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Pacto para recuperar el sistema público de salud

Un artículo de Guillermo Quintás.

/ por Guillermo Quintás /

Hace días que afirmaba en Levante que no hay un rincón de nuestro país en el que los profesionales de la salud  y las gentes no alcen su voz para denunciar el deterioro de la atención sanitaria en España. Esta reivindicación, surgida de las carencias, ha arraigado entre los ciudadanos y, por tanto, crece y trepa sobre las portadas y los boletines informativos. El hecho no tiene nada de extraño. Verdad es que más de una portada ha dado y sigue dando cuenta de la saturación de las instalaciones hospitalarias y ha denunciado hasta la saciedad la demora en la realización de las pruebas diagnósticas. Los ciudadanos se manifiestan, la prensa alerta de los problemas más urgentes y los colegios de médicos advierten de la situación anticipando datos relativos a la reposición de médicos con cierta alarma.

La creciente denuncia y la reivindicación de una buena atención sanitaria ha arraigado y no se dejará podar fácilmente por intensas que sean las campañas electorales en las que el otro sea presentado como la raíz de todos los males y se afirme a continuación que la salvación solo surgirá de quien vocifera simplezas en el mitin. «Las necesidades de los pacientes han cobrado tales dimensiones que si algo precisa un pacto por parte del PSOE y el PP es la recuperación y fortalecimiento del sistema público de salud. Ese es el proyecto en el que un Ministerio de Sanidad puede emplear el día y la noche para ganarse el sueldo y mostrar su capacidad».  Hay que poner en cuestión principios y prejuicios, allegar recursos y soluciones estructurales para disponer de un sistema de salud que los gobiernos autonómicos deberán desarrollar, mimar y calcular en sus respectivos territorios.

Cada ciudadano saca sus conclusiones al pasar por el sistema de salud. Si tuviera que valorar a los profesionales que me han atendido en mi ambulatorio o en el Hospital Clínico de Valencia,  ya he dicho que solo podría mostrar mi agradecimiento ante los años de estudio y de trabajo que han hecho posible la excelente atención prestada y cómo han reorientado mi día a día y, por tanto, mi vida; agradecimiento que otros usuarios de otros ambulatorios y hospitales de España manifestarán a sus cuadros sanitarios. Estos equipos de trabajo, ubicados en centros de salud o en hospitales han de ser el cimiento de cualquier pacto de Estado que pretenda materializar la reforma sanitaria que precisamos.

Ese pacto, dada la cantidad de personas afectadas, debe contar con los propios recursos y con los de la sanidad privada que sean integrables mediante acuerdo con el fin de catalizar el logro de una sanidad universal, gratuita y de calidad para el ciudadano. Así parece que se está programando la atención en varias especialidades, v.gr. el doctor Mínguez, nuevo conseller de Sanidad Universal en la Comunidad Valenciana, ha concertado servicios y «traumatología y oftalmología ya se operan en la privada sin esperar 60 días» (Levante, 08/02/23). Reiteremos que es una obligación de la administración sanitaria y de sus equipos el buscar ayuda en cualquier otra institución sanitaria solvente y acreditada, aunque sea de titularidad privada, para que nadie deba esperar meses hasta recibir el diagnóstico y la cura que precisa. ¿Qué límites poner a este servicio de salud? Los mismos que se mantienen en las mejores consultas. ¿Qué razones tendríamos, por ejemplo, en la Comunidad Valenciana para rechazar un proyecto de salud que hiciera realidad en cada hospital otras tantas fundaciones Jiménez Díaz? ¿Algún madrileño rechaza ser atendido en la Fundación Jiménez Díaz por ser un hospital público de gestión privada? Algunos prejuicios deben ser barridos para hacer viable el deseo de una sanidad pública de calidad y que no genere más dolor del imprescindible. Nadie como un médico para valorar lo que el dolor tiene de negación de la personalidad y felicidad de los ciudadanos.

