/ por Lola Matamala /
PierPaolo Rovero se ha convertido en uno de los artistas más populares en las vertiginosas redes sociales por sus ilustraciones. A primeros de abril y desde su Instagram sube la primera: una mirada nocturna de su Turín natal. Busquen en Twitter o en Instagram el hashtag #PierPaoloRovero y pueden leer alegres y numerosos comentarios que contienen la palabra belleza para describir este fabuloso y meticuloso trabajo.

Le localizo y enseguida concertamos una cita para poder hablar sobre su trabajo. No duda en decirme que sí. La tarde elegida es una en donde las redes están saturadas por los miles de teletrabajadores y, como es lógico, la conversación se entrecorta, pero Pierpaolo Rovero —que está entusiasmado por el éxito de sus ilustraciones— sonríe y es paciente, incluso con mi italiano. Rovero (Turín, 1974) me cuenta que el barrio elegido para dibujar Turín, su ciudad, es Porta Palazzo: «Quien es de Torino sabe que es el barrio del mercado en donde cada día nos encontramos muchísimas personas de diferentes lugares del mundo. La idea es que nuestro abrazo debe partir desde aquí». Un abrazo que parte desde uno de los mercados al aire libre más grandes del mundo y desde la capital de la región piamontesa en donde sus novecientos mil habitantes están sufriendo el feroz golpe económico por esta cruel COVID-19 pero que a partir del lunes han podido dar un abrazo simulado a sus familiares.

Lo primero que me dice es que con sus dibujos intenta conectar con todas las personas confinadas para reflexionar sobre lo que está pasando. Reconoce que el Imagine de Lennon le ayudó a entender que «dibujando todas esas ventanas abiertas podía mostrar la cotidianidad de las personas que habitan en diferentes ciudades del mundo y así poder construir un cable de conexión entre todas ellas». También me cuenta que con su trabajo se pregunta «cómo vamos a salir de todo esto pero que tiene esperanza en el ser humano y en sentimientos hermosos como la solidaridad, la generosidad y la alegría frente a la adversidad que se presenta en el corto y medio plazo». Después de la frase y para ir esquivando ese poso de oscuridad, hablamos de los regalos que la natura nos está dando.

Pierpaolo aprovecha su insomnio —que en estas fechas está siendo un «amigo común»— y a las tres de la madrugada comienza a dibujar y colorear noches en diferentes ciudades para el proyecto de Imagine all the people. Cada ilustración le lleva alrededor de tres días para impresionar con el detalle de todos los objetos y con la vivacidad de los personajes que están en los edificios. Para poder llevar a cabo esta casi hazaña, Rovero tira de recuerdos que guarda en su cabeza por alguna película o viaje y, para ser más preciso con los numerosos detalles, se documenta mucho, e incluso contacta con alguna persona que viva en alguna de ellas.

En algunas de las ciudades elegidas, Rovero deja que apreciemos algunas «tareas». Por ejemplo los florentinos cocinan o los madrileños hacen el amor; en Ámsterdam pintan y en Tokio se visten; en Jerusalén la gente reza; los que viven en New York, leen y los atenienses hacen deporte en los tejados. Los que se llevan la peor parte son a los de Hong Kong porque les toca trabajar.

Este ilustrador de cómic es bien conocido por los amantes de ese mundo, sobre todo por los franceses. Rovero ha ilustrado Gate22 (Pavesio, 2007) junto a Stefano Frassetto (texto) o los casos del detective Malone I (Casterman, 2007) y Malone II (Casterman, 2008) con Michael Río (texto). Con Jean-Claude Bartoll (texto), Pierpaolo Rovero ilustró Terroriste I (Ed. Glenalt, 2009) y Terroriste II (Glenalt, 2011) y Mosad I (Jungle 2010) y Mosad II (Jungle, 2011). También lo ha hecho para L’infinito limitato delle cosse [El limitado infinito de las cosas] (Fondazione Peano, 2016) con textos de Guido Curto y en Omnia con Ivana Mulatero (texto), editado por Il Basilisco en el 2011. En solitario, Pierpaolo ha sido el editor de sus obras en Undercolor y en New York reads. Además, Riveroha trabajado paraDisney y Pixar en Monsters, Inc.

Toda esa obra desarrolló en su estudio turinés pero ahora lo hace desde casa, mejor dicho, desde una salita pequeña que me la describe como un sgabuzzino donde se refugia cuando no tiene que cuidar de sus dos hijos pequeños. Pierpaolo se ríe mientras me cuenta que «entran y me piden que dibuje a Peppa Pig en una o en otra de las ventanas».
Pierpaolo Rovero, que fue profesor en la Academia de Bellas Artes de Turín y en misiones humanitarias en Eritrea, Camerún o la Patagonia va a ir siguiendo regalando estas bellas postales durante un buen tiempo y pretende cerrar este proyecto (Imagine all the people) ilustrando la noche de Alepo, Siria. Aún le quedan muchas horas de trabajo para terminar de ilustrar ventanas, personas, tejados y estrellas de las ciudades que viven, como pueden, en esta nueva normalidad.
Más info de su trabajo: pierpaolorovero.com y en @pierpaolorovero

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