/ Mirar al retrovisor / Joan Santacana Mestre /
La historia suele ser tozuda y nos demuestra que, en cualquier guerra, el peso de la economía es determinante. Y en esta guerra que sostiene la mitad del mundo contra la otra mitad, la balanza económica es muy clara. Si analizamos los cuatro grandes grupos político-económicos que están en liza, es decir, la Unión Europea, Estados Unidos, Rusia y China, las macrocuentas son fáciles de trazar.
En este sentido, lo primero que llama la atención es que el PIB de la Unión Europea y de Estados Unidos juntos es de más de 54 billones de dólares, mientras que el PIB de Rusia y China en el supuesto de que actuaran conjuntamente es de tan solo 18 billones de dólares, lo cual supone un 33%. Es decir, la suma de bienes y servicios de ambos bloques económicos es, sin duda alguna, favorable a la coalición euroamericana.
Pero si analizamos lo que ocurre con el mercado chino actual, veremos que China exporta a la Unión Europea por valor de unos 2.000.000.000 de euros al día, lo que supone un 15% del total de sus exportaciones. Tan solo el año pasado (2021), la Unión Europea compró a China por valor de 472.000.000.000 de euros y a Estados Unidos otros tantos 500.000.000.000; la suma de ambos mercados supone casi el 40% del total de la exportación china.
Por el contrario, cuando se analizan las exportaciones de China a Rusia, vemos que el total asciende a 68.000.000.000. Esta claro que China no puede permitirse perder el mercado euroamericano, dado que su economía está estrechamente vinculada a este mercado. Por el contrario, el mercado ruso es setenta veces inferior al mercado euroamericano. China jamás podrá prescindir de estos mercados de Occidente.
Finalmente, si se analiza el comercio ruso, vemos que mientras las exportaciones a Europa Occidental representan más del 37% del total de ventas al exterior, las exportaciones a China, es decir, lo que venden en el mercado asiático, no llega al 11% del total. Y aun cuando ahora Rusia quisiera vender su gas y su petróleo a China, no podría vender más de lo que vende, dado que no existe más que un solo gasoducto y en construir otro tardarán más tiempo del que tardará Alemania en construir plantas regasificadoras de gas natural licuado.
Estas cifras hablan por si solas. Pero a ello hay que sumar que el 88% de intercambios de divisas que se realizan hoy en el mundo se hacen con dólares, mientras que el yuan chino solo tiene un 4,3% de cuota de intercambio. Es cierto que esto puede cambiar en el futuro, pero no va a cambiar en una década.
A la vista de estas cifras, resulta difícil pensar que en esta guerra que la invasión de Ucrania ha desatado, en el terreno económico, Rusia tiene mucho mas que perder que lo que podría ganar. Podrá ocupar militarmente una franja menor o mayor de tierras ucranianas, pero difícilmente podrá sostener un conflicto tan gigantesco como el que ha desatado. Y por lo que respecta a China, por más que quiera mantener una cierta equidistancia aparente, también tiene pocas opciones reales. Incluso en terrenos que creemos que dominan, como el de los semiconductores, producen tan sólo el 6% del total mundial, mientras que la isla de Taiwan produce el 60%, es decir, diez veces más.
Ante estas evidencias, solo se me ocurre repetir aquella famosa frase que creo que dijo James Carville, el genial asesor de Bill Clinton, en 1992: «¡Es la economía, estúpido!». Ciertamente fue la economía lo que hundió al régimen soviético en 1991 y fue la economía la que derrotó a los Imperios Centrales de Alemania y Austria en 1918 y es la economía la que ha salido triunfando en todos los conflictos. Resulta paradójico que los herederos del materialismo histórico lo hayan olvidado. Una vez más, puede que el desconocimiento de la historia —en este caso de la historia económica— puede tener consecuencias fatales para quienes lo olvidan.

Joan Santacana Mestre (Calafell, 1948) es arqueólogo, especialista en museografía y patrimonio y una referencia fundamental en el campo de la museografía didáctica e interactiva. Fue miembro fundador del grupo Historia 13-16 de investigación sobre didáctica de la historia, y su obra científica y divulgativa comprende más de seiscientas publicaciones. Entre sus trabajos como arqueólogo destacan los llevados a cabo en el yacimiento fenicio de Aldovesta y la ciudadela ibérica y el castillo de la Santa Cruz de Calafell. En el campo de la museología, es responsable de numerosos proyectos de intervención a museos, centros de interpretación, conjuntos patrimoniales y yacimientos arqueológicos. Entre ellos destaca el proyecto museológico del Museo de Historia de Cataluña, que fue considerado un ejemplo paradigmático de museología didáctica.
