Crónica

¿Invención de la tradición? Apuntes hacia una antropología de la Almossassa de Badajoz

La ciudad de Badajoz celebra estos días la fiesta de la Almossassa, que conmemora su fundación en el año 875. Reflexiona aquí Fernando Pachón sobre el origen, contenido y función social de esta celebración desde la perspectiva de la antropología cultural.

/ por Fernando Pachón Cárdeno /

La Almossassa de Badajoz, Almossassa Batalyaws (literalmente, «la Fundación de Badajoz») o simplemente Almossassa, es una festividad de otoño o finales de verano celebrada anualmente durante un fin de semana en la ciudad de Badajoz, en conmemoración de la fundación por el rebelde andalusí Ibn-Marwan y el pasado musulmán del enclave. A grandes rasgos se trata de una feria-mercado medieval (imaginación del Medievo, en este caso un zoco orientalizante) como las muchas que se celebran en la Península a lo largo de todo el año, solo que, en lugar de representar el imaginario asociado a la Edad Media cristiana, explora la iconografía imaginada de la Edad Media musulmana y en menor medida el relato de las Tres Culturas. Durante el fin de semana de la Almossassa y los días que lo preceden se organizan diversos actos culturales, generalmente charlas y conferencias, pero también hay sitio para distintos tipos de representaciones, que giran alrededor de la historia medieval de la ciudad, la cultura musulmana, tanto pasada como contemporánea, el legado andalusí de la urbe y lo medieval en general.

Un aspecto peculiar de esta fiesta es que se celebra en asociación con otra localidad: Marvão. Marvão se sitúa al otro lado de la Raya, ya en Portugal, en la zona cercana a La Codosera. Como se puede adivinar por su nombre, este enclave fue fundado también por Ibn-Marwan poco después de Badajoz en su rebelión contra el emirato cordobés (el mismo nombre del pueblo es una evolución portuguesa de Marwan y su pronunciación, nombre primero del lugar). Con el mismo espíritu de querer celebrar una fiesta fundacional, este pueblo portugués celebra una semana después que Badajoz su propia Almossassa, la Almossassa Marwan, con estrecha colaboración entre ambas ciudades. Una festividad multisituada.

Como toda festividad que goza de vida, se da por hecho que ocurre y se entiende que su origen se pierde en la memoria, cuando no en la niebla de los tiempos. Sin embargo, la Almossassa es una fiesta muy reciente, no es ni siquiera de hace siglo y medio, de la época de los romanticismos y los nacionalismos, cuando se configuran y celebran los relatos sobre los orígenes de las comunidades: tiene poco más de veinte años. Las fiestas fundacionales de la ciudad se empezaron a celebrar en 1998 (¡1998!) por iniciativa civil y popular, auspiciada por la Asociación Amigos de Badajoz. Pese a su relativa novedad, la Almossassa de Badajoz es hoy una auténtica y plena tradición en el sentido de que:

· Se repite rigurosamente de manera regular en sus ciclos establecidos (salvo momentos excepcionales).

· Se entiende que tiene una forma e iconografías identificables que se renuevan en cada ciclo, en los que se pueden añadir o sustraer aspectos secundarios sin que eso suponga, para la mayoría de los participantes, una pérdida de integridad.

· Goza de una amplia popularidad, respeto y participación por parte de la comunidad a la que remite.

¿Podríamos hablar de la invención de una tradición, en el sentido en que hablaban Eric Hobsbawm y Terence Ranger? Para responder a esta pregunta se tendría que hacer una investigación más amplia y profunda, pues, a simple vista, no parece que se lea la Almossassa como proveniente de un pasado indeterminado, muy antiguo, para dar legitimidad a ciertos aspectos centrales de la imagen de la comunidad de pacenses y la ciudad de Badajoz. Aunque su celebración, por su carácter, remite al pasado y a los orígenes, la propia fiesta no se proyecta hacia esos tiempos míticos ,aunque se tiende a obviar su novedad. Si la antigüedad o sentido de antigüedad fuera lo definitorio de una tradición, la Almossassa no lo sería.

