Arte

Art al Vent: relectura de una tradición

María Jesús Soler reseña un singular certamen artístico valenciano, con los tejidos como protagonistas; una relectura de la costumbre tradicional de colgar cobertores de los balcones al pasar una procesión; y entrevista a su promotor, el artista Josep Ginestar.

Art al Vent: relectura de una tradición

/una reseña de María Jesús Soler/

El invento humano del tejido para múltiples usos, no solo funcionales, como vestirse o abrigarse, sino también ornamentales, cuenta con una trayectoria singular a la que ha ido uniéndose la del simbolismo de los colores para emitir mensajes, como tan bien relata Huizinga en El otoño de la Edad Media. Tal simbolismo es emisario de identidades culturales diversas según las cuales diferentes culturas muestran, a través de sus tejidos y uso de los mismos, las construcciones y deconstrucciones que en ellas se producen a lo largo del tiempo. Telas, bordados, tapices, alfombras, cintas, encajes, etcétera, van construyendo un mundo singular y fascinante que se multiplica y versiona de formas diferentes.

Desde mediados del siglo XX, con la ampliación del concepto de artes visuales y la incesante búsqueda artística de nuevas formas de expresión, los tejidos y la creación de obras artísticas han ido ocupando un lugar destacado en el arte contemporáneo.

El lienzo pictórico, como tal, es tejido; pero el arte textil trasciende el uso del tejido como soporte de la obra, ya que supone una forma diferente de hacer, al entrar en simbiosis con otras manifestaciones estéticas realizadas con elementos textiles de diversa índole, que son el vehículo expresivo de la idea o concepto que los artistas quieren expresar, mostrar. Hay una interrelación directa entre la sutileza, lo matérico, lo evanescente, etcétera, producto del tipo de tejidos y cosidos que se realizan.

Es en el siglo XIX, a partir de la Bauhaus, cuando la artesanía textil pasa a convertirse en un género artístico con vida propia, desmarcándose del concepto de artesanía al producir una síntesis que generaba obras con contenido conceptual e intención directa en ello. Aparece así lo textil integrado en esculturas, instalaciones y obras de gran interés, tanto para el coleccionismo como para el mundo del arte en general, con obras netamente textiles o utilizando técnicas que rememoran lo textil. Artistas como Josep Grau Garriga, Magdalena Abakanowicz, Toshiko Horiuchi, Marta Palau, Teresa Lanceta, Ghada Amer, etcétera, han realizado o realizan fantásticas obras íntimamente relacionadas con el arte textil, produciendo sensaciones y percepciones, a veces contrapuestas, en la decodificación individual que realizamos en la estructura visual, en la que la luz y el movimiento son elementos complementarios ineludibles. Así sucede, por ejemplo, en Art al Vent cuando se contemplan a lo largo de un trayecto al aire libre, constituyendo una interesante muestra de arte textil.

Art al Vent es una manifestación artística al aire libre que tiene lugar en Gata de Gorgos, localidad de la provincia de Alicante, limítrofe con la de Valencia y cercana a importantes núcleos turísticos. El certamen va ya por su décimo sexta edición, concitando ilusiones compartidas tanto de los artistas como de las instituciones. El propio pueblo y la afluencia de visitantes que año tras año acuden a esta muestra singular de arte textil vehicula no sólo las propias creaciones, sino la libertad temática por parte de los artistas, que en su mayoría utilizan estos grandes lienzos de 2,55 x 163 cm. para expresar sus inquietudes sobre diversos temas de actualidad tanto sociales como intimistas o existenciales.

Se trata de un certamen abierto a la pluralidad de propuestas y una invitación a decodificar obras de signo diverso. También, tal vez, a rememorar a Umberto Eco cuando afirmaba que «las obras abiertas se manifiestan como metáforas epistemológicas […] que nos permiten comprender nuevos aspectos del mundo y posicionarnos ante ellos […] La obra se propone como una estructura abierta que reproduce la ambigüedad de nuestro propio ser en el mundo».

