Escuchar y no callar

El Museo Antonia Mir en Catarroja (Valencia)

Miguel de la Guardia escribe sobre un museo valenciano consagrado a una nonagenaria pintora aún viva, lamentando el escaso interés que despierta.

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El quince de marzo de 2007, se inauguró en Catarroja, la ciudad en que naciera la madre de la artista, el museo de la pintora Antonia Mir, al que generosamente dotó de más de doscientas sesenta obras. El edificio, obra del arquitecto José María Lozano, es una preciosa construcción blanca enclavada en un jardín al lado de un centro escolar y ya, desde su puerta, atrae la atención del visitante. En el interior, los óleos, las acuarelas, los pasteles y serigrafías de la artista, se exponen sobre las blancas paredes y en vitrinas.

Hay en el museo ese aire entre intimista y feliz de la pintura de Mir y pueden contemplarse imágenes de óleos sobre los paisajes del Maestrazgo, mis favoritos, retratos de algunos personajes que han rodeado su vida, imágenes coloristas de fiestas populares, en especial de México, adonde la artista ha viajado en varias ocasiones y confiesa que depuró su paleta de colores y una sala permanente con el tema de los zapatos, esas acumulaciones de diferentes calzados que el espectador se pregunta si remiten al Holocausto (en mi memoria siempre están presentes los zapatos a orillas del Danubio en Budapest que hablan de un episodio de aquella masacre), aunque Antonia Mir confiesa que reunió más de trescientos zapatos viejos que recogía en todas partes y que, en su desgaste interior y externo, remiten a la humanidad de quien los usara y a la huella del tiempo y el uso.

Como ven, todas son razones para visitar este museo en la avenida de la Diputación Provincial número 3, aunque Catarroja no esté en los circuitos turísticos a pesar del encanto de su puerto fluvial sobre la Albufera de Valencia.

La lástima es que el museo solo está abierto al público los viernes tarde, los sábado por la mañana y por la tarde y los domingos por la mañana; y la peor noticia es que en las dos ocasiones en que lo he visitado, mis acompañantes y yo fuimos los únicos visitantes de esa sesión. Llegados a este punto, urge plantearse estrategias para dinamizar este y otros museos similares. No tiene sentido que el esfuerzo económico volcado en preservar la obra de importantes artistas quede en la oscuridad y el olvido y se desaprovechen las oportunidades que ofrece guardar la obra de artistas que, como en este caso aún viven y merecen el homenaje de los visitantes.

Se me ocurren dos formas de dinamizar este museo: las visitas escolares y la creación de una fundación de amigos del museo. Fomentar las visitas escolares es una manera de concienciar a los estudiantes sobre el valor del trabajo artístico y reconocer en la obra de la artista parte de su legado cultural. En este aspecto, resulta imprescindible preparar, al efecto, materiales de trabajo que sirvan para que los visitantes fijen su atención en la obra y vida de la artista. No basta con abrir las puertas del museo a los escolares, hay que convertir la visita en una incitación al conocimiento de la obra.

En cuanto a la creación de una Fundación de Amigos del Museo de Antonia Mir, su objetivo sería el de impulsar el reconocimiento de su obra, crear una comunidad de personas que admiran su trabajo, empezando por los coleccionistas particulares que tienen alguna de sus obras, sacar a la luz cuadernos de campo y editar facsímiles de los mismos, editar serigrafías realizadas a partir de originales de la artista. En una palabra, mantener viva la obra de Antonia Mir. Eso, tratándose de una artista que está entre nosotros, sería muy fácil, y las cuotas anuales que pagaran los miembros de la fundación podrían compensarse con la asistencia a actividades en el museo o con reproducciones de su obra. En este sentido la Fundación Antonia Mir, constituida en 2011, sería el trampolín ideal para llevar a cabo las acciones propuestas.


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Miguel de la Guardia es catedrático de química analítica en la Universitat de València desde 1991. Ha publicado más de 700 trabajos en revistas y tiene un índice H de 77 según Google Scholar y libros sobre green analytical chemistry, calidad del aire, análisis de alimentos y smart materials. Ha dirigido 35 tesis doctorales y es editor jefe de Microchemical Journal, miembro del consejo editorial de varias revistas y fue condecorado como Chevallier dans l’Ordre des Palmes Académiques por el Consejo de Ministros de Francia y es Premio de la RSC (España). Entre 2008 y 2018 publicó más de 300 columnas de opinión en el diario Levante EMV.

Acerca de El Cuaderno

Desde El Cuaderno se atiende al más amplio abanico de propuestas culturales (literatura, géneros de no ficción, artes plásticas, fotografía, música, cine, teatro, cómic), combinado la cobertura del ámbito asturiano con la del universal, tanto hispánico como de otras culturas: un planteamiento ecléctico atento a la calidad y por encima de las tendencias estéticas.

6 comments on “El Museo Antonia Mir en Catarroja (Valencia)

  1. guillermoquintsalonso

    Lo que nos traslada El Cuaderno es precioso. No sé decirlo de otra forma. Ni idea de su existencia. Lo de no ser profeta en tu tierra se practica con especial gusto por la Comunidad Valenciana.Guillermo.

    • Te recomiendo la visita y confío en que animes a otros a visitar el museo. Vale la pena….pero urge otra política cultural si queremos maximizar los resultados y aprovechar lo que tenemos!!
      Un fuerte abrazo

  2. Vicent Yusà

    Desconocía la existencia de ese museo. Habrá que aprovechar algún fin de semana para visitarlo.Miguel, ¿tiene la Universitat de València alguna vinculación con el museo?

    • Ya sabes que Antonia tiene la medalla de la universidad, pero me temo que ahí se acaba la relación.
      En el despacho de Morcillo había un cuadro de Antonia Mir, que ella regaló.
      Vale la pena que te acerques. Está al lado de la universidad de La Florida, pero podrás comprobar que el ayuntamiento se limita a un horario muy corto de visitas

  3. Joaquin Villalba

    Miguel , agitador cultural en permanente ejercicio , nos da unas claves interesante para aprovechar y disfrutar de nuestra cultura . Nos queda mucho por descubrir y como otro ejemplo de ello señalar , el museo del tio del famoso pintor Antonio López en Tomelloso

  4. Pingback: El Museo Antonio Ferri en Bocairent (Valencia) – El Cuaderno

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