Poéticas

El diálogo con la literatura en el último Giuliani

Se recoge aquí la intervención del profesor José Muñoz Rivas en el congreso 'Alfredo Giuliani. Poesia, critica, arte vivise', celebrado los días 3 a 5 del pasado mes de mayo y organizado por el Dipartimento di Lingue, Letterature e Culture Moderne de la Universidad de Pescara.

/ por José Muñoz Rivas /

Alfredo Giuliani es un autor que me acompaña prácticamente desde el ya lejano inicio de mi actividad de doctorando y de docente a mitad de los años ochenta. En este tiempo traduje al español, con su inestimable asesoramiento técnico y su mucho entusiasmo, el entonces recién publicado Versi e nonversi. Un libro realmente complejo1 para cualquier lector y traductor que se precie, del que guardo un emotivo y grato recuerdo. De hecho, aquel trabajo filologico traducionario2 (un término inventado por Giuliani para referirse a los problemas de la traducción poética) que culminó en la traducción del libro,3 me ha sido de inestimable ayuda posteriormente a la hora de enfrentarme como traductor con otros poetas italianos del Novecientos, como Cesare Pavese, Guido Gozzano y Vittorio Sereni. Unos escritores que al lado de Alfredo Giuliani siempre parecen sencillos, por así decir, fáciles de afrontar sin grandes proezas. Giuliani es para mí una de las personalidades más relevantes y necesarias de la literatura, y de la cultura italiana de la segunda mitad del siglo XX. Y lo que es más importante, una persona cuyo recuerdo me acompaña gratamente desde hace bastantes años.

La reciente traducción al español de los dos últimos libros de poemas de Giuliani,4 Ebbrezza di placamenti y Poetrix Bazaar, que completa finalmente toda su obra poética en español, me ha puesto nuevamente en contacto con el esplendor artístico de sus textos, y especialmente con la mucha riqueza de planteamientos que encierra la poesía del último Giuliani. En realidad, el proyecto se remontaba al año 2000, al menos en lo referente a Ebbrezza di placamenti, y en este debía participar el autor como asesor, por así decir, de la traducción. Pero no pudo realizarse por distintos motivos y compromisos, y esto ha producido que los poemas de 1993 se lean ahora en español junto con los de 2003, conformando de algún modo una zona bastante delimitable de su arte. Delimitando un espacio de su obra creativa que viene a resolver el silencio poético que se había instalado en su poesía a partir de la publicación de Versi e nonversi en 1986, e incluso antes, al tratarse de la poesía reunida hasta 1984. 

Mirándolo bien, el silencio poético de Alfredo Giuliani se remonta más atrás en el tiempo, hasta 1973, que es el año de publicación del poemario Chi l’avrebbe detto, aparecido poco después de Il giovane Max (1972), y que también incluía composiciones anteriores. De hecho, los poemas «Casuali» (1978-1984) de Versi e nonversi están integrados por las 17 composiciones con las que contaba el poeta en el cajón a la hora de publicar su poesía lo más completa posible en 1984. Es decir, que no representan un poemario, ni el esbozo de un nuevo libro, ni nada parecido, sino una selección forzada por la publicación de la obra reunida hasta ese momento, y mantienen en Versi e nonversi una presencia de muestrario de la actividad digamos última de aquel tiempo.

Por lo que se refiere a Ebbrezza di placamenti y Poetrix Bazaar, quisiera afirmar ya desde aquí que no es posible separar esta última brillante etapa del arte de Giuliani del resto de su poética evolucionada a partir de su citadísimo e inencontrable primer libro, Il cuore zoppo, publicado en 1955 en la ya legendaria colección «Oggetto e símbolo» que dirigía Luciano Anceschi.5 Y esto porque se trata de una continuación de su poética de siempre, como han advertido algunos críticos importantes a los que aludiré enseguida. Pese al tono diría que filosófico y epigramático, a veces muy cálido y acogedor, que tienen muchos de los poemas de esta fase, tan entrañable de su obra artística, se trata de unos poemas6 que no dejan de presentarse al lector con una densidad de planteamientos realmente impresionante, pese al tono popular, de cantilena popular, que los recubre a veces con gran ironía (afectuosa) constructiva, y como vengo defendiendo, bastante familiar para el lector acostumbrado a sus textos poéticos y críticos.

