Escuchar y no callar

Elogio de la medicina

Un artículo de Miguel de la Guardia.

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Hay un texto de Paracelso que reclama que «el grado supremo de la Medicina es el amor. El amor es lo que guía al arte y fuera de él nadie puede ser llamado médico». Es lógico que Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim en el siglo XVI hablase de arte desde la perspectiva de la alquimia, pero lo más importante es su visión del ejercicio de la medicina como entrega a las personas que sufren. El texto de Paracelso continúa diciendo que «hablar y decir buenas palabras es oficio de la boca. Ayudar y ser útil es oficio del corazón. El médico procede de Dios, crece en el corazón y se perfecciona con la luz natural de la experiencia. En ningún sitio es el amor más grande que en el corazón de un médico». Hermosas palabras las de este médico que nos devuelve a la realidad de la profesión médica como oficio de sanar; de reducir el sufrimiento de nuestros semejantes y contribuir a su bienestar.

La pandemia nos debería haber convencido de la imperiosa necesidad de un sistema universal de salud al alcance de todos y bien dotado económicamente. Lamentablemente, nuestros políticos solo repitieron hasta la saciedad los elogios al sistema de salud español sin plantear, en ningún caso, una autocrítica que evaluara las fortalezas y debilidades del mismo, limitándose a la propaganda pura y dura tan vacía como el lenguaje de las comparecencias tras el consejo de ministros.

Desde estas páginas Guillermo Quintás agradecía la profesionalidad de los médicos valencianos y exigía un pacto de estado para cuidar y mejorar el sistema de salud. No parece que este sea el camino favorito de los representantes políticos, que se dicen progresistas aunque se queden en progres de salón, y los casos de privatización y dejación de la sanidad están aflorando en muchas autonomías gestionadas por el PP o los nacionalistas, que, recordemos, son las que tienen transferidas la mayor parte de los servicios y responsabilidades, mientras que el ministerio del ramo, sin apenas competencias pero con enormes ganas de figurar, no aborda con realismo la ampliación de plazas de MIR ni su revalorización; ni actualiza debidamente los presupuestos de las transferencias en Sanidad mientras amplía los gastos suntuarios en beneficio de los altos cargos cuyo número se eleva hacia el infinito.

Mayores plantillas, mejores sueldos y facilidades para la incorporación de los nuevos médicos son medidas urgentes; pero no basta con tener más y mejor pagados médicos, necesitamos humanizar la sanidad y recuperar el contacto personal con los pacientes sea cual sea la especialidad y, en particular, en lo que afecta a la atención de niños, ancianos y en los casos de trastornos psicológicos para que el ejercicio lo sea en los términos que indicaba Paracelso.

Un país se convierte en civilizado cuando sabe cuidar de la salud de todos los ciudadanos con sentido del deber y con generosidad, lo mismo que cuando es capaz de asegurar los derechos de acceso a la vivienda y al trabajo, la protección frente al crimen, el pago de salarios justos y de pensiones y una relación respetuosa de la administración con los administrados; pero, volviendo a la sanidad, recordemos que nada en la medicina será un avance si se piensa en términos de rentabilidad económica para el sistema o para los profesionales y se olvida el lado más humano de apoyar a los semejantes y reducir su sufrimiento. Ese, que no otro, es el fin último del ejercicio de la medicina, se desarrolle en el sistema público o en el privado.


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Miguel de la Guardia es catedrático de química analítica en la Universitat de València desde 1991. Ha publicado más de 700 trabajos en revistas y tiene un índice H de 77 según Google Scholar y libros sobre green analytical chemistry, calidad del aire, análisis de alimentos y smart materials. Ha dirigido 35 tesis doctorales y es editor jefe de Microchemical Journal, miembro del consejo editorial de varias revistas y fue condecorado como Chevallier dans l’Ordre des Palmes Académiques por el Consejo de Ministros de Francia y es Premio de la RSC (España). Entre 2008 y 2018 publicó más de 300 columnas de opinión en el diario Levante EMV.

3 comments on “Elogio de la medicina

  1. guillermoquintsalonso

    Miguel, ayer hizo tres años que comenzaron a decirnos que las gentes se morían a racimos. Recuerdo algunos artículos publicados en esa época y en los que, al menos, reivindicaba saber el número exacto de muertos. Se nos ha prometido una encuesta y estudio de lo acontecido y “los técnicos” aún no han presentado su estudio; sabemos que los técnicos no son los responsables de esos silencios. En realidad, todos los hospitales y ambulatorios siguen bajo las consecuencias de aquellos días, meses y años. Vamos a ver si llegamos a poder leer ese estudio en el que se ajusten las cuentas, los números de muertos y se valoren las medidas tomadas. Todo lo que se diga sobre la salud será poco para atraer la atención de los ciudadanos hasta este tema que solo parece interesar a las personas de edad. Si alguien debiera marchar al frente de esa reivindicación de un plan nacional de salud, ajustado a las necesidades y medios precisos, debería ser la juventud. Mucho habrá que escribir para conseguirlo.
    No puedo estar más de acuerdo en suscribir la componente moral que supone el ejercicio de la medicina. Guillermo

    • Miguel de la Guardial

      Mil gracias, Guillermo, por tu comentario que abre la puerta al tema de la revisión de las actuaciones durante la pandemia y a la autocrítica, que no al masoquismo, para evitar caer en los mismos errores.
      Creo que es importante que comentemos los escritos que se publican en la revista. Ese es el privilegio de la prensa digital!!

  2. Pingback: Elogio de la medicina — El Cuaderno – Viajando y Ayudando

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