Escuchar y no callar

Fundamentalismo de la derecha

Miguel de la Guardia publica el primero de dos artículos sobre el fundamentalismo, ocupándose en este del conservador.

/ Escuchar y no callar / Miguel de la Guardia /

Vaya por delante que estoy convencido de que la tradicional división de las opciones políticas entre izquierda y derecha es un anacronismo y que hoy, en las sociedades democráticas avanzadas, de lo que se trata es de poner el acento de la acción política en las libertades individuales o en la justicia social y ambas opciones son compatibles y perfectamente válidas.

Desde las llamadas alternativas de derecha se plantea que la iniciativa privada es el motor de la economía y de la vida social en general, lo que, aun siendo parcialmente cierto, no es toda la verdad. El nacionalismo exacerbado propiciador de la xenofobia, la protección del beneficio por encima de todo argumento, la creencia en la bondad natural de la reducción de los impuestos y su efecto benéfico sobre la sociedad o la traducción en términos de normativa legal de muchos aspectos de la moral religiosa son algunos de los dogmas del fundamentalismo neoliberal contaminado de una cierta moralina religiosa.

Olvidan quienes ensalzan el beneficio personal que una sociedad desigual con niveles excesivamente altos de riqueza y amplias capas de pobreza acaba siendo demasiado cara para los primeros e injusta para los segundos, que si se destruye la clase media se debilitan y deterioran los servicios sociales y los ricos deben acudir a financiar su propia asistencia médica, sistemas privados de seguridad y protección de sus propiedades y sus vidas, una educación privada para sus hijos y, en definitiva, acaban pagando dos veces por los servicios básicos de seguridad, educación, sanidad o jubilación de lo que harían en un sistema justamente distributivo que pusiera coto a la desigualdad y permitiera recaudar lo necesario para asegurar un sistema público de servicios de calidad.

La traducción en términos legales de la moral religiosa olvida que nuestras sociedades son cada vez más plurales y que las religiones y creencias de todo tipo son difícilmente homologables, por lo que no se puede hablar de una sola moral y mal harían los legisladores en confundir la religiosidad personal de una parte, aunque pudiera ser mayoritaria de la sociedad, con el total de la población. Las leyes, como los hábitos sociales deben adaptarse a la realidad del momento y temas tabúes en una sociedad mayoritariamente católica como el divorcio, el aborto, la homosexualidad o la eutanasia deben reflejarse en el marco legal, respetando las opciones personales pero sin imponer las creencias de los unos sobre los otros. Hoy en España nadie apoyaría la abolición del divorcio o la penalización del aborto, la homosexualidad o la eutanasia, aunque esto no debe confundirse con que el divorcio o el aborto sean decisiones dolorosas y abortar no pueda ser nunca un derecho. En lo que se refiere a la homosexualidad, está claro que junto con la libertad religiosa o la igualdad entre hombres y mujeres, independientemente de su raza o condición económica, están en la base de los principios de libertad, igualdad y fraternidad que inspiraron la modernización de la sociedad. Además, no olvidemos que la asunción, por parte del poder político, de una parte de la moral religiosa acaba dañando a la propia estructura de la religión que se dice proteger y la devalúa para el resto de la población

El nacionalismo exacerbado es otra de las características de la derecha más radical y los discursos de America first, primero los españoles o Catalunya al davant son claramente xenófobos y reaccionarios sea cual sea la autodefinición de los partidos que los sostengan. El tiempo y la realidad de sociedades con un nivel de mestizaje cada día mayor demuestran la sinrazón de los nacionalismos en un mundo globalizado.

Mi punto de vista es que se puede ser liberal y hasta conservador de algunas tradiciones sin imponer la propia ideología a los demás y sin crear desigualdades dramáticas que, a la larga, a todos perjudican y que, siempre, es conveniente alejarse de los fundamentalismos.


Miguel de la Guardia es catedrático de química analítica en la Universitat de València desde 1991. Ha publicado más de 700 trabajos en revistas y tiene un índice H de 77 según Google Scholar y libros sobre green analytical chemistry, calidad del aire, análisis de alimentos y smart materials. Ha dirigido 35 tesis doctorales y es editor jefe de Microchemical Journal, miembro del consejo editorial de varias revistas y fue condecorado como Chevallier dans l’Ordre des Palmes Académiques por el Consejo de Ministros de Francia y es Premio de la RSC (España). Entre 2008 y 2018 publicó más de 300 columnas de opinión en el diario Levante EMV.

Acerca de El Cuaderno

Desde El Cuaderno se atiende al más amplio abanico de propuestas culturales (literatura, géneros de no ficción, artes plásticas, fotografía, música, cine, teatro, cómic), combinado la cobertura del ámbito asturiano con la del universal, tanto hispánico como de otras culturas: un planteamiento ecléctico atento a la calidad y por encima de las tendencias estéticas.

0 comments on “Fundamentalismo de la derecha

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: