Escuchar y no callar

El esfuerzo de leer

Un artículo de Miguel de la Guardia sobre la lectura.

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La lectura goza de una excelente reputación en el mundo de la cultura y sistemáticamente nos lamentamos de que en España no se lea suficiente, a pesar del gran número de libros que se editan cada año. No obstante, quienes amamos la lectura olvidamos con frecuencia el esfuerzo que supone hilvanar las letras entre sí para crear palabras y relacionar las unas con las otras en frases. Además, confieso que la etapa más excitante de la lectura para mí es cuando, tras leer una frase o un párrafo, se abren los ojos de la imaginación y en nuestra cabeza se compone un paisaje, un personaje o una situación. Por eso, entiendo la fascinación de niños y jóvenes por los cuentacuentos y el discurso oral, que exigen un menor esfuerzo y proporcionan un efecto inmediato en el oyente.

Dicho lo anterior, entenderá el lector mis reservas frente a los libros de gran volumen, que alguno calificará de falta de pasión lectora. Es verdad: confieso que detesto los libros en los que la descripción detallada de los objetos, situaciones y personajes no dejan el menor resquicio a la imaginación del lector y, por el contrario, adoro esa escritura que sugiere antes que describir y que, con un par de frases bien elegidas, pone al lector en actitud de imaginar lo que acontece, o puede acontecer, en la novela. Por esa misma razón aborrezco los ensayos en los que el número de páginas crece injustificadamente por la repetición de los argumentos ya apuntados, incurriendo en reiteraciones que muestran muy poco respeto por la memoria del lector.

Amo las historias complejas, insinuadas en cada frase. A pesar de ello, confieso desde ya que sigo siendo un ávido lector de lo que llamábamos cómics y hoy se califica como novela gráfica; aunque en este caso no creo que el dibujo suponga una descripción detallada de lo apuntado en el texto. Al contrario, un buen guion, creado a partir de unas escasas notas y unos escuetos diálogos, debe apoyarse, para mi gusto, en un grafismo y una composición de la página al servicio de la historia y en beneficio del lector, reforzando el binomio arte-literatura.

Me temo que entre mi confesión de amor a los cómics y mi desinterés por las novelas río, el lector ya me habrá clasificado entre los descerebrados, que es una opinión corriente en nuestro país en donde está generalizado que leer tebeos más allá de la mayoría de edad es un síntoma claro de inmadurez. Sin embargo, eso no quita para que en mi adolescencia leyera y disfrutara la lectura de En busca del tiempo perdido de Marcel Proust o que el libro de Irene Vallejo El infinito en un junco. me haya atrapado en mi senectud. En el caso del primero, la elegancia de las palabras y la ausencia de obligaciones tuvieron mucho que ver con el placer de mi lectura; y en el caso del segundo, el secreto está en su estructura, e incluso en su estilo o cambio de estilo entre los numerosos capítulos que integran esa tesis de indudable valor literario acerca de la historia de la letra escrita.

Cuando hablo del esfuerzo de leer lo hago, también, en términos de tiempo empleado en la tarea. Decía mi suegro, Gonzalo Anaya, que no tenía tiempo para leer novelas y limitaba sus lecturas a los ensayos. Yo sigo siendo un lector omnívoro de novelas de todo tipo, pues pienso que esas otras historias y esos otros personajes, multiplican mi experiencia vital.

En resumen, espero que lejos de desalentar a nadie en la práctica de la lectura, las opiniones anteriores les animen a leer.


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Miguel de la Guardia es catedrático de química analítica en la Universitat de València desde 1991. Ha publicado más de 700 trabajos en revistas y tiene un índice H de 77 según Google Scholar y libros sobre green analytical chemistry, calidad del aire, análisis de alimentos y smart materials. Ha dirigido 35 tesis doctorales y es editor jefe de Microchemical Journal, miembro del consejo editorial de varias revistas y fue condecorado como Chevallier dans l’Ordre des Palmes Académiques por el Consejo de Ministros de Francia y es Premio de la RSC (España). Entre 2008 y 2018 publicó más de 300 columnas de opinión en el diario Levante EMV.

