Estudios literarios

Leila Guerriero entre la realidad y la (no) ficción: ‘Teoría de la gravedad’ y ‘Zona de obras’

Un estudio de la escritora argentina, por Claudia García Morán

/ por Claudia García Morán /

Fotografía de portada: Leila Guerriero en la Feria Internacional del Libro de Santiago 2018, fotografiada por Rodrigo Fernández

Introducción. Leila Guerriero: mapa y territorio

En el terceto de uno de sus poemas más conocidos, la «Epístola moral a Fabio», escribía el poeta barroco español Andrés Fernández de Andrada los siguientes versos: «Un ángulo me basta entre mis lares,/ un libro y un amigo, un sueño breve,/ que no perturben deudas ni pesares». Salvando las distancias, así me he imaginado yo la escritura de Leila Guerriero: la búsqueda de un espacio, de un lugar, de un ángulo desde donde observar el territorio después de recorrerlo y vivirlo (Tejero Yosovitch, 2019: 67-101) y desde donde trazar el mapa que pudiera dar cuenta de él. El ángulo que imagino es físico, tangible, pero también es un ángulo mental, una perspectiva, una manera de mirar el mundo propia y original.

En Leila Guerriero confluyen perfiles personales, profesionales y literarios que, sin duda alguna, son de gran interés tanto desde el punto de vista estrictamente literario como desde el punto de vista del oficio. En esta autora argentina, en su narrativa de no ficción —en las crónicas, en los reportajes, en los perfiles o en las columnas—, se ponen de manifiesto, como trataré de exponer a lo largo de mi trabajo, algunas de las características más evidentes y consolidadas de las rupturas posmodernas en la literatura hispanoamericana (Fernández, 1995).

Leila Guerriero (Junín, Argentina, 1967)) es uno de los nombres fundamentales del nuevo periodismo latinoamericano. Destacado exponente del movimiento conocido como «Nuevos cronistas de Indias de América Latina» (Ventura, 2022: 292) junto a Martín Caparrós, Juan Villoro o Gabriela Wiener (Carrión, 2012; Cerda Montes de Oca, 2015), ha desarrollado una amplia labor en lo que Menéndez Mora (2021: 116) ha calificado como «periodismo discreto». A través de la práctica continuada de la escritura en géneros diversos, Guerriero ha destacado en la renovación de la crónica, a la que ha añadido modulaciones de la voz, mirada, subjetividad y autoficción (Bonano, 2020) y en la modernización (mejor posmodernización, podríamos decir) del perfil periodístico —tanto de artista como no—, «donde ha alcanzado las mayores cotas de excelencia y originalidad» (Del Río Anta, 2020a: 6) y que ha intensificado con recursos literarios (Del Riego Anta, 2020b) y con la interacción e interpretación de los relatos de los protagonistas.

Dada la complejidad de la obra narrativa de Guerriero, mi interés se centra en analizar el proceso compositivo de sus columnas, su configuración formal y referencial, su vinculación con el proyecto narrativo de la autora, su articulación y coherencia como forma breve, y la relación establecida por estos textos con los géneros literarios y los lectores, así como su caracterización dentro del paradigma de las rupturas posmodernas en el ámbito literario, político e ideológico.

Leila Guerriero: crónica, perfil y columna

Leila Guerriero representa de manera perfecta la labor del nuevo periodismo latinoamericano: un oficio periodístico sobre cuyo origen, desarrollo y presente ella misma ha reflexionado en numerosas ocasiones de una manera profunda y crítica, sin evitar los elementos negativos, sus miserias, sus deudas individuales y colectivas (Guerriero, 2017a; Guerriero, 2017b; Guerriero, 2022; Menéndez Mora, 2019; Soriano, 2020; Álvarez, 2022; ITESO, 2022). Convertida ya en una autora clásica y un referente del oficio, representa para la crítica y para muchos lectores, un modelo de compromiso con la escritura, con los individuos y con la sociedad (un compromiso que mantiene también en su obra de ficción, que queda fuera de nuestro análisis).

La trayectoria periodística de Leila Guerriero es amplísima y ocupa más de treinta años de labor ininterrumpida en publicaciones de muy diversa índole que, finalmente, encuentran su acomodo en colecciones en forma de libro, como es el caso de Frutos extraños (2020), que recoge una amplísima selección de sus crónicas y reportajes desde 1991. Efectivamente, las crónicas, los reportajes y los perfiles1 son los subgéneros periodísticos que le sirven a Guerriero para compaginar investigaciones muy profundas  —sin las cuales es muy difícil tener un texto— y una posición humana que prefiere los márgenes al centro. Como ella misma afirmó en una entrevista a Menéndez Mora (2019: 118): «Busco en general, no solo en el reporterismo, un estado de discreción total. Nunca hay que perder de vista que uno es el periodista y que no está ahí para ocupar el puesto del amigo confesional».

