Escuchar y no callar

Escuchar y no callar

Miguel de la Guardia estrena columna explicando su título.

/ Escuchar y no callar / Miguel de la Guardia /

Pablo Batalla, con su habitual generosidad, me plantea la posibilidad de agrupar mis columnas bajo un título general y, como pienso seguir enviando a El Cuaderno un texto cada dos semanas, no me queda otra opción que recoger el guante. En cualquier caso, no es tarea fácil encontrar una cabecera que le haga sentir a uno cómodo y correctamente descrito en cuanto a sus intenciones.

Tratándose de una columna de opinión, en la que cuanto se expresa son argumentos personales al hilo de la actualidad y la realidad, cabe que el título haga referencia al hecho de expresar el punto de vista personal.

Estoy convencido de que la democracia, aun no siendo un sistema perfecto, es el mejor entorno de convivencia que nos hemos dado y me parece un regalo que cada uno, independientemente de su sexo, posición, religión o ideología, pueda votar sin presiones a las personas que, a su entender, mejor pueden llevar a cabo las tareas de gestión y administración en una sociedad en la que a las urgencias de cada día se une un gran déficit en muchos terrenos. Votar es un derecho esencial y, bajo mi punto de vista, una obligación absoluta de todos los miembros de una sociedad si queremos legitimar nuestro apoyo o nuestra crítica a quienes nos gobiernan.

Votar es la esencia de la democracia, pero creo que no basta con hacerlo y, por supuesto, los representantes públicos no deberían en ningún caso tomar el voto de los ciudadanos y salir corriendo a defender sus propios intereses y los de sus correligionarios y votantes con prepotencia y sin prestar atención al rumor de la oposición y de la calle. Así pues, para actuar como ciudadanos libres no basta con votar y es también nuestra obligación opinar; llevar a quienes nos gobiernan nuestra valoración de sus iniciativas y de sus decisiones para unir nuestra voz al murmullo de la calle.

Opinar sería un buen título, pues deja claro que cuanto se diga lo es desde la propia subjetividad, pero con la intención de aportar argumentos a cuanto se escribe. No obstante, ese título, claro y directo, parece un tanto redundante y no aporta nada sobre la intencionalidad del autor. Por otra parte, criticar es un título viciado, que lleva en su formulación el germen del cainismo que alienta en nuestra sociedad, y no: no se trata de poner el acento en lo negativo, y, caso de hacerlo, debe plantearse con ánimo de mejora, de construir que no de destruir.

Hay que mojarse cuando se enarbola una opinión de forma periódica, pero no creo en las etiquetas ideológicas y me repugna que pueda prejuzgarse el contenido de mis escritos desde la óptica de ninguna opción política, aunque tampoco creo en la pretendida definición de apolítica de muchas personas y actitudes. Por eso prefiero hablar de algo que tenga relación no tanto con el contenido como con la manera de elaborar los textos.

Escuchar, prestar atención a cuanto ocurre a nuestro alrededor, es la base de toda argumentación, y mal haría cualquiera en no contextualizar sus opiniones en lo que se hace, se escribe, se habla a su alrededor. Por otra parte, escuchar tan solo sería una actividad pasiva que no aportaría nada a quien nos interpela y difícilmente podría definir una sección de opinión. Por eso, Escuchar y no callar creo que sería un buen título para esta sección y, con la intención de influir en la opinión y la actuación de mis conciudadanos, doy por inaugurado este espacio en el que me comprometo a decir lo que pienso y lo que creo y, como dice el saber popular valenciano, arriesgarme a escuchar lo que no quiera.


Miguel de la Guardia es catedrático de química analítica en la Universitat de València desde 1991. Ha publicado más de 700 trabajos en revistas y tiene un índice H de 77 según Google Scholar y libros sobre green analytical chemistry, calidad del aire, análisis de alimentos y smart materials. Ha dirigido 35 tesis doctorales y es editor jefe de Microchemical Journal, miembro del consejo editorial de varias revistas y fue condecorado como Chevallier dans l’Ordre des Palmes Académiques por el Consejo de Ministros de Francia y es Premio de la RSC (España). Entre 2008 y 2018 publicó más de 300 columnas de opinión en el diario Levante EMV.

Acerca de El Cuaderno

Desde El Cuaderno se atiende al más amplio abanico de propuestas culturales (literatura, géneros de no ficción, artes plásticas, fotografía, música, cine, teatro, cómic), combinado la cobertura del ámbito asturiano con la del universal, tanto hispánico como de otras culturas: un planteamiento ecléctico atento a la calidad y por encima de las tendencias estéticas.

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