Mirar al retrovisor

Smartphones en los colegios: ¿distracción o herramienta?

Joan Santacana se ocupa en su columna 'Mirar al retrovisor' de un debate candente: ¿hasta qué punto los colegios y los institutos deben vetar el uso de los teléfonos móviles inteligentes a sus alumnos?

Mirar al retrovisor

Smartphones en los colegios: ¿distracción o herramienta?

/por Joan Santacana Mestre/

En la escuela en donde mi nieta, adolescente, estudia, le han prohibido el uso del smartphone. Muchas escuelas lo hacen y hay países, como Francia, en los que el ministerio correspondiente ha emitido directrices en este sentido. Se basan en supuestos diversos: en primer lugar, que distraen del auténtico aprendizaje; en segundo lugar, que son portadores de basura informativa. Se afirma que el fake Internet se infiltra en las aulas. Vamos a intentar reflexionar sobre este tema.

¿Ustedes saben lo que es el fake Internet? No, no se trata de hablar de las fake news, ni de las mentiras vertidas en Internet.  Esta expresión —fake Internet— se refiere a la aparición en la red de usuarios falsos; cuentas fantasmas que recolectan cookies falsas, páginas de Internet falsas y todo un mundo paralelo inexistente que se autogenera y en el que nada es verdad, excepto que se trata de basura publicitaria. A veces estas páginas falsas, estos falsos perfiles de usuario, infectan absolutamente las redes sociales de forma que llegan a superar en mucho al numero de usuarios reales. Todo esto mundo paralelo y falso, generado por robots, no es fácil de diferenciar del de los usuarios reales de la red. Los nuevos falsos usuarios de la red son capaces de dotarse de vida, simulan procesos copiando a sujetos con perfiles reales, generan patrones de navegación para aparentar usuarios reales, copian y pegan informaciones seleccionadas, etcétera. Los creadores de cuentas falsas, generadores de actividad en la red, tienen como objetivo aumentar el numero de seguidores —followers—para incrementar su fama. Es como utilizar todo esto en un absurdo concurso para alcanzar mayores cotas de popularidad. Todo ello hace que las visualizaciones de blogs, de cuentas de YouTube, se hinchen de forma desmesurada, aun cuando todo ello responda a un tráfico falso en la red. Las métricas de la red resultan de esta forma exageradas hasta lo increíble. Personas falsas, con cuentas falsas, utilizando noticias falsas, que a su vez generan campañas publicitarias falsas y que parecen pagadas por anunciantes falsos.

¿Por qué ocurre todo esto? ¿Por qué las redes —Facebook entre ellas— no intervienen y limitan este abuso? No lo sé, aun cuando imagino que es para poder vender más fácilmente su producto: el precio depende del tráfico que hay en la red y si este tráfico aumenta, aunque sea con robots, el precio sube.

Ante esta realidad incontestable y demostrable —según un largo artículo publicado en el New York Magazine titulado «How much of the internet is fake? Turns out, a lot of it, actually»—, nos preguntamos hasta qué punto es importante mantener a los jóvenes alejados de estas redes sociales. ¿Es deseable apartar a los niños y adolescentes de los smartphones? ¿Hace bien la escuela francesa en prohibir su uso en los centros escolares?

Muchos creemos que sería un absurdo tratar de crear en las escuelas unos entornos aislados del resto del mundo con la excusa que son generadores de fakes que distraen o que crean adicción. Creemos que prohibir el uso de las herramientas digitales en la escuela, en el museo o en la educación no es sólo un error: es una estupidez. ¡No podemos tener ordenadores y seguir dictando apuntes! Cuando en la escuela o en la Universidad seguimos viendo estudiantes que se preparan con apuntes, es evidente que el sistema no funciona; la vida no va al ritmo de los apuntes de clase.

Las nuevas herramientas existentes —con todos sus problemas— sirven naturalmente para desenvolverse en los medios científicos en un futuro inmediato; sin ellas no quedará nada. Es por esta razón que la tecnología debería estar incorporada en el currículo escolar en todos sus niveles. Hay que enseñar a buscar información, escogerla, cualificarla y analizarla críticamente a través de la web.

Por lo tanto, si definimos correctamente en qué ha de consistir la educación, los medios virtuales no pueden ser un enemigo de la escuela, sino todo lo contrario: han de ser nuestro aliado. El conocimiento se halla precisamente en el correcto uso del ordenador; en saber discernir críticamente entre lo falso y lo cierto. Y los niños y los jóvenes van a vivir toda su vida rodeados de estos aparatos u otros similares, pero mucho más perfeccionados y eficaces. Son, por lo tanto, sus herramientas fundamentales para aprender.

En realidad, tanto para educar como para tomar posición sobre este tema tan importante y antes de decidir cuál es nuestra postura como educadores, deberíamos preguntarnos: ¿los dispositivos son parte de mi entorno? ¿Me resultan útiles? Si así fuere, entonces, ¿por qué dudo o no permito ni quiero que ellos los tengan?, ¿por qué etiquetamos como una adicción —como si se tratase de una droga— el uso abundante que de estas tecnologías hacen los jóvenes de nuestro tiempo? ¿Los dispositivos me sirven para acceder a la información y para verificar conocimientos? ¿O sólo los utilizo para jugar y entretenerme? Si me sirven para acceder a la información he de enseñar a los jóvenes usuarios a utilizarlos eficazmente y he de enseñarles a que verifiquen cuando en la web hay información putrefacta.


Joan Santacana Mestre (Calafell, 1948) es arqueólogo, especialista en museografía y patrimonio y una referencia fundamental en el campo de la museografía didáctica e interactiva. Fue miembro fundador del grupo Historia 13-16 de investigación sobre didáctica de la historia, y su obra científica y divulgativa comprende más de seiscientas publicaciones. Entre sus trabajos como arqueólogo destacan los llevados a cabo en el yacimiento fenicio de Aldovesta y la ciudadela ibérica y el castillo de la Santa Cruz de Calafell. En el campo de la museología, es responsable de numerosos proyectos de intervención a museos, centros de interpretación, conjuntos patrimoniales y yacimientos arqueológicos. Entre ellos destaca el proyecto museológico del Museo de Historia de Cataluña, que fue considerado un ejemplo paradigmático de museología didáctica.

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