Poéticas

La presente poesía del futuro

Antonio Gracia reseña 'La poesía española de la II República a la Transición', de Ángel Luis Prieto de Paula.

/ por Antonio Gracia /

Es tal la cantidad de seudocultura que la cultura acumula en su camino hacia el Progreso que son necesarios muchos filtros para que solo quede la digna de ser tenida en cuenta. En el caso de la poesía, solo un buen conocedor de la misma puede diagnosticar la redimible y la condenable. Labor previa es esta a la de la elaboración de un libro en el que darle al lector una linealidad razonada de los movimientos poéticos —y sus autores— surgidos durante un determinado periodo.

En el libro que anoto, el autor ha tenido que salvar las dificultades que implica todo conjunto compendioso y reflector del tiempo acotado. Contestarse por ejemplo a ¿qué criterio seguir? ¿Ser historicista, preferir la cantidad, aunque sobre algún nombrado, o la calidad aunque falte alguien nombrable? ¿Ser más acumulativo que selectivo, evitar la enumeración caótica de autores que probablemente no se seleccionarían si no se tratase de evidenciar lo que hay y solo se pretendiese mostrar lo que queda de lo que fue? ¿Enumerar movimientos, estéticas y nombres o seleccionar vigencias? ¿Cabalgar sobre el tiempo diseccionando sus paisajes líricos en sucesividad cronológica o, como un guadiana que emerge y desemerge, anclar en todos los puertos que baña el manantial?

Con la mirada sabia que le otorga el haber dedicado sendos libros a estudiar la poesía de los siglos anteriores, el profesor Ángel Luis Prieto de Paula nos ofrece todo eso, y más, en La poesía española de la II República a la Transición, denso y extenso volumen publicado por la Universidad de Alicante. Prieto de Paula aúna el criterio de la convergencia y el de la divergencia, ofrece conceptos, poéticas, autores, obras… interconectado todo ello de tal modo que el detenimiento en un nombre propio se completa con presencias de este al hablar de otros con los que mantuvo algún tipo de relación grupal, poética, coetánea…, fundiéndose así los diferentes aspectos en un totum no revolutum sino enlazador, y en un tiempo que, cuando es necesario, avanza o retrocede en lo conjuntual tanto como en lo unipersonal para que el retrato de época e individuo sea certero, complementado y no sesgado.

Todo estudioso debe seleccionar, amputar, preservar la palabra que ha ido pergeñando el presente de cada época y permanece como vigencia enriquecedora, subordinando el esplendor o derrota sincrónicos al criterio diacrónico: debe, pues, redimir o enviar al ostracismo a cuantos mantiene la inercia crítica o no fueron reconocidos por ella. Porque la historia de la poesía, o del arte, no es la relación de sus autores o sus obras, sino la recopilación de unas pocas de estas seleccionadas por el criterio de la sensatez, la imprescindibilidad: aquellas que mostraríamos a un alienígena que quisiera conocer el corazón y el intelecto humano; las que dejarían incompleto al hombre si la neurona diacrónica las amputase.

En su estudio, Prieto de Paula se convierte en cicerone y demiurgo de la ingente labor versificatoria de las múltiples orientaciones estéticas, nadando, sin naufragio, en tan proceloso mar. Basta leer el extenso índice onomástico para otear lo multiforme y enjundioso de la contemplación. Cada poeta es catalogado y no enclaustrado en una estética o un tiempo, juzgado y enjuiciado, pero no ajusticiado; aunque, lógicamente, se sospechen las preferencias, nunca caprichudas. Tan acertado me parece el viaje, y sus singladuras, que me apresuro a calificarlo de manual de referencia, de texto canónico sobre esas largas décadas del siglo XX. Todo ello por su complementariedad y ordenamiento, su encadenación de autores y obras y su muestrario finalmente selectivo (tal vez generoso y benévolo en exceso) de lo que fue la poesía en el pasado siglo. Es un catálogo razonado de nombres, una urdimbre de los mismos y un enjuiciamiento finiquitatorio. Un texto que nace con vocación de ser referente de las próximas miradas al siglo XX y sus continuaciones.

IMAGEN DE PORTADA: Blas de Otero


Antonio Gracia es autor de La estatura del ansia (1975), Palimpsesto (1980), Los ojos de la metáfora (1987), Hacia la luz (1998), Libro de los anhelos (1999), Reconstrucción de un diario (2001), La epopeya interior (2002), El himno en la elegía (2002), Por una elevada senda (2004), Devastaciones, sueños (2005), La urdimbre luminosa (2007). Su obra está recogida selectivamente en las recopilaciones Fragmentos de identidad (Poesía 1968-1983), de 1993, y Fragmentos de inmensidad (Poesía 1998-2004), de 2009. Entre otros, ha obtenido el Premio Fernando Rielo, el José Hierro y el Premio de la Crítica de la Comunidad Valenciana. Sus últimos títulos poéticos son Hijos de HomeroLa condición mortal y Siete poemas y dos poemáticas, de 2010. En 2011 aparecieron las antologías El mausoleo y los pájaros y Devastaciones, sueños. En 2012, La muerte universal y Bajo el signo de eros. Además, el reciente Cántico erótico. Otros títulos ensayísticos son Pascual Pla y Beltrán: vida y obraEnsayos literariosApuntes sobre el amorMiguel Hernández: del amor cortés a la mística del erotismo La construcción del poema. Mantiene el blog Mientras mi vida fluye hacia la muerte y dispone de un portal en Cervantes Virtual.

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