/ una reseña de José de María Romero Barea /
Tomando al Séptimo Arte como pretexto, el cineasta José Luis Garci (Madrid, 1944) no se limita a registrar la existencia en sus textos: la reconstruye («[La Habana es] una Arcadia quebrada, pero luminosa», escribe de la capital cubana en el artículo «Daiquirí»). Romántica, nada sentimental, la producción escrita del Premio Goya 1988 es prueba de que el esparcimiento popular sabe ser elevado. Al igual que la obra de su par el pintor Eduardo Úrculo, su prosa «nos colorea en primera persona del singular […] en presente continuo» («E. U. Confidential»).
Su literatura es una representación de la realidad; su cinematografía, una revelación de nuestras subjetividades. Sus libros, como sus películas, máquinas del tiempo donde se invoca el raro milagro de resucitar esencias, cualidad fantasmagórica que permea su más reciente colección de ensayos, anécdotas y reflexiones: El toque Lubitsch y otros roces (Reino de Cordelia, 2021. Prólogo de Noemí Guillermo).
Su cinematográfico impulso enlaza magias, formas de automatizar fantasías en un entretenimiento masivo que no es sinónimo de escapismo. El director de Asignatura pendiente (1977) entrelaza juegos de manos; corta y pega alquimias, trucos de cámara, médiumnicos resultados. Del creador de El crack (1981) podría decirse lo que él afirma de Orson Welles: «Es el reflejo de una era; la fotografía sin congelar de su tiempo, también el nuestro».
Cargada de afectos especiales, su fílmica pasión es una forma de responder a los cataclismos que nos asolan. Enmarca el director del programa televisivo Classics su proyección con ambas manos, abiertamente cinéfila, históricamente consciente de sí misma, al igual que «aquel hechicero austríaco [el cineasta Fritz Lang], graduado en Magia Negra, se llevó por delante todo lo bueno que atesoró la Alemania de Weimar […] nos da lo mejor de su obra a la luz de unas sombras prohibidas» («Dr. Mabuse vs. Dra. Guillermo»).
Lanza hechizos la voz en off, articula irreverentes dispositivos. Nos obliga el colaborador del programa radiofónico Cowboys de Medianoche a cuestionar la sed de validación externa que supura nuestro exhibicionismo. Su encanto mezcla planos, fondos, superposiciones: «Muy pronto se descubrió que aquellas fotografías en movimiento eran […] una religión inesperada» («Screen Wars»).
Su grafomanía rebobina la máquina del recuerdo a través de una memoria nada mecánica. Hoy que la visibilidad es una forma de autoestima y la autoexposición se ha vuelto viral, el humor del primer Oscar español por Volver a empezar (1983) sigue escapando a la pesadilla: «El “toque” Lubitsch […] es estar por encima de la muerte, vencerla con la risa […] La venganza de lo humano sobre nuestra ineludible pena de muerte».

José Luis Garci
Reino de Cordelia, 2021
128 páginas
13,95 €

José de María Romero Barea (Córdoba, 1972) es profesor, poeta, narrador, traductor y periodista cultural. Es autor, entre otras obras, de los poemarios Resurrecciones (2011), (Mil novecientos setenta y) Dos (2011) y Talismán (2012), que conforman la trilogía El corazón el hueco, primera sección a su vez del proyecto Poesía (qué si no). El primer libro de la segunda sección, Un mínimo de racionalidad, un máximo de esperanza salió publicado en 2015. Romero Barea también es autor de la trilogía narrativa Interrupciones, formada por Hilados coreografiados (2012), Haia (2015) y Oblicuidades (2016), y ha traducido los poemarios Spanish sketchbook, de Curtis Bauer (España en dibujos, 2012); Disarmed, de Jeffrey Thomson (Inermes, 2012) y Gerald Stern. Esta vez. Antología poética (2014). Además, colabora con reseñas, entrevistas y traducciones en publicaciones de ámbito nacional e internacional como El País (Babelia), Le Monde Diplomatique, La Vanguardia (Revista de Letras), Claves de Razón Práctica, Ábaco, Quaderni Iberoamericani, Quimera y Nueva Grecia, de cuyo consejo de redacción forma parte. Los volúmenes La fortaleza de lo ilegible (2015) y Asalto a lo impenetrable (2015) incluyen una amplia selección de su obra crítica.
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