Toda obra puede contener en sí una estructura narrativa que plantea un campo de posibilidades abierto a la interpretación y la reflexión del espectador, estableciéndose una dialéctica de la mirada ante el objeto, trascendiendo así la propia intencionalidad del artista: libertad, alienación, crítica, reivindicación, tradición, innovación plástica, etcétera, son como una amalgama que cada cual construye al visualizar y mirar estas telas colgadas de balcones construyendo un trayecto plástico y lúdico al tiempo. Es un ir y venir a lo largo de una calle y parte de otra contemplando estas telas ondulantes, batidas por el viento y formando parte temporalmente del paisaje urbano de la villa.

En esta muestra de arte textil confluyen intereses y motivaciones diversas; de ahí nuestra apelación a la reflexión de Eco: toda obra es ineludiblemente personal y nos remite a nuestro propio ser-en-el-mundo; a un ser-ahí, expresión heideggeriana de sesgo existencial. El arte nos habla y entra en diálogo intrapersonal con el sujeto que contempla. Esto tiene sus efectos. Art al Vent es, desde esta perspectiva, una muestra intercultural, interdisciplinar, de artistas y también de asociaciones que edición tras edición va retroalimentándose.

Telas escritas y cosidas (Taller d’Art AMADEM; oenegé Salud Mental Marina Alta).

Art al Vent trasciende de tal modo lo que alguien podría llamar una muestra de artesanía para ocupar en el campo del arte un lugar preeminente y distópico.

Hace muchos años tuve ocasión de visitar una exposición de arte textil en el Museo Reina Sofía. Se trataba de la obra de Teresa Lanceta, artista que recientemente formó parte del jurado de Art al Vent. Me impresionó sobremanera su obra y los comentarios de todo tipo entre los visitantes que no entendían que coser, plasmar cosiendo en una tela, fuera tema para un Museo. ¡Atrevida ignorancia!

Hilos, telas, cintas, texturas visuales diversas, etcétera, posibilitan un lenguaje plástico increíble e increíblemente trabajoso. En este certamen hay obras que conjugan lo pictórico con lo textil, lo cual es admisible siempre que haya un concepto que trascienda la mera decoración. Aquí la creatividad se diversifica. Por ejemplo, la obra que se muestra a continuación son cientos de huellas dactilares en negro con un crespón azul, todo un símbolo: azul como el Mediterráneo, en donde mueren miles de migrantes que, en su recorrido por buscar un sueño, acaban engullidos por el mar.

Por otra parte, Art al Vent es la condición de posibilidad, como diría Michel Foucault, de que se mueva un engranaje cultural visibilizándose, pese a que existiendo se mantenía silencioso. Ha hecho posible no sólo que presenten sus obras artistas de diferentes nacionalidades, sino también que diversas asociaciones de diferente signo hayan ido implicándose en este proyecto, lo cual es muy significativo. Hay una cierta mutación epistemológica en la que el concepto de arte se expande y afecta ciertos modos de vida de los habitantes de Gata de Gorgos en un proceso de acercamiento al arte contemporáneo. Si ya tenía una afluencia internacional en participantes, también la tiene en visitantes y esta décimo sexta edición ha rebasado las expectativas, como manifiesta Josep Ginestar, artista y maestro de plástica experimental en A. Vives y coordinador del cuidadoso catálogo que se edita.

Este año en la muestra de arte textil ART al VENT tenemos obras de 81 autores, básicamente mujeres, de los siguientes 20 países: Alemania, Argentina, Bélgica, Brasil, Chile, Egipto, España, Francia, Italia, Japón, Lituania, Marruecos, México,Puerto Rico, Suecia, Taiwan, Turquía, Uruguay y Estados Unidos. Ahora, con una corporación que dispone de unos años por delante, es el momento para plantearse nuevos retos, para definir cuáles son los propósitos que se quieren conseguir, cuál es la amplitud del proyecto y también su mirada, su concepto […] Las colchas de este año ya están colgadas, las luces que iluminan las calles en estas noches cálidas también están instaladas, las actividades culturales que acompañan la muestra organizadas […] Todo está preparado para el disfrute, para que las miradas se fijen y dialoguen con las obra. Ese diálogo justifica el esfuerzo de todo el año.

