La jaula

La negociación

«Nuestra vida transcurre con momentos 'en sí' y otros tantos 'para sí'. Y en todos hay palabra, en todos hay interés, en todos hay contemplación. ¡Qué complicado resulta abandonar el 'para sí'!». Un artículo de Javier Sánchez Menéndez.

/ La jaula / Javier Sánchez Menéndez /

Nuestra vida transcurre con momentos en sí y otros tantos para sí. Y en todos hay palabra, en todos hay interés, en todos hay contemplación. ¡Qué complicado resulta abandonar el para sí! ¡Qué difícil elección, aún cuando la tenemos tan clara! Conocemos el camino, estamos convencido de ello, pero el para sí nos atrae con una fuerza sobrehumana.

En estos casos, si no podemos abandonar el para sí, ni apartarlo, ni dejarlo a un lado, lo necesario es la negociación. Hemos de dialogar con nuestra consciencia, dejarle claras nuestras intenciones, y seguir leyendo.

Unas veces vencerá el para sí, otras en sí. Pero hay que efectuar el intento.

Nuestro pequeño mundo o nuestro mundo pequeño. Solo nosotros podemos engrandecerlo, solo nosotros debemos sacar de él nuestra contemplación: establecer los detalles que figuran en cada detalle, alimentarnos con la visión que la naturaleza nos entrega, aunque siga permaneciendo en la naturaleza, descifrar los misterios de la luz, del sonido, del olor, y hacerlo con la palabra. La clave es la negociación.

Existía hace muchos años un padre que tenía dos hijos. Uno era ordenado, tenía muy claras sus intenciones. Era bondadoso y cortés. El otro hijo actuaba siempre llevado por las influencias, no dejaba que le aconsejaran, y tampoco planteaba en su vida una dualidad, porque él era la dualidad.

Un día el padre salió a pasear con los dos hijos. Al comienzo de la ruta un mirlo muy grande voló hacia una encina, allí había un nido de gorriones. Tiró a las crías del nido, se puso a adaptar el nido para sí, y acabó descansando en su nuevo hogar.

Siguieron caminando. No había pasado mucho tiempo cuando el primer hijo les rogó que se detuvieran. Delante de ellos un gran hormiguero sobresalía de la tierra. Las hormigas en un orden escrupuloso iban llevando alimento para el invierno. Pero junto los restos que transportaban observaron plumas de pájaro, plumas negras. Los trozos más grandes los arrastraban varias hormigas, tirando de ellos con una fuerza sorprendente.

El primer hijo siguió el hilo de la procedencia de las hormigas y acabaron en la encina donde el mirlo se había apropiado del nido.

Las crías de los gorriones muertos que el mirlo había arrojado no habían sido devoradas por las hormigas, permanecían en el suelo y algunas hormigas cubrían con hojas los cuerpos.

Nadie supo nunca qué ocurrió con el mirlo. Las hormigas trasladaban su cuerpo en trocitos, los bajaban por el tronco del árbol hasta su hormiguero.

El padre cuando contempló la escena no dijo nada. Miró a sus dos hijos y prosiguió su camino por el campo.

Las hormigas negociaron. Ellas no entendían del en sí ni del para sí, pero negociaron. Decidieron caminar juntas y pudieron oler el alimento en un nido, en la rama de un árbol.

[EN PORTADA: Mano con hormigas, por Salvador Dalí (1927)]


Javier Sánchez Menéndez (Puerto Real, Cádiz, 1964) es poeta y ensayista, su último poemario publicado es El baile del diablo (Renacimiento, 2017). De su poesía se han publicado tres antologías en España y una en Colombia. Autor de varios ensayos, destacamos El libro de los indolentes (Plaza y Valdés, 2016). Ha publicado cuatro libros de aforismos: Artilugios (2017), La alegría de lo imperfecto (Trea, 2017), Concepto (2019) y Ética para mediocres (2020), y la obra Para una teoría del aforismo (Trea, 2020).

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