La labor como cronista de Leila Guerriero se concreta en textos de no ficción construidos con las herramientas de la literatura. Sin renunciar al componente estético, «la cronista no busca solo narrar, retratar, sino comprender» (Ventura, 2022: 296).

Donde Guerriero se muestra igual de certera es en la creación de perfiles lo más exactos posibles. La autora se muestra convencida de que «a través de un elemento crucial, su mirada,2 de su subjetividad, y de su interpretación construye en sus perfiles tramas posibles de vidas humanas» (Ventura, 2022: 293). Por otra parte, su mirada nunca se deja llevar a un plano excesivamente personal, ya que, en sus propias palabras: «Busco en general, no sólo en el reporterismo, un estado de discreción total. Nunca hay que perder de vista que uno es el periodista y que no está ahí para ocupar el puesto del amigo confesional» (Menéndez Mora, 2021:118).

Jorge Carrión la incluyó como autora fundamental en su conocido libro de 2012 Mejor que ficción: crónicas ejemplares junto a Juan Villoro, Sabrina DuqueJordi CostaAlberto FuguetAlberto Salcedo RamosEileen TruaxJuan Pablo MenesesJuanita LeónCristian AlarcónMarcela TuratiEdgardo CozarinskyMaye PrimeraMaría MorenoJulio Villanueva ChangJuan Gabriel VásquezFabrizio Mejía MadridCristina Rivera GarzaJaime BedoyaRodrigo FresánMónica BaróGuillem Martínez, Gabriela Wiener, Edgardo Rodríguez Juliá y Martín Caparrós. Diez años después, en el texto titulado «La intervención» (2022), que sirve de prólogo al libro de conversaciones entre Leila Guerriero y Ander Izagirre, el investigador y escritor catalán, después de insistir en que para Guerriero «la inspiración y las referencias pueden estar tanto en los datos y los testimonios como en el universo de las  artes» (2022: 11) y que es «una persona que se lee a sí misma sin piedad» (2022: 18), resume la labor de la escritora argentina en torno a los perfiles y las crónicas de esta manera:

«[…] los perfiles en los que se especializó nunca son estáticos, sino retratos nerviosos, en movimiento. Sus personajes no están quietos. Su visión de Ricardo Piglia, Fito Páez, Sara Facio, Idea Vilariño, Ricardo Darín o Nicanor Parra es la de alguien que gesticula, habla, camina, cambia; y es preciso encontrar un lengua adecuado para representar esa inquietud vital que lo define –que nos define. En sus tres crónicas más extensas quizá sea incluso más evidente esa voluntad de travelling lateral y uso de grúas para cambiar de pronto del primer plano al contrapicado: no se trata de fotografiar, sino de captar cinematográficamente los desplazamientos físicos y mentales del sujeto enfocado» (Carrión, 2022: 11)

«un viaje a la semilla del oficio de escribir»

En 2019, la editorial Libros del Asteroide publica un volumen con las columnas periodísticas que Leila Guerriero había venido publicando el diario El País.3 Aquí se recogen, sin seguir un orden cronológico sino temático4 muchas de sus columnas más importantes, una muestra más de su periodismo narrativo. Escribe David Amezcua (2019: 304): «La disposición de estas columnas no obedece al orden cronológico en el que fueron publicadas, sino que propone un itinerario inédito en el que Guerriero ensaya su personal teoría de la gravedad».

No le parece a la propia autora que estos textos breves sean, por ese motivo, menores en su obra narrativa. De hecho, cuando se refiere a ellos, explica que el trabajo es el mismo que el de los otros géneros que practica. Le respondía a Menéndez Mora (2021: 117): «Incluso para escribir las columnas de El País, que son cortas, hago un trabajo de búsqueda: veo, leo, pienso».

Gutiérrez Carretero (2019) ha destacado en este libro la presencia del yo, el subjetivismo, el precedente umbraliano, el memorialismo, el carácter literario de los textos, el paisaje emocional construido, los contrastes, la influencia de George Perec y de Lorrie Moore,5 la cotidianidad, la vida de pareja, las referencias constantes a otros escritores, el estilo, la interpelación a los lectores, la anáfora como recurso técnico, el detallado análisis de la realidad humana: «Mentiras que son verdades y verdades que son mentiras no importa, porque de lo que realmente se trata es de aquellos detalles nimios que, cuando se observan bajo la lupa que aplica la periodista argentina, se agrandan. Es la sensación de haber buscado y encontrado algo donde el lector no lo hubiera creído nunca por sí solo […]» (Gutiérrez Carretero, 2019: LXXXIV).