Estas palabras de Ginestar ponen de manifiesto el entramado y las consecuencias de Art al Vent, una de las muestras de arte textil más importantes del territorio español, transmitiendo la sensibilidad y la visión de numerosos artistas que, como dijo Àngels Soler, concejala de Cultura, en el acto de inauguración, «han encontrado en los balcones de nuestro pueblo el soporte ideal para expresarse».

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Toda la maquinaria y el esfuerzo corporativo de organizadores, jurados de la muestra, vecinos, visitantes, se pone en marcha a primeros de diciembre en la convocatoria on line del certamen; certamen que tiene como consecuencia un museo al aire libre junto con una programación cultural que se prepara para cada edición.

Me ha parecido muy interesante poder entrevistar a Ginestar, artista y fundador de Art al Vent. Su aportación es de gran valor para conocer nuevas propuestas para la trayectoria de esta muestra de arte textil que cuenta ya dieciséis ediciones; una deconstrucción de la tradición que implica una relectura de la misma.


Josep Ginestar: «Queríamos hacer una relectura de la costumbre tradicional, todavía vigente, de colgar los cobertores al pasar una procesión»

¿Cómo y cuándo se te ocurrió la idea de Art al Vent?

Para contestar a esta pregunta hay que remontarse un poco; a unos acontecimientos que se producían en Gata de Gorgos, localidad con un tejido empresarial importante y con una tradición artesanal relacionada con el mimbre, la cestería y todo el ámbito implicado, de la que Gata es un referente en la Comunidad Valenciana. Hace exactamente dieciséis años, la Asociación de Comerciantes de Gata decidió organizar una feria donde se mostrara por diferentes calles la actividad de empresas y comercios. En relación con ello, un alumno mío de la Escuela de Plástica Experimental A. Vives, Juan Pablo Signes —que, al mismo tiempo, era el que organizaba la feria— me preguntó si se me ocurría algo para decorar algunos balcones delante de los cuales había pabellones con muebles. Y ahí comenzó todo. Quiero agradecer la gran colaboración que tuve de mi alumnado en los primeros años de gestación de Art al Vent; unos inicios que tienen poco que ver con la dimensión que el certamen ha ido adquiriendo a lo largo de sus dieciséis ediciones. En ellas fueron teniendo lugar procesos diferentes hasta que el certamen se desvinculó del hecho inicial de la feria.

¿Por qué se desvinculó?

Lo que inicialmente eran telas diversas no demasiado grandes, que se colgaban de los balcones para acompañar la celebración de la feria, fue creciendo; y a partir de la quinta edición de Art al Vent comenzó a organizarse independientemente desde mitad de agosto hasta el primer fin de semana de septiembre, porque entendíamos que tenía valor en sí mismo. Curiosamente, en las sucesivas convocatorias, el formato de las telas fue pareciéndose a las colchas o cobertores tradicionales que se cuelgan de los balcones en diferentes fiestas religiosas, como las procesiones, que en tantos lugares del país se celebran en las fiestas patronales u otros momentos. Y a mí se me ocurrió que podíamos hacer una relectura de las colchas tradicionales, lo que se fue conceptualizando poco a poco hasta llegar a ser una muestra de arte contemporáneo, lo que para la población de Gata ha sido una oportunidad de entrar en contacto con el propio arte contemporáneo. En la actualidad, hay que subrayarlo, es casi el único contacto que tiene la mayor parte de la población de Gata con el arte contemporáneo, con lo cual Art al Vent tiene un importante valor añadido: no sólo ser una manifestación cultural, sino también un desarrollo de la educación de la sensibilidad.