No deja de ser curioso cómo el capitalismo mercantilista ha adoptado la singular visión de la historia de Carlos Marx, el cual veía en la economía la causa de todos los males y de todos bienes de este mundo
Como decía el emperador Carlos V (creo que fue él, pero no me haga mucho caso) refiriéndose a su primo el rey Francisco I de Francia:
Mi primo Francisco y yo estamos de acuerdo, los dos queremos Milán
Excelente texto, que muestra bien la locura de Putin (o su profunda estupidez). Los americanos han hecho todo lo posible para que cayera en la trampa de invadir Ukrania ante todo por una razón: para advertir a China de lo que le sucedería si invadiera Taiwan. El único enemigo de los EEUU, el único país que amenaza su liderazgo, es China, que ha comprendido muy bien el mensaje y no apoya en absoluto a los rusos (se dice incluso que hace presión sobre ellos para que acaben la guerra, porque está produciendo una nueva crisis económica que reduce las exportaciones chinas al resto del mundo). Ahora ha quedado muy claro que si los chinos invaden Taiwan el boicot mundial a sus exportaciones sería letal para su economía. La muy vieja idea de los comunistas rusos y chinos según la cual Occidente está en plena decadencia económica y moral, de que están divididos y son incapaces de reaccionar de manera conjunta y drástica, ha volado por los aires en dos meses. Ahora saben quién manda en el mundo y cuáles son las consecuencias de provocar a los EEUU y a Europa.
En el caso de USA fuera el responsable de la guerra (cosa que no creo, y que nadie puede demostrar, otra cosa es que sea buena para sus intereses, algo que todos los imperios tienen), eso no justifica en modo alguno las salvajadas realizadas por Rusia y no invalida el hecho de que se abandone a Ucrania.
Si Agustín; es muy probable que tu anàlisis sea el correcto
A principios de los años 90, después del colapso de la URSS, se formó una comisión entre Rusia y la OTAN para discutir la posibilidad de que aquella entrara a formar parte de la Alianza Atlántica
Sin embargo no fue admitida alegando que durante la guerra de Chechenia Rusia no había respetado los derechos humanos de los chechenos y alguna otra excusa
Habían olvidado lo ocurrido años antes en Vietnam o Corea o Camboya y Laos debido al terror de USA a que el comunismo se expendiera a más de diez mil kilómetros de su territorio.
Pero USA es país honesto, como habría dicho Marco Antonio si hubiera estado allí en lugar de estar en una tragedia de Shakespeare
Era el momento propicio para que el pueblo ruso, deseoso de acceder a la economía de mercado, propiciara una transición hacia formas más democráticas de gobierno
La OTAN no respetó su promesa de no ampliarse hacia países del antiguo pacto de Varsovia para ir enterrando las hachas de guerra y proceder a una paulatina mejora de relaciones menos beligerantes
Pero el aislamiento de Rusia unido al avance del pacto Atlántico fue de gran ayuda para que el autoritarismo se mezclara en la nueva Rusia con formas semiliberales de la economía capitalista
Por último Ucrania, bajo la batuta eminente de Zelenski se obsesionó con unirse a esa organización militar, no conformándose con recorrer el camino hacia la economía de mercado
En tales circunstancias, alguien como Putin inicia una guerra que como todas las guerras son uno de los grandes males de la humanidad
Otros ejemplos de jefes que han emprendido guerras más o menos gloriosas
Francisco Franco
Lindon B Jonhson
Fidel Castro
Simón Bolívar
Julio César
Alejandro Magno
Napoleón Bonaparte
Adolf Hitler
Suleimán el magnífico
Ciro de Persia llamado el Grande
José María el Tempranillo
Hernán Cortés
Francisco Pizarro
etc
Es evidente que cada guerra tiene para quien la emprende un motivo que la justifica, pero todas son igual de pérfidas en lo que se refiere al sufrimiento que provocan en la población civil e inocente
Había olvidado la honestísima guerra de Irak emprendida por Bush, Blair y Aznar en un arranque de heroísmo vengativo por la muerte de 3000 norteamericanos y el orgullo herido de un gran pais
Nadie impuso sanciones económicas a nadie
Antes, producir suficientes cosas era un problema. No teníamos suficiente comida, autos y artilugios. Así que el capitalismo que maximizó la producción fue genial.
Pero en la década de 1920 la producción se volvió suficiente. Las empresas podían ganar lo suficiente para vender a todos los que quisieran comprar. Así que hicieron varias cosas para aumentar el consumo: obsolescencia programada, crédito y marketing.
El objetivo de las empresas ahora no es hacer lo que la gente quiere, sino convencer a la gente de que compre lo que hacen. La mitad de la comida en los Estados Unidos se desperdicia. Las cosas están hechas para ser desechables y se tiran, agotando los recursos y contaminando el medio ambiente.
Lo que necesitamos es un sistema económico que haga lo que la gente necesita, no que busque crear demanda artificial y desperdicio.
está impulsado por el consumo y fomenta el desperdicio de recursos y el consumo excesivo.
Antes, producir suficientes cosas era un problema. No teníamos suficiente comida, autos y artilugios. Así que el capitalismo que maximizó la producción fue genial.
Pero en la década de 1920 la producción se volvió suficiente. Las empresas podían ganar lo suficiente para vender a todos los que quisieran comprar. Así que hicieron varias cosas para aumentar el consumo: obsolescencia programada, crédito y marketing.
El objetivo de las empresas ahora no es hacer lo que la gente quiere, sino convencer a la gente de que compre lo que hacen. La mitad de la comida en los Estados Unidos se desperdicia. Las cosas están hechas para ser desechables y se tiran, agotando los recursos y contaminando el medio ambiente.
Lo que necesitamos es un sistema económico que haga lo que la gente necesita, no que busque crear demanda artificial y desperdicio.