4 comments on “El esfuerzo de leer

  1. José Manuel Ferrández Verdú

    Estoy de acuerdo

    Las descripciones suelen aburrir

    Las novelas en las que la acción se relega a un segundo plano o que no existe, sino que uno sólo escucha al narrador exponer sus puntos de vista, por muy interesantes que sean, aburren sin remedio

    Para eso está el ensayo

    Si el diálogo se reduce demasiado y los personajes sólo existen a través del discurso del narrador, sin darles la oportunidad de expresarse por si mismos, se llega al tedio por muy exquisita y sofisticada que sea la prosa

    Pero todo esto no es cuestión de extensión sino de agilidad narrativa

    Hay novelas enormes que no cansan sino que excitan y mueven el interés del lector hasta el final

    Guerra y paz
    Los hermanos Karamazov
    Crimen y castigo
    El idiota
    La regenta
    El buen soldado Sweijk
    Rojo y negro
    2666
    Los detectives salvajes
    Conversación en la catedral
    El hombre que amaba a los perros
    Don Quijote

    Son ejemplos de obras largas y sin embargo entretenidas o incluso divertidas como en el caso de Haseck

    Y hay obras que no siendo extensas cansan muchas veces a pesar, o quizá a causa de, una prosa demasiado envuelta en su propia maravilla que no deja que suceda nada interesante más allá de las propias palabras

    Para mí la palabra literaria no es solo su espledor formal o sensual sino el vehículo hacia la imaginación de mundos vinculados a la realidad de una u otra manera

    Por lo que cortar esos lazos con lo real para volverse ella misma protagonista de la obra literaria me parece un error

    Obras como

    Bajo el Volcán
    Lolita
    Las olas
    En busca del tiempo perdido
    Absalon absalon
    Volverás a región
    El jinete polaco
    Ulises
    Insaciabilidad
    Paradiso
    La muerte de Virgilio
    Moby Dyck
    La montaña magica
    Doctor Faustus

    Y todas aquellas en que el lenguaje despliega recursos excesivamente complejos para contar una historia que en sí misma tiene poca entidad es como matar moscas a cañonazos o incluso con armas atómicas

    Es decir que no creo más que en la historia en sí y que los recursos estilísticos han de ponerse al servicio de esta y no al revés

  2. Vicent Yusa

    “Distintos tipos de lecturas tienen distintas funciones en una sociedad libre”. Algo asi decia el pragmatista Rorty
    Saludos

  3. José Manuel Ferrández Verdú

    No seré yo quien niegue a Rorty

    Lo que digo, Vicent, es que, según el título del artículo de De la Guardia, leer puede convertirse en un esfuerzo ingrato

    Ahí veo un error si de lo que hablamos es de literatura

    Esta es, a mi entender, principalmente entretenimiento agradable

    Si Don Quijoe no fuera un libro entretenidísimo y con gran frecuencia divertido y cómico esencialmente, no habría llegado a ser lo que es

    Su humor es sencillo a la vez que profundo

    La prosa de Kafka la entienden hasta los niños de 5 años como diría Marx

    Dostoyewski, Tolstoy, Gogol,
    escribían para ser entendidos por todos

    Lo mismo Poe, Hawthorne, Conrad, Shakespeare, Borges, el primer Joyce, Balzac, Hugo, Flaubert, Sthendal, Dickens, Stevenson, Wilde, Galdos, Clarin, Baroja, Valle, Unamuno, Hemingway, Steinbeck, Chandler, Kerouak, Bukowski, Bolaño Vargas Rulfo
    García…

    A qué seguir

    Mi intención no es salir del marco de lo literario, es decir, es realizar un ejercicio de crítica literaria sin connotaciones Sociológicas o políticas

    A diario vemos en los suplementos y revistas culturales opiniones acerca de libros realizadas por gente que se dedica a ello

    Y con mucha frecuencia dicen cosas incomprensibles pero con una clara intención laudatoria

    Basta decir que una novela es un bildugsroman en cursiva para que el lector de esa crítica se ponga a favor o bien alguna otra palabra en alemán que es el idioma de los sofisticados, como velstanchaung etc

    Los lenguajes que usan los recursos del misterio son los propios de los embaucadores

    Lo que se busca es que el libro se venda y se le paga a ese crítico para ello

    Esto es obvio

    Y esta opinion influye en el posible lector que de algún modo se somete a un criterio ajeno o a una moda

    Y ya sabemos que la moda anula la libertad

    Por eso se habla de los dictados de la moda

    Por esto mismo hay que aceptar a Rorty aún sabiendo que tal cosa es meramente imposible por la naturaleza de los hechos

  4. Miguel de la Guardia

    Muchas gracias a los dos
    Estoy de acuerdo en que la buena literatura siempre compensa….pero debemos ser lectores exigentes.
    Creo que mi provocación ha logrado lanzar el tema y me ha dado la oportunidad de escuchar vuestros argumentos.
    Así pienso que se hace de El Cuaderno un espacio de participación.

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