Handia, el gigante de los premios Goya

Estrenada el pasado 20 de octubre y reconocida con el Premio Especial del Jurado del Festival de Cine de San Sebastián, Handia está basada en hechos reales, concretamente en la historia de Miguel Joaquín Eleizegui Arteaga, más conocido como el Gigante de Altzo,, que vivió en el País Vasco en el siglo XIX. El 10 de julio de 1818 nació en la pequeña localidad guipuzcoana de Altzo un bebé llamado Miguel Joaquín Eleicegui Arteaga. Su infancia y adolescencia transcurrieron con normalidad, hasta que, a los veinte años, debido a una acromegalia (extraña enfermedad que se caracteriza por la secreción excesiva de la hormona del crecimiento), comenzó a crecer desmesuradamente. Por las marcas que aún se conservan en la iglesia del pueblo, se sabe que llegó a medir dos metros con 42 centímetros, y alcanzó un peso aproximado de 203 kilos. Su envergadura también era descomunal: 242 centímetros del extremo de una mano a la otra con los brazos en cruz. Sus pies tenían 42 centímetros.

Para explotarlo comercialmente, se formó una sociedad integrada por varios de sus familiares, y en marzo de 1843 se exhibió por primera vez en San Sebastián. Monarcas como Isabel II de España, Luis Felipe de Francia y Victoria I de Inglaterra lo tuvieron ante su presencia. Tras varios años de periplo, Miguel Joaquín regresó a Altzo y retomó su vida normal. Fue allí donde comenzó a sufrir unos achaques de salud que le provocarían la muerte el 20 de noviembre de 1861.  En la película, Martín regresa a casa tras luchar en la Primera Guerra Carlista y descubre que su hermano menor, Joaquín, ha crecido mucho más de lo normal, llegando la marca de su altura en las paredes de la iglesia hasta los dos metros y medio. Con la idea de hacer negocio de su estatura y alentados por la fama local que ya tenía Joaquín, ambos se embarcan en un viaje por Europa con el objetivo de ganar dinero por mostrar al hombre más alto del mundo.

En ese viaje se centra Handia —Grande en castellano—, que cuenta cómo Joaquín logra la fama a nivel local a causa de la acromegalia y su recorrido por Europa junto a su hermano y un promotor de espectáculos navarro llamado José Antonio Arzadun. En un principio, la idea de ambos es que Joaquín se haga famoso con un espectáculo de feria en el que aparezca vestido de turco o de general de la armada española, pero esta explotación de su altura, que le llevó a hacer espectáculos delante de la reina de Isabel II, termina por provocar grandes diferencias entre ambos hermanos.

Hasta la madrugada de este domingo, Handia atravesaba su particular invierno con la incertidumbre, o más bien la certeza, de ser una película que difícilmente se estrenaría en salas comerciales españolas fuera de Euskadi. Pero su exquisito gusto visual, la evolución realista de sus personajes, el montaje a partir de un rodaje a dos cámaras y una factura cinematográfica impecable, aventuraba un periplo artístico en festivales levantando los aplausos que se llevó en el Festival de cine de San Sebastián.
La crítica ha relacionado esta película con Vacas de Julio Medem, que también comienza su periplo histórico con las Guerras Carlistas, aunque Handia proyecta un dimensión política menos explícita, desde una órbita más sutil y enigmática.

Como ha escrito Javier Ocaña en su crítica publicada en El País el pasado mes de octubre, El mismo equipo de la citada Loreak, esta vez con Jose Mari Goenaga en labores de coguionista y producción, y con la incorporación de Arregi en la codirección, huye del biopic convencional de una figura insólita y se acerca a la magia casi poética del relato de superstición, enlazando así con la obra de otro gran cineasta vasco, el Pedro Olea de El bosque del lobo y Akelarre. En este caso, el bosque es un periplo por toda Europa «de un ser humano al margen del tiempo que le tocó vivir, un hombreelefante expuesto como atracción de feria en una época convulsa donde, finalmente, lo único inalterado es la tierra que le vio nacer y morir».

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