/ Mirar al retrovisor / Joan Santacana Mestre /
Este es un país extraño en donde pueden ocurrir cosas muy raras. Yo le expliqué a Robert, un amigo neoyorquino que pretende que vaya a su ciudad un mes, que, en España, si te vas por el motivo que sea de tu casa, ya sea por causas laborales o de vacaciones, es posible que, aprovechando tu ausencia, haya personas que entren en tu vivienda, cambien la cerradura y se quedan a vivir en ella, sin que a tu vuelta puedas hacer nada al respecto. «Bueno —le explico—, puedes denunciarlo, pero pueden pasar meses e incluso años antes no recuperes tu casa». Él me replicó: «¿Y si llamas a la policía?». Le tuve que responder que no sirve de nada, dado que ningún policía entrará en la casa para echarlos de allí. ¡La ley les protege!
Finalmente, me espetó: «Bueno, ¡yo estoy armado, tengo un revólver! ¡Si quieres vengo y lo soluciono!». «Ni se te ocurra —le dije—, esto podría salirte muy caro en mi país. La única forma de afrontar este problema es que yo me dé cuenta antes de las 48 horas. En este caso, puede que la policía actúe y los desaloje». Le expliqué que los okupas, en este país, tienen manuales de ocupación de viviendas que explican cómo hay que hacerlo. Primero tienes que informarte sobre la propiedad, de quien es, si vive o no en la casa, si tiene familia, si se ha ido durante una temporada, etcétera. Si saben que la casa es de una entidad bancaria, lo tienen siempre más fácil, pero si es de un particular pueden hacerlo igualmente. Una vez sometida la vivienda a observación, ingresan en el interior, por una ventana o simplemente forzando la cerradura; luego rápidamente cambiarán la cerradura o incluso la puerta. Intentan no hacer ruido durante las primeras cuarenta y ocho horas, ya que este es el tiempo que tiene el dueño para echarlos si se hubiere dado cuenta. A partir de este momento, intentan dar de alta algún servicio o piden una pizza a domicilio; cualquier cosa que demuestre que ellos están dentro. A partir de este momento, la ley les protegerá.
Robert no entiende nada. Me pregunta si en España no tenemos documentos que acrediten nuestras propiedades, escrituras, recibos de luz, de agua, pago de impuestos, etcétera. Yo, naturalmente le digo que sí, pero que pagar impuestos no significa nada ante esta situación. Además, le explico que incluso es dudoso que les puedas cortar el suministro de agua. Solo puedes iniciar un largo proceso judicial, que puede durar un mínimo de seis meses, pero que no es raro que dure algún año; los costes del juicio y de los abogados, además, los tendrás que pagar, y no será barato, hasta que finalmente te devuelvan el inmueble. Además, te lo devolverán destrozado y deberás repararlo todo, pagando tú los costes. A los okupas difícilmente les pasará nada; simplemente, buscarán otra casa para ocupar.
El amigo me pregunta si no hay leyes que protejan la propiedad y le digo que sí: las hay, e incluso el Código penal tiene un artículo, el 245, que dice que «al que con violencia o intimidación en las personas ocupare una casa inmueble o usurpare un derecho real inmobiliario de pertenencia ajena se le impondrá, además de las penas en que incurriere por las violencias ejercidas, la pena de prisión de uno a dos años, que se fijará teniendo en cuenta la utilidad obtenida y el daño causado». La cara de incredulidad de mi amigo americano es indescriptible. Cree que estoy exagerando, que veo problemas en donde no los hay; no se cree que esto ocurra y que haya agujeros legales, porque en este caso, «¡los legisladores deberían actuar rápidamente!». Mi respuesta es que este problema no es nuevo, es viejo; hace años que esto ocurre y mucha gente contrata alarmas y empresas de seguridad no para que les defiendan de los ladrones, sino para poder actuar antes de 48 horas antes que caduque el tiempo de «consolidación de la ocupación».
Ante estos argumentos, me pregunta si esto es así en toda Europa. Le respondo que no, que hay países como Alemania —que fue en donde se inició este movimiento— en que las viviendas ocupadas son desalojadas por la policía a las 24 horas de la denuncia. En Francia el desalojo es inmediato y no se requiere, al parecer, ni siquiera una orden judicial. En el Reino Unido la ocupación de una casa es un delito penal y el desalojo es rapidísimo y en Italia es también muy ágil e incluso los que ocupan una casa han de pagar los daños si los hubiere. Pero España es diferente de todos estos países…
No, según él, no es posible comprender que esto esté ocurriendo. Yo renuncio a explicarle que ahora ya hay mafias que realizan ocupaciones exprés, con la finalidad de colocar a alguna familia de incautos dentro del piso o la vivienda, a los que les cobran dinero, para que luego el propietario les pague para que lo desalojen. Estas mafias son piadosas, ya que te cobran algo menos de lo que te costaría el desalojo legal. Esto ya no puedo explicárselo.
Nos hemos despedido y le digo que yo no iré a Nueva York en los próximos meses; él me mira fijamente y me dice: «Tú tienes que votar al partido político que quiera cambiar estas leyes». Me he quedado muy pensativo, ya que igual tiene razón, pero ¿hay algún partido político que quiera cambiar estas leyes de verdad? Yo quisiera que alguien que sepa de leyes me explique como es posible que esto ocurra y todo el mundo mire hacia otro lado. ¡Quisiera poder decirle a Robert que esto que le he explicado es una broma de mal gusto!

Joan Santacana Mestre (Calafell, 1948) es arqueólogo, especialista en museografía y patrimonio y una referencia fundamental en el campo de la museografía didáctica e interactiva. Fue miembro fundador del grupo Historia 13-16 de investigación sobre didáctica de la historia, y su obra científica y divulgativa comprende más de seiscientas publicaciones. Entre sus trabajos como arqueólogo destacan los llevados a cabo en el yacimiento fenicio de Aldovesta y la ciudadela ibérica y el castillo de la Santa Cruz de Calafell. En el campo de la museología, es responsable de numerosos proyectos de intervención a museos, centros de interpretación, conjuntos patrimoniales y yacimientos arqueológicos. Entre ellos destaca el proyecto museológico del Museo de Historia de Cataluña, que fue considerado un ejemplo paradigmático de museología didáctica.
Ya lo avisó Cioran, España le caía bien porque es un país de locos y místicos, no de personas desagradablemente razonables
Y todavía hay personas, y entre ellos políticos expertos, que no entienden por qué la extrema derecha cada día tiene más votos.
A mi també em recorda la verídica frase de “Spain is diferent !!” I dels milionaris negocis de les assegurances…