El proyecto musical de Fran Elías, líder de Modas Clandestinas en los años ochenta, volverá este otoño a los escenarios con Tívoli, su cuarto álbum de larga duración, y lo hará de nuevo en castellano tras su periplo inglés.

The Traveling Zoo, talento invisible
/ por Pablo Martínez Vaquero /
Facturar tres álbumes en cuatro años y seguir siendo prácticamente un desconocido es algo que le puede pasar a cualquiera en estos tiempos en los que hay más bandas que espectadores. Eso es exactamente lo que le ocurre a The Traveling Zoo . Cualquier otro, probablemente, ya hubiera arrojado la toalla, agotado de estrellarse contra el muro de la indiferencia, pero si de algo puede presumir Fran Elías es de una paciencia casi ilimitada. Además, este artista asturiano disfruta de un nutrido grupo de incondicionales repartidos entre Asturias, Madrid y Valencia: «Eso me anima, y también por ellos sigo haciendo cosas, videoclips… Pero sobre todo lo hago por mí, porque lo necesito». Fran Elías aprendió a amar la música a través de los Beatles, y en 1980 descubrió a The Clash y algo más tarde a Psychedelic Furs, Echo & The Bunnymen … y se acabó convirtiendo en un melómano de manual y en un músico icónico en su Asturias natal. Comenzó montando un grupillo en el instituto que hacía covers de los Beatles. Más adelante, quedó deslumbrado por el punk-rock y reconvirtió aquel grupo en una banda de punk, Lagoness, que tras una época de aprendizaje de la cool wave del post-punk, se convertiría en los legendarios Modas Clandestinas allá por 1982. Grabaron cuatro discos en los tres años siguientes y actuaron en la mítica sala Rock-Ola, llegando a codearse con los miembros de Radio Futura y Danza Invisible en la etapa del máximo esplendor de los tres combos. Tras disolver el grupo en 1986, con otro disco inédito en ciernes, Fran Elías pareció desaparecer del mapa musical, salvo algunas labores de producción a grupos noveles, pero no fue así: «Nunca dejé la música; es la música la que te deja a ti». Y puntualiza: «Seguí componiendo en mi casa, en mi pequeño estudio, hoy profesional». «Hay que ser fiel a lo que uno cree que debe ser», añade. Lo cierto es que, además de productor, Los Murciélagos en los años noventa, y de colaborar con otras bandas (La Huella, Soviet Sister…), fue compositor de música para obras de teatro y realizó otro exquisito proyecto personal, Mendigos, con los que llegó a la final del concurso de maquetas de Radio Asturias.
Con la llegada del nuevo siglo, Fran Elías alcanzó la plena madurez musical, algo que comenzó a reflejar en maquetas y posteriormente en sus propios discos. Primero se autoeditó Homework (2012), un gran trabajo del que cuenta que «Fue como una terapia personal que me sirve de liberación», me confiesa. «Al igual que el protagonista de Network se asoma a la ventana para decirle al mundo que está harto, yo me asomé a The Traveling Zoo para convertir la frustración en creación». Luego hizo lo propio con el premonitorio Invisible (2014): «Me quedó un poco esa sensación de decir ‘he hecho esto pero soy invisible para la sociedad’», reconoce con cierta resignación. Poco tiempo después, fichó por la disquera asturiana La Granja, que le editó el grandioso Science & Fictions, aunque las expectativas de promoción bajo un sello discográfico no se cumplieron: «Cuando las cosas salen mal no es cuestión de buscar culpables y encabronarse; hay que aceptar lo que viene como viene».
No obstante, hace unos meses nos sorprendía de nuevo con una bellísima adaptación al castellano del Heroes de David Bowie (vía Eduardo Benavente) que fue incluida en el E.P de tributo al legendario grupo post-punk español de los ochenta, Parálisis Permanente, un disco editado el pasado año por el sello valenciano Leningrado Records. Y a día de hoy, tras publicar a finales de 2016 el single Things we do for love, acompañado por un videoclip de animación de hermosa factura, Fran le da ahora una nueva vuelta de tuerca a su Zoo Ambulante con su cuarto álbum de larga duración, Tívoli, que verá la luz en otoño de este año. La principal novedad es que el inglés deja de ser el idioma oficial para ceder su sitio al castellano, alternando los textos propios con la resurrección del tándem que Fran Elías formó con Antonio de la Rosa, responsable de la mayoría de las letras de Modas Clandestinas. En palabras de Fran Elías, «Tívoli no será en realidad un disco sobre la nostalgia, sino todo lo contrario». Y añade: «se trata de ver adónde ha llegado mi ‘yo’ de hoy, desde la perspectiva de mi ‘yo’ de hace cuarenta años, cuando aún podía serlo todo porque todavía no era nada». Y como primer adelanto de Tívoli surgió un single de igual título, lleno de distorsión y guitarras afiladas que apunta a lo que hubiera podido ser el sonido de Modas Clandestinas si hubieran continuado con su evolución, acompañado de otro maravilloso videoclip, fabricado —como siempre— a coste cero, con imágenes de archivo, fotografías personales y un teléfono móvil. Inmediatamente después le siguió «1982», otra cristalina y agradable canción ilustrada con videoclip igualmente casero, un tema que, lejos de ser un ejercicio de añoranza, viene a simbolizar todo lo contrario, focalizado en el año que Fran Elías empezó a despegar en aquello que por entonces llamábamos panorama musical independiente estatal… ¿Será ésta —al fin— la apuesta ganadora de The Traveling Zoo? Fran Elías lo tiene bastante claro: «He dejado de obsesionarme con el reconocimiento», me asegura. «En un mundo en el que todo es tan efímero, en el que la gente se entusiasma por las cosas con la misma facilidad que las olvida, sólo pretendo escribir canciones que resistan el paso del tiempo, y que dentro de veinte años, si aún sigo aquí, no me produzcan ningún sonrojo», concluye. Lo cierto es que volveremos a estar ante otro gran disco. Veremos si ocurre como con los anteriores, destacados en blogs extranjeros como The Indiependent […] o Beehive Candy […] e inexplorados por la crítica especializada nacional, salvo contadísimas excepciones como Magazine. La cuenta atrás ya ha vuelto a empezar.
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