Por su parte, David Amezcua señala el «carácter fronterizo de la escritura de Guerriero» (2019: 304). En las trescientas veinte palabras, los veintiún renglones, el párrafo único que configuran la columna de El País6 se recoge una manera de mirar el mundo configurada no tanto en una poética de «crónicas íntimas»,7 sino «en una poética periodística que busca salir de los espacios habituales de la tragedia o lo marginal e indagar sobre otras zonas de la existencia, para deconstruir los territorios afectivos y las interdicciones emocionales del presente» (Forace, 2021: 169). En este mismo trabajo, Forace resumen de manera muy clara los contenidos del volumen:

«[…] para elaborar este libro Guerriero seleccionó aquellos textos redactados en primera persona y que discurrían por temas como la pérdida, el amor, el miedo, la muerte, la escritura, todos con un tono en apariencia personal e intimista. Es así que la constitución de este volumen manifiesta una intención compositiva que busca eliminar los elementos coyunturales que aparecían en las columnas para concentrarse en las reflexiones de una subjetividad» (Forace, 2021: 171)

Este giro subjetivo de las columnas es un signo más de la ruptura con una objetividad que parecía exigirse a este tipo de textos. De esta manera, la columna adquiere un carácter ficcional o autoficcional,8 quebrando de este modo los límites de los géneros e introduciendo en el discurso objetivo el giro de lo personal, convirtiendo la dura superficie de las fronteras genéricas en superficies porosas por donde se mezclan los textos. Esto es, por supuesto, un cuestionamiento constante de las normas y las leyes, de las autorías y las autoridades. Los conflictos de identidad se manifiestan en Teoría de la gravedad constantemente como elemento constitutivo del ser humano y no solo como algo pasajero:

«La periodista presenta una teoría de la escritura que se basa en “saquear” o “canibalizar” la propia vida, pero, evitando las derivas confesionales o terapéuticas y ocluyendo la lectura referencial; recoge esos materiales narrativos para ponerlos a dialogar con ciertos discursos y representaciones sociales que regulan nuestras prácticas y conductas personales siempre en relación con los otros» (Forace, 2021: 184)

De una manera similar lo explica Jorge Carrión (2022: 12):

«[…] la columnista —en cambio— ha convertido la autobiografía en un material escalable. Mediante procedimientos poéticos, Leila ha hablado en sus columnas […] sobre todo de su infancia en Junín, provincia de Buenos Aires, rodeada de pampa: ese paisaje “solo en apariencia inofensivo”. Y de algunas figuras magnéticas de aquellos años de iniciación y aprendizaje. Su padre, su madre, su abuela materna […]».

Conclusiones

Y para concluir, un apunte personal. Considero que las columnas de Leila Guerriero son un modelo en todos los sentidos para alguien que se inicia en el mundo periodístico o de la comunicación en general. Su particular modo de mirar la realidad, su capacidad para concentrar un párrafo tanta vida interior y exterior, su extraordinario uso del lenguaje coloquial y literario, su perspicacia a la hora de repensar asuntos cotidianos, su modo de crear perfiles siendo casi transparente para los entrevistados son rasgos muy inspiradores para la creación, el estudio y el oficio periodístico. Leila Guerriero en Teoría de la gravedad resulta ser un modelo de biografismo objetivo que no pretende retratar una realidad idealizada sino una realidad con todos los matices desagradables que trae consigo.

Se pregunta Pedro Mairal en el prólogo lo siguiente (2019:X): 

«Entonces este libro, ¿es periodismo o es literatura? En el caso de Leila Guerriero no se puede diferenciar un oficio del otro: son lo mismo. ¿Pero es ficción o es no ficción? Es ficción en la medida en que el yo es una construcción y contiene multitudes. Y es no ficción porque muestra con honestidad brutal justamente la construcción de esa primera persona. Ella se desarma y se arma varias veces en estas páginas. Siempre cae de pie después de la acrobacia. Y corre, por las calles de Santiago de Chile, de Buenos Aires. En carne viva».

Periodismo, literatura, ficción, no ficción… No importa en Leila Guerriero. Lo que importa es su escritura.

