Pensamiento

¿Es la amnistía una cuestión moral?

Un artículo filosófico de Vicent Yusá sobre el tema más candente de la política española.

/ por Vicent Yusá /

En unas recientes declaraciones, el presidente de Castilla-La Mancha aseguró que aprobar una ley de amnistía para los independentistas catalanes sería un acto inmoral. No hablaba de ilegal, es decir, contrario a las Leyes vigentes, sino de no ser una decisión conforme con «lo moral». También la Conferencia Episcopal, que habitualmente trata de mostrarse como «garante moral», se opone a la amnistía, aunque sus argumentos son, esta vez, subrepticiamente morales al señalar que no procede porque «no se trata de una situación excepcional». Cabe por lo tanto preguntarse si, además de la clara vertiente política, tiene la amnistía una dimensión moral sobre la que podamos deliberar, para tratar de dilucidar si es justa o no, o si el debate moral puede contribuir a racionalizar el debate político.

Primero deberemos aclarar qué significado le damos al termino amnistía. Lógicamente, no será la acepción técnica, jurídica, ya que no conocemos el posible texto que pueda debatir el Parlamento y, además, no tenemos interés, ni conocimientos, por plantear un debate jurídico. En ese sentido, podemos aceptar como definición de amnistía el «perdón de unos delitos o posibles delitos cometidos (muchos todavía no han sido juzgados), y que extingue la responsabilidad de sus autores».

En la medida en que hablamos de perdón (por parte del Estado, que bien podríamos asimilar al perdón de todos los ciudadanos, aunque no todos compartan la medida), entramos de lleno en el campo de lo moral, ya que se trata de un acto de generosidad, que muchos filósofos, incluido Kant, consideran un acto moralmente valioso que busca la reconciliación y trata de evitar el resentimiento. Podemos, por lo tanto, aceptar que es posible abordar la amnistía desde una vertiente moral.

Deberíamos ahora preguntarnos qué tipo de moral conviene utilizar para esclarecer si se trata de un acto justo. En este sentido merece la pena señalar que no vivimos en una sociedad de moral única, sino que, como sociedad abierta y democrática, el pluralismo moral nos define. Es decir, cada ciudadano tiene una actitud, un carácter individual, que de algún modo condiciona su modo de enfrentarse a la vida, sus decisiones y preferencias, pero, además, puede compartir con otros determinadas doctrinas morales, como la moral católica, la moral musulmana, la moral socialista, la moral atea, etcétera. En definitiva, su moral sería el conjunto de sus convicciones (estén adscritas o no a una determinada doctrina moral) por las cuales orienta su conducta y realiza juicios morales. Aunque en términos coloquiales, y también en determinados contextos, la moral y la ética sinónimos, desde el punto de vista filosófica se distinguen ambos términos, de modo que la ética no implica unas conductas específicas, sino una reflexión filosófica sobre la moral, es decir, es filosofía moral. Conviene analizar, por lo tanto, el asunto desde la perspectiva de la ética.

En el debate ético sobre la amnistía no pretendemos dilucidar si la proposición «es deseable conceder la amnistía» es verdadera o falsa (la verdad o falsedad de una proposición corresponde a la ciencia, no a la ética), sino si es justa o injusta. Simplificando, podríamos señalar que tenemos dos opciones. La que podemos denominar fundamentalista y la pragmatista (en ambos casos dicho sin ningún carácter peyorativo). La posición fundamentalista sería aquella que considera que no es deseable conceder la amnistía, que es injusto. Este criterio está, en cierto modo, condicionado por algo que se considera un «valor superior» que se sitúa fuera de nosotros y al que debemos atender como un mandato moral inexcusable: la unidad de la nación. Ese acto de perdón pondría en tela de juicio ese «valor superior», ese mandato moral imperativo. Se trata de una posición casi teológica, en el sentido en que «algo más grande que nosotros» nos limita, nos condiciona. Es una posición, además, teleológica ya que la unidad de la patria, a modo de fin último, nos dirige e impulsa como ciudadanos. Dejamos de ser autónomos en aras de ese fin.