La situación estilística que comento ha sido muy bien interpretada por Romano Luperini en su introducción a Ebbrezza di placamenti, donde, destacando una serie de novedades aparentes, constata una clara continuidad de la línea estilístico-constructiva anterior, para entendernos, la del Giuliani de siempre. En esta, como afirma Luperini, la poesía conoce el límite extremo de una desierta, opaca, absoluta liricidad.7 A esta liricidad habría que añadir la tendencia al prosaísmo, a la narración, sobre la que el poeta insiste en distintas entrevistas de estos últimos años de su vida, y en el epistolario traducionario citado, sobre el que volveré enseguida. De entre estas, señalaría ahora la entrevista que realizó Antonio Schiavulli en 2006, en la que Giuliani aclara mucho el ambiente compositivo que rodea los poemas de 1993 y 2003, y que nos va a servir de introducción a esta fase de su obra tan llena de intereses artísticos:  

«Ho la supposizione che tutto ha avuto il suo tempo. Le Partiture, Il badante di Eraclito, per esempio, sono conclusioni provvisorie, non separabili da tutto il resto. Sono poesie filosofiche e civili. Non so se si sia visto che sono narrazioni, che racconto sempre qualche cosa. La poesia dà l’impressione di raccontare esclusivamente se stessa usando di tutto. Magico».8  

Si bien no es posible hablar de una ruptura con el Giuliani teórico de I novissimi, a la hora de valorar estos libritos de 1993 y 2003, como proponen Luperini y algunos otros críticos, sí que es posible plantear un ambiente narrativo novedoso y mágico, como quería el poeta, del todo inédito. Incluso si pensamos en los ejercicios y en las recreaciones literarias que el poeta nos regala ya en Ebbrezza di placamenti, a través de la recuperación del stilnovista Guido Cavalcanti, y de las tres excelentes odas de Ibn Hamdîs. Y no digamos en los oníricos poemas del queridísimo poeta-crítico William Empson, que Giuliani propone ahora en su dimensión eminentemente poética, y de clara tensión lírica.9    

No estoy del todo de acuerdo con Niva Lorenzini cuando afirma que después de 1986 la relación de Giuliani con la poesía se hará más esporádica, casi ocasional, clandestina.10 Personalmente, diría que el reencuentro con la poesía de Giuliani después de la publicación de Versi e nonversi fue bastante meditado, y sin duda complejo y sufrido, si nos atenemos a sus comentarios epistolares de finales de los años ochenta. El referente de los comentarios es la traducción española de Versi e nonversi, a la que me he referido con cierta extensión en otro lugar.11 De hecho, en una carta del 2 de marzo de 1988, en la que el poeta añoraba su estancia como profesor visitante en la New York University, Giuliani escribía:

«Ma che cos’è l’aria dell’Adriatico rispetto alle ampiezze dell’oceano? Basta con la nostalgia (del resto sono troppo vecchio per sognare un’altra residenza; e poi, tranne due o tre dei soliti articoli per la Repubblica, non ho scritto nulla, ho solo un quadernetto di carni appunti; forse… dopo sei mesi… dopo una più calma assimilazione… avrei ritrovato l’impulso scribendi…)».12

Meses después, sin dejar de lado este tono de incertidumbre sobre el presente y el futuro, que por lo demás está en todo el epistolario traducionario, Giuliani aludía nuevamente en una carta del 7 de enero de 1989 al anhelado reinicio de su escritura poética en estos términos: «Le mando un testo inedito (che apparirà in rivista). È un inizio, forse, di un nuovo libro. Una piccola strofa di sei versi e poi un contrappunto in prosa. C’è una grande passione nascosta».13