Bibliografía consultada

Álvarez, C. M. (2022). Entrevista a Leila Guerriero. Cuadernos Hispanoamericanos, 861. https://cuadernoshispanoamericanos.com/leila-guerriero/

Amezcua Gómez, D. (2019). Reseña de Teoría de la gravedad. Doxa Comunicación. Revista Interdisciplinar de Estudios de Comunicación y Ciencias Sociales, 29, 304-305. https://revistascientificas.uspceu.com/doxacomunicacion/article/view/477

Bonano, M. (2020). Las crónicas de Leila Guerriero y las modulaciones de la voz. Mirada, subjetividad y autoficción. Perífrasis. Revista de literatura, teoría y crítica, 11 (22), 100-111. http://dx.doi.org/10.25025/perifrasis202011.22.06

Carrión, J. (ed.) (2012). Mejor que ficción. Crónicas ejemplares. Anagrama.

Carrión, J. (2022). La intervención. En L. Guerriero y A. Izagirre, En el fondo la forma. Conversación entre Leila Guerriero y Ander Izagirre (10-14). 5W.

Cerda Montes de Oca, S. (2015). Perspectivas quijotescas en la crónica urbana actual. Colindancias: Revista de la Red de Hispanistas de Europa Central, 6, 101-116. https://colindancias.uvt.ro/index.php/colindancias/article/view/128

Del Riego Anta, M. (2020a). Nuevo periodismo latinoamericano: el género del perfil en Leila Guerriero [Tesis Doctoral, Universidad San Pablo-CEU]. http://hdl.handle.net/10637/12726

Del Riego Anta, M. (2020b). Recursos literarios empleados por Leila Guerriero en sus perfiles periodísticos. Doxa Comunicación. Revista Interdisciplinar de Estudios de Comunicación y Ciencias Sociales, 31, 187-205. https://doi.org/10.31921/doxacom.n31a9

Fernández, T. (1995). Posmodernidad y narrativa hispanoamericana actual. En La modernidad literaria en España e Hispanoamérica: actas del I Simposio Internacional de la Modernidad Literaria, en homenaje a Julio Vélez Noguera, 105-110.

Forace, V. P. (2021). Una poética periodística: paisajes sentimentales del presente en Teoría de la gravedad, de Leila Guerriero. Anclajes, XXV (3), 169-186. https://doi.org/10.19137/anclajes-2021-25317

García Rodríguez, J. (2017). Los relatos de Lorrie Moore o “Bob Marley haciendo quimioterapia”. En En realidad, ficciones (textos e imágenes en la ficción contemporánea: narrar y cómo). Septem, 33-42.

García Rodríguez, J. (2022). Modos del escribir excéntrico: ficción, fakeción y satisficción”. En F. Noguerol (ed.). Formas radicales: desafíos y rupturas en la literatura en español del siglo XXI. Peter Lang.

Guerriero, L. (2017a). Mi diablo. Revista de la Universidad de México, 160, 27-38. https://www.revistadelauniversidad.mx/articles/05e81570-b11c-458a-aa56-f609f9d0fb03/mi-diablo

Guerriero, L. (2017b). Un oficio adquirido. Artes de ensayo. Revista internacional sobre el ensayo hispánico, 1, 257-260. http://www.raco.cat/index.php/artesdelensayo

Guerriero, L. (2020). Frutos extraños. Alfaguara.

Guerriero L. (2020). Teoría de la gravedad. Libros del Asteroide. 2ª edición ampliada.

Guerriero, L. (2022). Zona de obras. Anagrama. Nueva edición revisada y ampliada.

Guerriero, L. y Izagirre, A. (2022). En el fondo la forma. Conversación entre Leila Guerriero y Ander Izagirre. 5W.

Gutiérrez Carretero, J. (2020). Reseña de Teoría de la gravedad. Castilla. Estudios de literatura, 11, LXXXI-LXXXV. https://doi.org/10.24197/cel.11.2020.LXXXI-LXXXV

Iglesias, J. (2022). Otra vuelta de tuerca (el periodismo de Leila Guerriero). Cuadernos Hispanoamericanos, 81, 16-19. https://cuadernoshispanoamericanos.com/otra-vuelta-de-tuerca-el-periodismo-de-leila-guerriero/

ITESO. Universidad Jesuita de Guadalajara. (5 de septiembre de 2022). Charla Con Leila Guerriero: Periodismo, literatura y paz. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=NQ1Zp01pKJ8.

Mairal, P. (2020). Prólogo: en carne viva. En L. Guerriero, Teoría de la gravedad (7-11).Libros del Asteroide. 2ª edición ampliada.

Menéndez Mora, A. (2021). El periodismo discreto. Entrevista con Leila Guerriero. Revista de la Universidad de Méjico, 9, 116-120. https://www.revistadelauniversidad.mx/articles/e13b7648-9796-4859-baec-ae449d23e98b/entrevista-con-leila-guerriero

Soriano, J. C. (2020). El periodista, además de escuchar y transcribir, debe usar otros sentidos. Entrevista a Leila Guerriero. Turia. Revista Cultural, 132, 281-293.