El término pragmatista incorporaría un cierto relativismo, pero no en el sentido de aceptar la tesis de que cualquier convicción moral es buena. Nadie puede defender ese tipo de relativismo. La postura pragmatista considera que es justo conceder la amnistía. Este pragmatismo se asimilaría a una posición utilitarista, en el sentido de John Stuart Mill, que señala que nuestras obligaciones morales han de ayudarnos a cumplir nuestros deseos, alcanzando con ello la máxima felicidad posible. En lo social, por lo tanto, debemos trabajar por lograr la mayor felicidad para el mayor número. En este caso, no se trata solamente de lograr la felicidad de los beneficiados por el perdón, sino de lograr la felicidad del mayor número de ciudadanos, que son las personas que creen que su felicidad disminuiría si se facilita un gobierno de aquellos que hoy apoyan una postura fundamentalista. Esa felicidad deriva de la convicción de que un gobierno de los que se muestran favorables a la amnistía puede desarrollar políticas de mayor justicia social y más respetuosas con la libertad y la diversidad social.

Por supuesto, los pragmatistas pueden creer que la unidad de la nación es una idea que merece defenderse, pero, al margen que pueda resultar exagerado invocarla como argumento teleológico y teológico, no constituye la fuente de la actuación moral, ya que ésta no puede basarse en algo por encima de los ideales propios y autónomos. Los pragmatistas, en tanto que relativistas, tienden a considerar que el concepto de unidad de la nación manejado por los fundamentalistas aparece como una idea redentora, y todos sabemos, como bien señala Rorty, que la redención siempre fue una mala idea. Las personas necesitan ser más felices, no que las rediman.

En opinión de los pragmatistas, entre lo que me incluyo, ambas posiciones son producto de la creación humana. No estamos frente a una concepción que se corresponda con la verdad, o con la realidad, y otra que no. Una ofrece una idea metafísica que sigue las huellas de Platón, la otra prefiere no elevarse más allá de nuestra altura, mantenerse en la escala humana. No hay, por lo tanto, en este caso, un criterio objetivo para la selección de una de las dos propuestas. No hay solución moral al problema de la amnistía.  

Una medida tan concreta no forma parte de los necesarios mínimos morales compartidos que hacen posible una sociedad plural (derechos humanos, justicia social,…), sino que forma parte de los máximos morales personales que se relacionan con la felicidad, que todos tenemos derecho a perseguir. Sin embargo, podemos ponernos de acuerdo en el procedimiento para la toma de decisiones con el objeto de seleccionar la norma más justa. Y este procedimiento, que puede ir mejorándose, hoy por hoy, en una sociedad democrática, construida sobre un edificio ético universalista, es la mayoría parlamentaria. La amnistía tiene una vertiente moral, pero la solución es política.


Vicent Yusá es doctor en química, investigador en las áreas de seguridad alimentaria y ambiental, y profesor asociado en la Facultad de Química de la Universidad de Valencia. Ha dirigido los laboratorios de salud publica de la Generalitat Valenciana y ha participado en diferentes proyectos nacionales e internacionales. Tiene un gran número de publicaciones científicas en revistas de alto impacto. Actualmente realiza estudios de filosofía.

Acerca de El Cuaderno

Desde El Cuaderno se atiende al más amplio abanico de propuestas culturales (literatura, géneros de no ficción, artes plásticas, fotografía, música, cine, teatro, cómic), combinado la cobertura del ámbito asturiano con la del universal, tanto hispánico como de otras culturas: un planteamiento ecléctico atento a la calidad y por encima de las tendencias estéticas.

10 comments on “¿Es la amnistía una cuestión moral?

  1. jose manuel ferrández

    En mi opinión la ley debe ser más severa con los cargos públicos ya que disfrutan de privilegios precisamente por ocupar esos cargos y además han jurado defender la misma ley que traicionan.