La coexistencia de la sanidad pública y privada está tan consolidada que es un desperdicio sacrificar un solo día, una semana, uno, dos, tres o cuatro meses de un paciente porque ha de ser atendido en unas instalaciones públicas que no dan abasto. Tenemos una administración sanitaria que puede y debe construir nuevos hospitales, pero debe atender el día a día de los pacientes y no remitirlos a sus casas para que esperen durante meses una intervención y se consuelen viendo surgir las plantas de hospitales de nueva construcción. El político ha de entender que su razón de ser es la de dotar al sistema público de salud del personal, instalaciones y medios que permitan atender a los pacientes porque existe un proyecto que se desarrolla, orienta y administra según las necesidades y con previsión. Se requiere tanto esfuerzo y presupuesto para ganar el terreno yermo y perdido que es inexcusable ese pacto para elaborar el proyecto y desarrollarlo, gobierne quien gobierne. Cada Comunidad debería hacerlo suyo en lo sustantivo, pues la salud es «el primer bien y el fundamento de todos los otros de esta vida».

¿Podremos superar la situación presente? La capacidad docente de los equipos que prestan sus servicios en centros públicos está sobradamente acreditada y es tal que podrían incorporar y asumir las aportaciones de personal y de medios que el sistema de salud requiere y urge. «Esa capacidad docente es el verdadero fundamento de cualquier posible diseño de mejora de la sanidad pública». Y esa dotación de medios y personal a los actuales equipos que deben favorecer con sus aportaciones la compleja organización hospitalaria ha de perseguir que su tarea sea siempre motivo de satisfacción y no de agobio, de agradecimiento y no de violencia.

Los temas de presupuesto solo requieren una verdadera discusión de la ley de presupuestos que debe salvaguardar la salud como una prioridad. Es muy probable que ganar esa salvaguardia requiera que el Estado no se haga presente en todos los rincones de actividad humana y social; hasta en la gestión de las ITV!! Presupuestos que deben ajustarse a ese plan de estado, incorporado y asimilado por las Autonomías, para recuperar la calidad de la atención sanitaria teniendo muy claro, como decía mi amiga Marta Moreno, que «los problemas solo parecen una nimiedad cuando se ven con la mirada del privilegio de no sufrirlos». 

Dicho esto, les diré cuál será mi forma de proceder en un este año electoral:  si el PSOE y el PP no acuerdan ese pacto y lo dejan detallado en un documento que ha de ser público y en el que se planifique la recuperación del servicio y la calidad en la asistencia de los centros de salud, no acudiré a votar.  Esa será al menos mi forma de proceder. Nuestro sistema de salud necesita de esta apuesta, de ese acuerdo, de ingentes recursos y de  someter el plan de recuperación y consolidación a la consulta de los acreditados profesionales del sector.


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Guillermo Quintás Alonso (Gradefes, 1944), doctor en filosofía, obtuvo el Premio Extraordinario de Doctorado por la Universitat de València con una tesis dirigida por el Dr. Fernando Montero Moliner. Ha impartido clases de filosofía en enseñanza media y de filosofía moderna en la Universitat de València. En su faceta editorial, ha formado parte del equipo de lectura de prestigiosas editoriales y ha sido director de colecciones como «Leyendo… », «Filosofía. Las propuestas en sus textos» o «Educació. Materials». Autor de numerosos artículos y conferencias integradas en seminarios de distinto signo, siempre ha asociado sus reflexiones a la edición de textos clásicos.

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4 comments on “Pacto para recuperar el sistema público de salud

  1. Manuel Sanchis i Marco

    Bien, don Guillermo, hay que seguir predicando a tiempo y a destiempo…

  2. Muy cabal, Guillermo. Los ciudadanos necesitamos garantías de que se van a potenciar los servicios esenciales más allá de palabras vacías. Comparto por completo tu advertencia al Sanchismo de anuncia que algo queda y su falta de compromiso real con los problemas de la gente.
    Ánimo, entre elecciones tan solo nos queda a los contribuyentes la posibilidad de denunciar los abusos y sugerir soluciones.

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