Tejero Yosovitch, Y. N. (2019). Miradas sobre el territorio: crónicas de Leila Guerriero y María Sonia Cristoff. Cahiers d’etudes romans, 38, 67-101. https://doi.org/10.4000/etudesromanes.8920

Ventura, L. (2022). Los perfiles de artistas de Leila Guerriero: las tramas en las versiones posibles de una vida. Doxa Comunicación. Revista Interdisciplinar de Estudios de Comunicación y Ciencias Sociales, 34, 291-305. https://doi.org/10.31921/doxacom.n34a1463


Notas

1 La tesis doctoral de Marta del Riego Anta (2020) es quizá el estudio académico más completo sobre la obra de Guerriero. Allí, además de numerosa bibliografía de y sobre la autora, podemos leer el siguiente párrafo, que resume lo que trato de explicar ahora: “Leila Guerreiro lleva ejerciendo el periodismo desde 1992. Pero es a partir de 2001 cuando empieza a especializarse en el género del perfil. En las dos grandes antologías dedicadas exclusivamente a su obra, Frutos extraños (crónicas reunidas 2001-2008) (2012, Alfaguara) y Plano americano (2013, Universidad Diego Portales), de la primera, de los 16 textos periodísticos, 13 son portales y tres, crónicas; de la segunda los 21 textos son perfiles. Si a estos sumamos los dos libros-perfil publicados por Leila Guerriero, Una historia sencilla (2013, Anagrama) y Opus Gelber (2019, Anagrama), se comprueba que la mayor parte de la producción periodística de Guerriero está dedicada a los perfiles, género en el que se ha convertido en una maestra (pp. 257-258)

2 «¿En qué consiste la intensidad de esa mirada? Creo que son muchas cosas, entre ellas: una curiosidad lateral de niña despiadada, una gran capacidad para analizar el comportamiento humano, una observación forense, la habilidad para volverse medio invisible por momentos, una conciencia permanente del tiempo, su ferocidad verbal y su poesía» (Mairal, 2019: VII).

3 Tres datos de interés: 1) si bien las editoriales que habían publicado otras obras de Guerriero en España habían sido Alfaguara y Anagrama, dos editoriales importantes y con buenos niveles de penetración en el mercado y de venta, este volumen lo publica Libros del Asteroide, una editorial independiente con prestigio, pero mucha menos presencia; y 2) existe una edición —muy poco— ampliada de 2021. 3). Del año 2022 es la edición revisada y ampliada de otro volumen de sus columnas, Zona de obras.

4 Esto provoca que algunas referencias cruzadas entre columnas no sigan un orden lógico causal y temporal. Son, en cualquier caso, menudencias sin mayor importancia.

5 La influencia de Lorrie Moore en el tono, el humor, la paradoja, la crítica social, la familia, la profundidad sentimental, etc. es muy evidente en Leila Guerriero. Ella misma se ha encargado de reconocer su filiación con esta autora en más de una entrevista. Por otra parte, la importancia de la obra de Lorrie Moore, sobre todo de sus relatos, está plenamente asentada en la crítica literaria. Puede verse, por ejemplo, el estudio de Javier García Rodríguez «Los relatos de Lorrie Moore o Bob Marley haciendo quimioterapia», en su libro En realidad, ficciones (textos e imágenes en la ficción contemporánea: narrar y cómo), Oviedo: Septem, 2027, pp. 33-42.

6 En 2019, Leila Guerriero deja de escribir su columna en el diario El País y trasladó su columna, casi doblando sus caracteres, a El País Semanal.

7 Así las denomina Virginia P. Forace (2021), algunas de cuyas ideas quedan aquí resumidas.

8 Por supuesto, no se trata en este trabajo de hablar de la autoficción como concepto. Pero parece evidente que es un concepto que se ha generalizado. Así lo expone Javier García Rodríguez cuando recuerdo cómo en la película Dolor y gloria de Pedro Almodóvar hay una conversación entre el protagonista y su anciana madre en la que esta le dice que no le gusta que saque a sus vecinas en sus películas, que no le gusta la autoficción. («Modos del escribir excéntrico: ficción, fakeción y satisficción», en Francisca Noguerol [ed.]: Formas radicales: desafíos y rupturas en la literatura en español del siglo XXI, Peter Lang, 2022.)


Claudia García Morán (Oviedo, 2003) estudia el doble grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid. Colabora con artículos y entrevistas en distintos medios digitales y programas radiofónicos.

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