Un aspecto que se pasa por alto de la Almossassa es su carácter de fiesta de fin de ciclo. Se celebra en septiembre, rara vez en octubre, a mediados o finales de mes. Septiembre es para la gran mayoría de los pacenses el mes donde regresa el tiempo ordinario, se vuelve a la vida cotidiana como tal. Aunque en tramos distintos, estudiantes y trabajadores vuelven en este mes a su vida normal tras un periodo prolongado de inactividad ociosa (inactividad respecto a los ciclos productivos del modo de (re)producción capitalista). La actitud respecto a esta vuelta es, en general, gris y anodina. Así, alrededor de un hito, la fundación de la ciudad (pese a que se conoce el año de fundación, 875, pero no fecha concreta dentro de ese año), se cierra de manera ritual el ciclo de verano con una celebración que reproduce lo típico de las fiestas de verano (actividades al aire libre, masificación, vida callejera hasta altas horas de la noche, y si acompaña el buen tiempo…) pero que se sitúa en la reentrada del ciclo ordinario para algunas y en el periodo de reacomodamiento a la vida normal para otras. La Almossassa consagra septiembre como un mes liminal, una época de transición, en el ciclo anual de la vida social.

La cultura de la región es una cultura enraizada en el cristianismo católico. La mayoría de sus celebraciones y festividades están originalmente arraigadas a la religiosidad, popular o no, pese a que por las prácticas sociales dominantes ya no sea así (por ejemplo el Carnaval). Sin embargo, la Almossassa, no se enraíza en nada de esto, y tampoco surge como una respuesta laica que haga competencia temporal a una festividad religiosa anterior. La fiesta de la fundación de Badajoz es una fiesta puramente laica y cívica, como las celebraciones de la Primera República francesa, en las que se celebra la comunidad sin recurrir a ningún sistema religioso basado en la distinción entre el mundo natural y el sobrenatural (esto no quita la existencia de sacralidades y la división entre sacro y profano). La Almossassa es una fiesta civil y su surgimiento es ajeno a cualquier proceso de secularización, pues ya nació laica.

Pero los elementos religiosos están presentes al tratarse de una imaginación medieval, de recurrir a ese lugar imaginario de la fantasía musulmana orientalizante y querer hacer una apreciación y reivindicación del pasado andalusí de la ciudad, un pasado en el que la religión musulmana estaba integrada. Sin embargo, todo se trata de representar como una imagen estética vacía de contenido o bien como una faceta de un momento histórico determinado. Por la simple presencia de iconografía religiosa no podemos hablar un aspecto religioso en la festividad, del mismo modo que no diríamos que Neon Genesis Evangelion es una obra esotérica por la simbología que decide integrar como parte de su estética. La religiosidad tiene que ver con instituciones, relaciones sociales y cosmovisiones que en la Almossassa ni tienen lugar ni se expresan.

Podríamos plantear una hipótesis más y teorizar sobre las implicaciones funcionales de esta festividad para la política de esta ciudad. Podríamos hablar de si la Almossassa opera fácticamente como una pieza más de una estrategia de recuperación (muchas veces, una gentrificación directamente planificada, implícita o explícitamente) del casco antiguo de Badajoz, históricamente degradado y marginalizado desde hace varias décadas. La estrategia sería presentar el Casco Antiguo, sobre todo en su faceta nocturna, como un lugar que se desea visitar, en el que se puede hacer vida normal y cuya peligrosidad ya es cosa del pasado. Sin embargo, se termina por plantear el Casco Antiguo como mero cuasilugar que no va mucho más allá de la esfera del consumo, al girar la estrategia activa y abierta a toda la ciudad (y no solo al barrio) alrededor del consumo tipo feria o centro-comercial-de-día. La mercantilización rampante del Casco Antiguo y su caída en la unidimensionalidad como estrategia no es, claramente, culpa de la Almossassa, ni esta festividad es un plan gentrificador, pero la forma actual de su operatividad la sitúa como parte de estos procesos.

Por último, con la celebración dual activa en Badajoz-Marvão de sus fiestas fundacionales, que son simétricas tanto en forma como contenido, podemos plantear que las respectivas Almossassa funcionan también como manera de ahondar en el acercamiento y cooperación de ambos lados de la Raya.


Fernando Pachón Cárdeno (Badajoz, 1998) es estudiante de Antropología Social y Cultural en Sevilla, hortelano a tiempo parcial, amante de las cosas que no valen mucho y libertario porque no queda otra. Su blog es https://dererumpachoris.blogspot.com

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