    Es como dejar a la zorra como guardiana del gallinero…Eso se llama Optimismo

    ¿Para qué sirve tanta ceremonia de jurar el cargo? ¿Qué significado tiene esa pantomima?

    La ley haría bien en defender a los más desfavorecidos y no a los que ocupan posiciones privilegiadas, aunque sean cargos electos

    Pero todo el asunto catalán no pasa de ser una grandísima zarzuela que no tiene música aún

    Aunque no debemos perder la esperanza de que algún genio se la ponga

  2. Vicent Yusà

    Gracias José Manuel por tu comentario. Son consideraciones sociales y políticas que están en el debate. Mi interés era verlo desde otro enfoque, aunque no veo fácil el deslinde.
    Se apunta a que los encausados en este tema se acercarían a los 3000, la mayoría no son cargos públicos. Pero no tengo certeza en este dato.

  3. Miguel de la Guardia

    Desde el respeto y desde el cariño personal tengo que protestar enérgicamente sobre el argumentario falaz en que se basa la consideración de la amnistía, que se desplaza desde la el marco de una potencial moral socialista a la calidad de una decisión ética que se contrapondría a un supuesto valor de la unidad patria.
    Puedo seguir la línea de pensamiento, incluso llegar a la justificación de amnistiar (a un golpista huido de la justicia que ha parasitado todo este tiempo las instituciones mientras sus correligionarios sojuzgaban a la mitad de los catalanes que no comparten sus tesis alejándolos de la acción parlamentaria) como una forma de alcanzar la felicidad del candidato a presidente del gobierno. En cualquier caso, anteponer la amnistía a la unidad de la nación es un truco de magia; puesto que la amnistía a lo que se opone es a la igualdad de los ciudadanos ante la ley y su posible justificación por el interés particular de un individuo (ni tan siquiera de un partido)
    Por todo lo anterior sostengo que la amnistía a los golpistas catalanes ni es ético ni tan siquiera se justifica por la moral socialista; puesto que estoy convencido de que el Sr. Sánchez es un cáncer para el PSOE y su oportunismo y falta de escrúpulos hundirá al partido en una larga crisis.

    Ya discutimos sobre si existía el llamado sanchismo como algo contrapuesto al socialismo y desde aquí sostengo que es precisamente esa unilateralidad de las decisiones de quien se ha apoderado del partido, sus constantes mentiras, defendidas como cambios de opinión, y su absoluta falta de comportamiento ético, lo que caracteriza al denominado sanchismo. Por todo ello creo que debemos combatir esas actitudes en pro de soluciones generales a los problemas del país y no al servicio de intereses particulares.
    Como ciudadano libre e igual al resto de los españoles me opongo a cualquier medida de amnistía que se tome para blanquear un desafío al orden constitucional y una serie de corrupciones encaminadas a desviar fondos públicos para favorecer intereses particulares.

    Por otra parte, aunque se repita hasta la saciedad, no creo que un gobierno presidido por Sánchez y avalado por Podemos (Travestido en Sumar para ocultar su nefasta acción de gobierno), el PNV y Junts per Cat ( que jamás fueron fuerzas progresistas), los herederos de ETA, que nunca se ha arrepentido de sus crímenes y la autodenominada ERC (que silencia a la oposición en Cataluña desde una actitud supremacista), me niego a aceptar que ese posible gobierno amparado en la desigualdad regional y los privilegios de unos pocos votantes sea una solución de progreso.
    Dicho lo anterior, aquí está la grandeza de El Cuaderno, que permite disentir sin perder el respeto

    • Vicent Yusà

      Gracias Miguel por comentar el artículo. Bueno, expresas unas opiniones políticas que sabes que no comparto. Saludos

  4. jose manuel ferrandez

    Suscribo todo lo que dice De la Guardia

    Los líderes despóticos acaban consigo mismos y con sus propios partidos como les pasó a Rivera y a Iglesias

    Por otra parte la lacra de la política española son los partidos regionalistas cuya presencia en el congreso de la nación no tiene ningún sentido

