland. Ni que decir tiene que el neolítico europeo así como la edad de los metales disponen de una buena red de yacimientos arqueológicos bien excavados durante décadas, reconstruidos y presentados al público siguiendo esta misma filosofía de intervención. Uno de ellos, Biskupin, en Polonia, que muestra un yacimiento de la edad del hierro perteneciente a la cultura lusaciana, cuya excavación permitió reconstruir una buena parte de este, es hoy el mejor lugar para comprender como era la vida en la época del Hallstatt.

¿Por qué les cuento todo esto? ¿Por qué resulta tan raro ver algo similar en nuestros lares? Les cuento esto para que se comprenda que la adquisición de una consciencia de patrimonio por parte de la ciudadanía no se improvisa: se requiere que los expertos en la gestión del patrimonio, los rectores de la política cultural que están en ministerios y en consejerías, comprendan que nadie ama lo que no puede comprender ni conocer. Para amar el patrimonio, es preciso poderlo comprender y solo mediante políticas culturales de este tipo se puede conseguir. La arqueología es un enorme recurso cultural y también turístico; pero este recurso solo será útil para la mayoría de los ciudadanos si somos capaces de tratar el patrimonio arqueológico como lo hacen al norte del Rin. De otra forma, la arqueología y el patrimonio seguirán siendo en nuestro país la zona deprimida de la cultura.

[EN PORTADA: Yacimiento arqueológico de Biskupin (Polonia)]


Joan Santacana Mestre (Calafell, 1948) es arqueólogo, especialista en museografía y patrimonio y una referencia fundamental en el campo de la museografía didáctica e interactiva. Fue miembro fundador del grupo Historia 13-16 de investigación sobre didáctica de la historia, y su obra científica y divulgativa comprende más de seiscientas publicaciones. Entre sus trabajos como arqueólogo destacan los llevados a cabo en el yacimiento fenicio de Aldovesta y la ciudadela ibérica y el castillo de la Santa Cruz de Calafell. En el campo de la museología, es responsable de numerosos proyectos de intervención a museos, centros de interpretación, conjuntos patrimoniales y yacimientos arqueológicos. Entre ellos destaca el proyecto museológico del Museo de Historia de Cataluña, que fue considerado un ejemplo paradigmático de museología didáctica.

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