El texto inédito estaba compuesto por las cinco estrofas del poema Ebbrezza di placamenti, publicado en la revista Il verri ese mismo año, y que cuatro años después darían el título al nuevo libro.14 El autor usa un tono diría que muy parecido al que adopta algo más adelante en el tiempo, en una carta del 2 de noviembre de 1989, cuando escribe también a propósito de su libro que sigue proyectando. En esta se muestra con mayor evidencia el reparo del autor ante el horizonte de recepción que va a tener como poeta con sus lectores, sobre todo si consideramos que la mayor parte de estos lectores son profesionales y tienen unas expectativas muy altas, a las que su misma poesía los ha acostumbrado: «[…] (la mia vita ora è piena di puntini di sospensione: …). In quei puntini, o meglio nel luogo di quei puntini spero proprio che si affaccino nuove poesie. Ora le poesie degli altri mi annoiano tremendamente e non vorrei diventare noioso anch’io».15

Hay en el epistolario traduzionario algunas referencias más a la llegada del impulso scribendi en Giuliani, esta vez durante la preparación del material para el libro que el poeta publicará con el título de Poetrix Bazaar en 2003.16 Reproduzco a continuación un fragmento de una carta del 6 de abril de 1999, donde respondiendo a una invitación a participar en un congreso de Barcelona sobre la literatura en el Nuevo Milenio, el poeta respondía también haciendo referencia a las composiciones que después convergen en el último libro:

«Il tema della intervención que vi aspettate io svolga è preoccupante (e anche divertente): dovrò fare il sociologo (della poesia) e il profeta! Non so come, ma me la caverò. (Ora scrivo soltanto poesie brevissime, e poche, nonché alcune poesie sul mio cane, cerco di capire come pensa da cane il cane. L’idea del Millennio che, Signore e Signori, va a cominciare, non m’incuriosisce più di tanto. Perché in ogni caso la mia curiosità non potrà essere appagata. Per indovinare il Millennio incipiente dovrò interrogare me stesso, e questo pone subito un limite ridicolo a tanta impresa)».17

También en referencia a Poetrix Bazaar, quisiera reproducir aún un nuevo fragmento del epistolario, concretamente de una carta del 2 de febrero de 2002, que no tiene desperdicio, precisamente porque el poeta hace un autoanálisis estilístico de sus textos últimos. En este, Giuliani no abandona el tono altamente pesimista, y de clara y profunda preocupación, al que he aludido más arriba, ahora también por los temas que eran de actualidad en estos primeros años del nuevo siglo. Y nótese que tampoco aquí falta la alusión a «la magia», que es recurrente en las pocas explicaciones que el poeta ofrece de sus nuevos textos, que con bastante lentitud van apareciendo en su taller poético:

«[…] ti mando le poesie che ti avevo promesso. Ne ho altre in forma di abbozzi, stesure primitive, appunti. Le più significative sono le tre “partiture (vorrei continuarle, aspetto che mi vengano incontro). Altre sono più discorsive, anneddotiche, e a volte quasi epigrammatiche; ne ho scelta una, la più recente, per darti un’idea. Bisogna anche scrivere questi momenti prosastici, nei quali si vola forse con la mente e NON per magia».18

El poeta aludía a la primera fase creativa del libro in progress en ese momento, concretamente, las Partiture (1), (2), (3). Por lo que se refiere al poema de muestra, era Se una frase di un amico, posteriormente incluido en la sección «Mah», que es la más numerosa y variada del librito, contando con 12 composiciones efectivamente tendentes al tono discursivo y epigramático.  

De los dos últimos libros de Giuliani, y especialmente de Ebbrezza di placamenti, se han ocupado algunos críticos fieles a toda su obra desde los años sesenta, como por ejemplo Romano Luperini, en las notas que conforman la densa y aclaratoria introducción de Ebbrezza di placamenti, que establece los ejes sobre los que se articulan algunas lecturas posteriores a las que aludiré enseguida, especialmente en lo que se refiere a la dependencia del poemario de la poética de los Novissimi. Y efectivamente, escribe Luperini:

«Qui siamo di fronte a un mondo slegato e slogato, in cui i pensieri del soggetto non aspirano a una sintesi, ma a una mimesi che sia, insieme, della realtà e del soggetto. Come il mondo, la soggettività stessa è pietrificata. I pensieri rinunciano all’esigenza, che è loro propria, della sintesi concettuale, e tendono a reificarsi in gesti, secondo una poetica che risale ai tempi dei Novissimi».19