    Si hubiera dos vueltas en las elecciones como en Francia desaparecerían del mapa

    Volveríamos al bipartidismo, pero si tenemos en cuenta que el 75 por ciento de los españoles son de tendencia moderada, eso no supondría ningún problema ya que las propias acciones políticas de los partidos los conducirían al poder o a la oposición en cada legislatura y no habría necesidad de recurrir a los chanchullos con catalanes vascos ni ninguna otra minoría egotópata

  5. FRANCISCO MAS-MAGRO MAGRO

    Si el pragmatismo en este caso es la mayoría, la amnistía carece de valor moral. La mayoría es el numero de personas que habitamos en este lugar llamado España, no a los habitantes de una región de España, mal que pese a unos cuantos (¿quizás dos millones contra cuarenta y cinco millones? No olvidemos que no toda Cataluña aboga por la independencia o la amnistía). ¿Por qué beneficiar a un grupo de españoles olvidando los derechos de la mayoría? Ciertamente, la democracia que ¿disfrutamos? actualmente está llena de errores y se aleja del concepto elemental de la misma. Me acerco mas a la opinión de De la Guardia.

  6. Vicent Yusà

    Gracias Francisco por tu comentario.
    La amnistía tiene un enfoque moral, o mejor, diversos enfoques morales. Pero no tiene una solución moral. 
    La solución es política. Y en este ámbito las decisiones las legítima la mayoría parlamentaria y el control legal del Tribunal Constitucional.
    Luego cada ciudadano puede seguir pensando que la decisión es justa,  o no.
    Pero siempre será legítima. A esto se llama democracia.

  7. José Manuel Ferrández Verdú

    El sentimiento de la justicia forma parte del conjunto de valores morales

    No es posible razonarlo

    O se tiene o no

    Y como todo sentimiento es manipulable

    Si a una persona se le dice que está siendo maltratada y se le repite al final creerá en ello aunque sea por autosugestión inducida

    Pero esto se sale incluso del terreno de la política para entrar en una zona pantanosa que no es moral ni política ni nada conocido

    Si la política debe lidiar entre los más oscuros intereses entonces difícilmente podrá resolver problemas sino sólo crearlos

    La política sólo resuelve los problemas cuando es en beneficio de unos pocos

    Entonces se dice que el problema está resuelto

    Suelen ser los poderosos y privilegiados esos pocos

    Cuando raramente un político intenta sinceramente resolver algo entonces es apartado por los demás que no pueden tolerar semejantes propósitos altruistas

    Quien quiere ser Santo no entra en política sino en el convento

    Vicent dice que la política puede llegar a resolver asuntos que éticamente no admiten solución

    Y que la democracia consiste en eso

    Yo creo que cuando los problemas son falsos la política lo único que hace es enredarlos más

    Por qué el problema vasco ha sido tan enconado en España y no en Francia

    No se a cuanta gente han liquidado en el país vecino, pero no parece que allí disfruten de más libertades que aquí

    La independencia catalana es una industria más del emprendedor pueblo catalán

    Pero es un sector al que sólo se ha apuntado lo mejor de cada casa

    • Vicent Yusà

      Gracias José Manuel por tus comentarios y aportaciones.
      Mi visión de la política, y sobre todo en una democracia, es más optimista. Se que estamos, en Occidente, en un momento nihilista (quizá desde la Ilustración), pero la democracia actual, con sus carencias e imperfecciones, es el mejor instrumento social para evidenciar los falsos problemas y resolver los problemas reales.
      No veo razones para contribuir con nuestro escepticismo a la victoria de los iliberales y otras plantas tóxicas. Saludos 

  8. José Manuel Ferrández Verdú

    Gracias Vicent
    Tienes razón
    Después de todo en Occidente no podemos quejarnos a la vista de como va el mundo en su mayor parte
    Nuestros problemas en comparación son a veces ridículos
    El hambre y la precariedad sí son asuntos relevantes para quien los padece
    Un saludo

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