Calendario

El cuaderno naranja (0)

Avelino Fierro inicia una nueva y singular serie, escrita a seis manos, que presenta aquí.

/ por Avelino Fierro /

Querida Eloísa, sabes bien que durante el pasado año tuve abandonada la escritura del Diario. Escribí esas pequeñas prosas que titulé Calendario, pero no trabajé demasiado en ese «proceso de interiorización del hombre moderno», que es como Nietzsche describía al diario. No abrí libro de cuentas, tan sólo dejé algunas notas en una carpeta. Pero de ahí no sale nada de cierto recorrido; al menos es mi caso. O escribo de un tirón una larga parrafada (ya sabes, los viernes por la tarde cuando el día declina), o esas pequeñas historias esbozadas se pierden para siempre.

Tengo una sorpresa. Creo que podemos ir publicando algo durante una temporada. Te cuento. Allá por el otoño del pasado año un colega me confesó que había estado escribiendo y me pidió que le echase un vistazo a su cuaderno. Era un cuaderno naranja, muy bonito, de un tacto agradable. A mí estos encargos o favores me molestan: lo siento ya desde el principio como una obligación, como una imposición porque soy incapaz de negarme. Naufrago bastante, soy mal lector o juez de los desahogos ajenos. Me disgusta. Debería decirles: «Yo nunca me releo, me pone muy nervioso, me entran ganas —como diría Manuel Puig— de reescribirlo todo. Así que no me pidas eso». Pero soy incapaz. Además, en este caso, la letra era espeluznante, peor que la de un médico de Urgencias.

«No sé bien lo que es, si un diario, memorias, o una novela. Lo cierto es que me ha venido bien, ha sido algo psicoterapéutico. Sabes que estuve llevando el asunto aquel de siniestralidad laboral que me ocupó más de medio año. Me relajaba escribir. Algunos días estaba tan cansado que ni yo entendía mi letra. Si me dices que merece la pena, sigo escribiendo y hasta podemos ver la manera de publicarlo. Haz lo que quieras con ello. Eso tenlo claro. Tacha, reescribe, mete cosas tuyas…».

Lo tenía olvidado, pero hace unos días volví a encontrarlo entre unos libros. Así que he comenzado a pasar a limpio las primeras hojas. Estoy haciendo un poco lo que me viene en gana. Es complicado y divertido a un tiempo. Tendré que ir cortando y troceándolo para publicar en EL CUADERNO. Ya están reelaborados un par de folios. Palabras o párrafos que no se entendían los he suprimido. Las partes ramplonas las he adornado: he metido tres citas, aunque quizá no casen bien. También me ayuda Mar al pasarlo al ordenador y la he animado a que colabore. Al final esto va a ser un diario, escrito, novela o texto a seis manos. O a ocho, porque las ilustraciones me las proporcionará él. «Mi cuñado, el que trabaja en Telefónica, nos puede hacer los dibujos. Me gustaría que se parecieran a los de tus diarios; eso de llevar imágenes creo que anima a la lectura».

Ah, otra cosa. Aparte de este cheque en blanco que mi amigo me entrega para dar vida a su texto, estoy tentado de seguir escribiendo algo de lo mío y hacerlo a la vez que estos textos “ajenos” que te vaya enviando. Creo que me he acostumbrado tanto a esa primera edición digital antes de publicar en papel, que me temo que mi cerebro no funcione si no escribo por tramos o por encargo.

En cuanto a lo otro, retocar, apuntalar, reescribir un texto ajeno… No hace mucho leí algo sobre la cuestión de la creación derivada, dependiente o parasitaria. Eso tiene un desarrollo teórico reciente pero bastante extenso en la teoría inglesa. Pero vamos a dejarlo… ¿Qué saldrá de todo esto? ¿Un libro a ocho manos? Vamos a quedar por encima de Wilkie Collins y Dickens; por encima de Borges y Bioy Casares, que sabes que tienen varias obras conjuntas. Por cierto, tengo de ellos una pequeña obra que no suelo ver citada: dos guiones cinematográficos titulados Los orilleros y El paraíso de los creyentes, editada en Buenos Aires en 1955. No hace mucho he visto en una librería un diario a seis manos: Auden, Spender e Isherwood escriben sobre un viaje por Portugal. Pero seguimos siendo, sin duda, los primeros en la historia de la literatura: nunca hubo una obra tan coral. Ya veremos si, además, esto tiene cierta calidad literaria. Y eso tendrías que decidirlo tú, ver si está o no para publicar en EL CUADERNO. Ejercita el derecho de admisión. O corrige, colabora… Lo que quieras. ¡Tendríamos una obra a diez manos! Lo nunca visto.

PD.— Un aviso para ti y los demás, mis queridos colaboradores: creo que lo que vayamos haciendo en el cuaderno naranja tiene que respetar su cronología, el momento en el que fue escrito. Ya aparecerá en mis textos la puta y rabiosa actualidad de estos días aciagos. Hoy es dos de mayo de 2020.


Avelino Fierro (Chozas de Arriba [León], 1956), licenciado en Derecho por la Universidad de Oviedo y fiscal de Menores de León, es escritor de diarios, poemas, dibujante y coleccionista de libros. Sus textos diarísticos han visto la luz en cuatro volúmenes: Una habitación en Europa (2010-2012)Ciudad de sombra (2013-2014), La vida a medias (2015-2016)Contra tiempo (2017-2018) todos ellos publicados por la editorial Eolas.

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