Los días perfectos

/ una reseña de Miguel de la Guardia /

Si todavía no ha leído el libro de Jacobo Bergareche, por favor, cierre esta pantalla, meta veinte euros en su bolsillo y salga a buscar una librería de guardia. La estabilidad de su matrimonio e incluso la felicidad de su amante pueden depender de la lectura de estas páginas.

Si todavía no ha cerrado la página de El Cuaderno y espera encontrar aquí alguna razón para creer en mi advertencia, no lo dude: en este libro hallará a un autor abducido por Bill Faulkner, no por el premio Nobel de literatura William  Faulkner sino por el amante de Meta Carpenter y su relación de casi treinta años. El texto, en forma epistolar, es un relato sobre la pasión, el enamoramiento y el tedio de la vida en común, lleno de humor y de ternura. Además, es uno de los retratos más hermosos de la ciudad de Austin y pone en valor el Harry Ransom Center, que se nos presenta como una institución modélica con un rico patrimonio y una gestión ágil que se aparta del encorsetamiento de nuestros archivos y bibliotecas.

En cualquier caso, no creo que este libro sea una historia de amor. De lo que trata es de la pasión y su pérdida, pero lo cierto es que también hay amor, aunque no se concrete en Paula, la esposa del protagonista, ni Camila, su amante. Carmen y sus guerras son el mejor exponente del amor, ese que no pide nada a cambio y que es capaz de sobrevivir a todos los problemas e incluso al tedio.

Lectura gozosa, repleta de guiños al lector en forma de referencias literarias y, especialmente, musicales que crean una complicidad que favorece la identificación de quien lee con el autor y con la anécdota de Faulkner.

Desde aquí reclamo del estado de Texas el nombramiento de Jacobo Bergareche como embajador del mismo y para su libro miles de lectores. Vale la pena el esfuerzo y es de agradecer la forma en que se ha sabido hilvanar un texto que no decae nunca en su tensión dramática y que lleva al lector de la anécdota del protagonista al descubrimiento de Austin, a la reivindicación de Faulkner como artista y amador y a la fórmula mágica para reinventar la pasión e incluso el deseo.

Como no todo pueden ser halagos, hay que lamentar la horrenda imagen de cubierta, que destroza una edición que funciona mejor en su estructura de tapas blandas con solapas y con buena decoración interior. Lástima. Hay en el libro suficientes ilustraciones que reflejan mejor su contenido que ese discutible lego de medias naranjas besuqueantes. Además, en estos tiempos de conciencia ambiental bien haría la editorial en prescindir de esa banda añadida que duplica la fealdad del dibujo.

En conclusión, no hagan caso de la cubierta y sumérjanse en ese mundo de días perfectos que podría ser el suyo puesto que se encuentra al alcance de cualquier economía y depende solo de su actitud.

---

---

Miguel de la Guardia es catedrático de química analítica en la Universitat de València desde 1991. Ha publicado libros sobre green analytical chemistry, calidad del aire o análisis de alimentos. Próximamente publicará uno sobre smart materials en química analítica. Además, ha publicado doce capítulos de libros. Ha dirigido 35 tesis doctorales y es editor jefe de Microchemical Journal, miembro del consejo editorial de varias revistas. Fue condecorado como Chevallier dans l’Ordre des Palmes Académiques por el Consejo de Ministros de Francia y es Premio de la RSC (España).