La escritura encubierta

El relato poético de Miguel Rojo

Ricardo Labra reseña 'La edá de la memoria-La edad de la memoria', un poemario bilingüe, asturiano-castellano, de Miguel Rojo.

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Decía Jaime Gil de Biedma que existen dos periodos poéticos en la vida que coinciden con dos edades biológicas, la juventud y la vejez. Continuando con esta línea de pensamiento poético se puede llegar incluso a establecer distintas tipologías estilísticas, quedando para el periodo de la juventud la fascinación por el ropaje verbal y por los destellos de las palabras, y para los poetas de vejez los desabridos fulgores de las palabras arrebatadas a la usura implacable del tiempo. Algo así intuyó lúcidamente Víctor Hugo cuando señaló proverbialmente —camino de dos siglos— que «en los ojos del joven ardía la llama y en los ojos del viejo brillaba la luz».

Miguel Rojo, después de diez años de silencio poético, acaba de publicar en la editorial Trabe un poemario en versión bilingüe titulado La edá de la memoria-La edad de la memoria. El título ya señala diáfanamente al lector la perspectiva desde la que está escrito, desde ese periodo poético vedado a Jaime Gil de Biedma, y en el que la mayoría de los grandes poetas suelen escribir sus más memorables poemas. Pienso, sin irme demasiado lejos, en Otoños y otras luces de Ángel González, en Arden las pérdidas de Antonio Gamoneda o en Casa de misericordia de Joan Margarit.

La alusión de Joan Margarit no es del todo casual, debido a que entre el poeta catalán y el poeta asturiano pueden establecerse algunos paralelismos. Los dos son bilingües y los dos son traductores de sus respectivos poemas; algo, por otra parte, bastante habitual en los escritores bilingües. Pero lo que resulta excepcional, e identifica y distingue a estos poetas es que nunca se sabe con certeza en qué idioma fueron originariamente escritos sus poemas, ya que sus versos conservan, tanto en un idioma como en otro, la primigenia emoción enraizada en sus sílabas. Los dos manejan su acervo cultural sin exclusión ni conflicto, sino desde una plena asunción de identidades que subyace detrás de cada una de sus palabras.

Pero Miguel Rojo, además de bilingüe, es un escritor ambidextro, calificativo con el que quiero subrayar, aunque pueda resultar un tanto extravagante, su pertenencia a ese extraño elenco de poetas que además son buenos narradores; o si lo prefieren, su pertenencia al todavía más insólito elenco de narradores que además son buenos poetas. Este cruce entre su bilingüismo y su ambidextrismo (léase: destreza estilística en distintos géneros literarios), impregna y amplifica enriquecedoramente las connotadoras tonalidades de su escritura.

En los poemas de La edá de la memoria-La edad de la memoria, más que en cualquiera de sus anteriores obras poéticas o narrativas, se encuentra en su máxima expresión la conjugación y la interacción de estos veneros subyacentes de su imaginario creativo.

La mayoría de los poemas de La edá de la memoria- La edad de la memoria presentan la estructura narrativa de los relatos cortos, algunos son —recordando a Baudelaire— pequeños poemas en prosa y otros, pequeñas prosas en poema. Solo hay que leer el arranque del primer poema —«Los extravagantes chiquillos que venían tierra arriba fueron/ exterminados»— para darse cuenta de que bien podría ser el comienzo afortunado de un relato corto o de una novela. Y, ciertamente, en esta composición no nos encontramos ante la prosificación de un poema, sino ante la versificación de un cuento que funciona operativamente como un poema.

Otro aspecto para destacar es el juego de espejos que se establece entre las dos lenguas, así como los contrastes y paralelismos que se proyectan sobre el mismo poema desde las dos orillas idiomáticas. Lo local, lo ancestral y el paisaje de la infancia parece que se conforma en la envoltura neblinosa del asturiano, como refleja la siguiente evocación:  «Antonín apaecía tolos años como xornaleiru cunado la yerba ya’l/ branu entamaba goler a serrín ya manzana»; y que, en justa correspondencia, los aspectos más generales o cosmopolitas deberían de emerger del surco cervantino del castellano, como cuando el autor rememora Nueva York: «Dejábamos atrás la luz de Time Square, la alegría/ y los besos de los turistas haciéndose selfies»; pero en el caso de Miguel Rojo, y siguiendo la lectura de sus revividos poemas, se acaba teniendo la impresión de que sus sublimaciones bien pudieran tener un origen lingüístico contrapuesto, como si el asturiano recogiese mejor los ecos manhattianos y el castellano las ensoñaciones de sus recuerdos más interiorizados.

Ciertamente, el poeta de La edá de la memoria-La edad de la memoria, ha recorrido un largo camino creativo desde su primer periodo poético, cuando esclarecidamente aseguraba en la antología Muestra corregida y aumentada de la poesía en Asturias (1989) que la poesía, como la vida, era «un poema incompletu, pues siempre ha de escapásemos alguna de les sílebes, de los acentos que encardanen el todo». Miguel Rojo no ha cesado, como demuestra en cada poema de La edá de la memoria-La edad de la memoria, de buscar los justos significados que completen el poema de su existencia para que los demás «puedan participar de esi sentimiento completu […] que ye la poesía».

La edá de la memoria-La edad de la memoria es un libro de poemas narrados, dividido en tres partes que se corresponden con tres periodos bien reconocidos de la existencia, cada una de ellas con un título que recuerda a las tradicionales fábulas sapienciales: «La edá del llimiagu-La edad de la babosa», «La edá del guepardu-La edad del guepardo» y «La edá del buey-La edad del buey». Un libro decantado por un poeta lúcido y reflexivo, desde la desabrida luz de los años, lleno de sabiduría y de experiencia creativa. Todo un tiempo recobrado.


La edá de la memoria-La edad de la memoria
Miguel Rojo
Trabe, 2023
114 páginas
15 €

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Ricardo Labra, poeta, ensayista y crítico literario, doctor en Investigaciones Humanísticas y máster en Historia y Análisis Sociocultural por la Universidad de Oviedo; licenciado en Filología Hispánica y en Antropología Social y Cultural por la UNED, es autor de los estudios y ensayos literarios Ángel González en la poesía española contemporánea y El caso Alas Clarín: la memoria y el canon literario; y de diversas antologías poéticas, entre las que se encuentran Muestra, corregida y aumentada, de la poesía en Asturias, «Las horas contadas»: últimos veinte años de poesía española y La calle de los doradores; así como de los libros de relatos La llave y de aforismos Vientana y El poeta calvo. Ha publicado los siguientes libros de poesía: La danza rota, Último territorio, Código secreto, Aguatos, Tus piernas, Los ojos iluminados, El reino miserable, Hernán Cortés, nº 10 y La crisálida azul.

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