Abundan en estas notas una serie de consideraciones realmente muy incisivas sobre el poemario de 1993 que no puedo abordar aquí. Con todo, quizá el mayor mérito del estudio de Luperini es la detección del fuerte carácter conectivo que tiene el surrealismo («cándido y gélido», según su definición) de las muchas imágenes que recorren los poemas. O, por ejemplo, la alusión que hace a la construcción estilística en los Minimali, donde la emersión epifánica es más evidente, que evoca la que realiza el Eugenio Montale de Estate (Le occasioni), pero como él afirma, sin ninguna ambición de elevación simbólica. Y esto porque, en su opinión, la epifanía en Giuliani emerge solo para ser relegada a una condición de cosalidad (parafraseo ahora a Luperini), al ser el significado también un fragmento entre los demás.

Es también destacable la alusión que hace el crítico a la participación del lector en el poemario, a la mucha cohesión textual que tienen los poemas pese a la mucha variedad de metros y formas del poemario. Y singularmente, a la atención mayor del autor hacia el lector en la descodificación de los poemas, y su participación en estos, que es bastante inédita. De hecho, Luperini afirma en este sentido:

«L’arternanza di metri e di temi, di forme e di significati, rivela l’assoluta mancanza di un centro. Non solo l’io è destituito, ma la realtà stessa è ormai solo congerie, ordinata serie di frantumi. Le reazioni del soggetto e i dati del reale hanno la stessa densa consistenza di “cose”, un’opaca necessità e autonomia, che li squaderna e li sparpaglia. La costrizione dei testi è salda, montata con esattezza lucida, perfettamente “chiusa”; eppure ogni testo è policentrico e in fuga. L’autore e il lettore sentono di possedere “niente”: “Questa è davvero miseria | non avere niente insomma || È avere eppure niente».20

Poco después, Corrado Bologna afronta el silencio (apocalíptico) de Giuliani en los años ochenta y la exposición de lo que él denomina las minuciosas epifanías de la tradición en Ebbrezza di placamenti, y de su ser abolida-y-conservada. De hecho, destaca enseguida lo mucho de Manierismo y Barroco de la más pura tradición que hay en los collages que Giuliani propone en su poemario, en un intento, como él mismo argumenta, que termina por llevar a sus más altas consecuencias el proceso de reducción del yo iniciado en los años de I novissimi. Y efectivamente, afirma:

«Più che la mera citazione, a prevalere è appunto il gioco antico, consapevolmente manieristico, tipico già della tradizione mediolatina e poi del Manierismo e del Barocco storici, del collage di rovine letterarie, del centone ritagliato sui classici e ricomposto a nuova significazione. Viene svolto un esercizio di scrittura fondato sulla permutazione semantica di un macrosignificante stabile ma decontestualizzato, e sull’ipersenso che, così sbriciolati, così sminuzzati in frammenti e ricomposti solo in parte, i testi assumono, venendo piegati a dire altro da sé nella dialettica dell’alienazione testuale (ed è ancora mise in abîme della stessa operazione-Novissimi). Questo non è più un sublime ottenuto per azzeramento agonistico della tradizione: è un sublime conquistato per accumulazione/consunzione. Consunzione per saturazione, dello spazio, del tempo, sopratutto, dell’”io”. Questa è la forma estrema del processo, avviato nei Novissimi, di riduzione dell’”io”».21

Tampoco puedo detenerme en el lúcido análisis que hace Bologna de la presencia de Montale en los versos de Giuliani cuarenta años después de Compleanno,22 y particularmente, en el de los Sei scherzi decasillabi (sull’endecasillabo «L’anima mia vilment’è sbigotita»), que lo llevan a conclusiones realmente definitivas, y sin duda de gran profundidad hermenéutica, y a nuevos guiños de Giuliani a la poética de los años de sesenta y setenta. Como, por ejemplo, la desfuncionalización y posterior revitalización en el collage que realiza el poeta de los versos del stilnovista Guido Cavalcanti, que, como afirma Bologna, subrayaría la profunda «inestabilidad fisionómica del mundo verbal en el que estamos inmersos», tal y como el teórico de la neovanguardia defendía en la segunda edición de la antología I novissimi de 1965.23 Y esto, poniendo de relieve a todas luces la gran conexión interna y la mucha sistematicidad de la escritura de Giuliani, también en esta zona digamos final de su poesía.    