De lo que se trataba era de hacer un homenaje a la antigua costumbre de colgar las colchas en las celebraciones, pero con significados y simbolismos añadidos, ¿no es así?

Ciertamente, fui dándome cuenta del interés de hacer una relectura de la tradicional costumbre de colgar los cobertores al pasar una procesión, lo cual es una tradición todavía vigente. Pero es muy significativo que gran parte de la población diga: «vamos a ver las colchas de este año», refiriéndose a las obras del certamen, del que pienso que también es un estímulo para proteger esa tradición de siempre en los momentos anuales de costumbre. Esta tradición ha desaparecido en gran parte en otros pueblos de la comarca. Es importante no perder las señas de identidad. Art al Vent versiona una tradición trayéndola simbólica y significativamente a nuestra contemporaneidad.

¿Estás satisfecho con el recorrido de la muestra?

En unas cosas si; no tanto en otras, y voy a intentar concretar. Lo más importante es que la población de Gata, a quienes va dirigida en primer lugar, la han acogido. Es decir, no hablamos de una imposición de gente de fuera que viene aquí a instalar su muestra. En la actualidad, no se discute ya la necesidad de su repetición, y no sólo por razones artísticas, sino porque es asimismo la manifestación turística más importante que realiza la población en todo el año, siendo también de gran importancia para toda la comarca de La Marina de la Costa, con una gran población local y extranjera. Pero hay otros campos en los que no me muestro tan satisfecho, como la asistencia de público, que creo que podría ser mayor. Es escasa teniendo en cuenta que estamos a pocos kilómetros de uno de los centros turísticos más potentes del mundo: Benidorm; y quizás la repercusión mediática debería ser mayor tanto en los medios generalistas como, por supuesto, en los artísticos. Creo que seguimos sin tener un organigrama claro con las responsabilidades bien definidas, con buenos profesionales en prensa, redes sociales, página web… Además, la muestra no está estructurada bajo el paraguas, por ejemplo, de un patronato, fundación o asociación autónomos del poder municipal, buscando la colaboración del potente empresariado de Gata. En cierta forma, en esos aspectos estamos casi igual que en nuestros inicios, con la diferencia que en sus inicios ésta era una pequeña muestra. Yo creo que es momento de reflexionar en torno a esos puntos: si se desea una continuidad con la actual estructura, envergadura y difusión o se opta por un modelo más amplio, profesionalizado y con miras a ser un gran referente. Art al Vent tiene una idiosincrasia propia y etnográficamente no es comparable a otras muestras de arte textil en la calle que se dan a nivel nacional. Es diferente.

Es momento de realizar ciertos cambios, ¿no es así?

En realidad, sí. Convendría hacer una reflexión global y crítica de la propuesta inicial: ¿se han alcanzado los objetivos? ¿Hay otros enfoques posibles? ¿Qué debería continuar de igual forma? Etcétera. Según mi opinión, todavía no solo no se han cumplido los propósitos, sino que apenas hemos entrado en la gran historia que imaginé en su momento. Es cierto que, por una parte, después de tantos años se ha vehiculado y asentado el proyecto actual con la estructura y alcance que ahora tenemos, pudiendo fluctuar en mayor o menor calidad, participación de autores y de países. Groso modo, continuará siendo así, pero es necesario reforzar y expandir el proyecto perfilando un Art al Vent de un mayor alcance a través de una profesionalización de las estructuras.

¿Podrías explicar algo más esta ampliación del proyecto inicial; de esta profesionalización de las estructuras?

A bote pronto, necesitaríamos grandes responsables de prensa, de redes sociales, de gestión de la web, etcétera. Ahora bien, el alcance será el correspondiente a la implicación aportada. Son los habitantes de Gata de Gorgos, representantes de la sociedad propietaria de la muestra, quienes tienen la última palabra, ya que todo eso cuesta dinero. En este sentido, aparte de la posible contribución institucional a nivel local, autonómico o incluso de la Unión Europea, no es preciso que el capital sea solo público, sino que también puede y debería venir de empresas privadas. Gata de Gorgos es de sobra conocida. Como dije antes, dispone de una tupida red empresarial y yo sería partidario de buscar complicidades con ese mundo, todo en vistas a conseguir un Art al Vent con una repercusión mediática importante, con una difusión potente, lo cual redundaría en una nutrida inscripción de autores y facilitaría posteriormente una selección de las mejores obras, que repercutirían asimismo en la calidad total de la propuesta. Esa colaboración es imprescindible, ya que éste no es un proyecto personal: lo es de la colectividad y es también una actividad turística, ya que convoca en Gata a muchas personas tanto nacionales como extranjeras. De hecho, Art al Vent ya ha traspasado fronteras en cuanto a participación de artistas y es la actividad cultural y turística más importante que organiza el pueblo en todo el año. La participación de la sociedad civil de la localidad se impone. Además, necesitamos una mayor implicación institucional, concretamente de las concejalías de Turismo y Comercio.

Háblanos más de esa capacidad que ya ha mostrado Art al Vent de traspasar fronteras.

En esta edición han sido seleccionados 81 artistas de veinte países diferentes, lo cual repercute en que la sociedad de Gata de Gorgos vaya valorando la muestra cada vez más. Está claro que el aumento de la internacionalidad hace crecer la importancia de la propuesta a nivel plástico y mediático, lo cual se podría potenciar con un cambio de organigrama o estructuración para el que es imprescindible, insisto, la colaboración del ámbito institucional y empresarial. Hay un hecho incuestionable: Art al Vent es la exposición de arte textil al exterior más importante de España y la muestra más internacional que se organiza en tierras valencianas a lo largo de un año.

¿En qué aspectos fundamentales se basa el criterio para elegir al jurado de las diversas ediciones?

No siempre está formado por las mismas personas. Lo más importante es que sean buenos profesionales. Se procura que no todos sus miembros vengan del estricto mundo creativo textil y se intenta ampliar el espectro, porque Art al Vent conjuga lo pictórico y lo textil. Esta es también una de sus características importantes. Nos movemos en los límites de lo que se entiende como arte textil. Lo que nos interesa es que en las obras se dé una complicidad entre lo pictórico y lo textil enfatizando más lo último. Hay dos límites a considerar que pueden ahogar la esencia de Art al Vent: el primero, cuando lo estrictamente pictórico se impone; el segundo, cuando lo textil no aporta concepto o ideas, convirtiéndose en algo meramente decorativo, lo cual ahoga la creatividad y la entidad de la muestra.


María Jesús Soler es una artista multidisciplinar consolidada con un amplio historial de exposiciones de pintura y grabado en España y en el extranjero. Licenciada en bellas artes en la especialidad de escultura por la Facultad de Bellas Artes de San Carlos de la Universidad Politécnica de Valencia, es asimismo doctora en filosofía y ciencias de la educación por la Universidad Literaria de Valencia, catedrática de filosofía y licenciada en filología hispánica. Recibió formación en grabado calcográfico en la Escuela de Artesanos de  Valencia y en la Facultad de Bellas Artes de Urbino (Italia), así como cursos especializados de fotograbado solar no tóxico en PMP Grafix, de grabado en color al carborundo y de grabado sobre pulpa de papel impartidos por José Fuentes Esteve. Ha participado en talleres sobre libros de artista y encuadernación con Albertina Tafolla. Ha estado presente en importantes ferias de arte, como las de Shanghái o Estampa. Ha realizado proyectos escultóricos como El Hilo del Tiempo, ubicado en la plaza Julio M.ª Orozco, en Elche. En el ámbito literario ha publicado las obras Meninas: mito, invención y realidad (2004), Rigoberto Soler de cerca (2011) y Sanzsoto: de roca y espumas (2013). Ilustra con sus grabados la obra Els camins i la mirada, del poeta valenciano Marc Granell.

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