«Lo mismo me preguntaba yo, lo mismo me preguntaré siempre mientras envuelto en llamas lucho por forzar el picaporte de esa puerta que no se abrirá nunca, y tras la cual escucho al viento de la noche que trae olor a sal, olor a mar, olor a pueblo, que sopla en la madrugada y recorre las calles de la ciudad donde viví, y en la esperanza de una vida que no viví». Un relato de Ramón García.