Para completar el breve repaso a la crítica que ha arrojado luz a esta última etapa del arte giulianeo, quisiera referirme ahora a la aportación de Ugo Perolino,24 otro de los lectores fieles de Giuliani, en su estudio algo posterior sobre Ebbrezza di placamenti. En este, el crítico constata en lo referente a las cinco estrofas que conforman el poema que da el título al libro la recuperación por parte de Giuliani de los esquemas métricos que mantienen las medidas tradicionales y que están empujados a los abismos (son palabras de Perolino) de un «dulce naufragio onírico». Y efectivamente, Perolino constata una espesa selva de reenvíos y lecturas a través de algunos poetas tanto de la tradición italiana (Cavalcanti) y anglosajona (William Epson) como de distintas tradiciones culturales lejanas a la occidental, al menos en lo que atañe al poeta chino (Ch’ü Yüan, Ibn Hamdîs), en la que centra su atención.

Quisiera destacar rápidamente el análisis que hace Perolino de la reescritura de los poemas de Ibn Hamdîs (Se tu fossi venuta, Corro con te, Caro padre), constatando en lo referente a la reelaboración de la segunda estrofa de Se tu fossi venuta, la impresionante tensión emotiva y textual-discursiva que Giuliani consigue reelaborando estos poemas, y conformando así una mise in abyme de lo más vistosa y emotiva. O como él afirma:

«La relazione instaurata tra le due scritture introduce anche la spiegazione    “letterale” del terzo verso: la sequenza “vortici roventi” appare come traslitterazione di una metafora, un “fiume di lacrime si arroventa”, rinforzata nell’ultimo verso della   traduzione dall’insistenza sulla sfera semantica dell’acqua e del fuoco (“tra me e te rigurgita una corrente infocata”). E dunque siamo di fronte alla riscrittura di una riscrittura, tensione figurale elevata al quadrato e ormai ampiamente autonoma dalla traccia originale».25

Este pequeño recorrido crítico que he mostrado creo que da buena cuenta de bastantes recursos estilísticos y planteamientos estéticos que recurren en Ebbrezza di placamenti y en buena medida en Potrix Bazaar, por lo que creo que podrían perfectamente proponerse como recursos del último lenguaje poético de Giuliani. Y si decididamente no son del todo inéditos en su obra, sí que podríamos decir que la combinación de algunos de ellos, como por ejemplo el surrealismo y el onirismo de forma tan insistente, crea una serie de atmósferas muy cargadas en el poemario y al mismo tiempo límpidas. Un ambiente por lo demás bastante novedoso con respecto al Giuliani de décadas anteriores, donde estos mismos recursos estaban mucho más localizados de manera precisa cuando aparecían en los poemas.

El reciente trabajo de traducción al español de los dos últimos poemarios de Giuliani de 1993 y 2003 al que me he referido más arriba ha puesto de manifiesto lo mucho en común a nivel lingüístico que tienen las composiciones de ambos poemarios, y también las diferencias con respecto a los libros recogidos en Versi e nonversi. De hecho, a pesar de tener una estructura muy estudiada y compacta, y sin duda autónoma, presentan muchas conexiones entre sí. Es decir, que si efectivamente tienen una clara relación con el resto de su obra, a la que hay guiños muy evidentes y cómplices, ambos libros se mantienen y pertenecen a una fase autónoma del arte giulianeo. A esto (o a este efecto) contribuye en la traducción española el que ambos libros se publiquen en un solo volumen, y que planteen por tanto una lectura más uniformada también desde el punto de vista tipográfico.  

Durante el trabajo de traducción de Ebbrezza di placamenti y Poetrix Bazaar he tenido también la impresión de que aquí se produce una vuelta a los orígenes de la poesía giulianea en lo que se refiere a la menor dificultad que presentan los textos para la traducción, al ser estos mucho más asequibles para el lector y el traductor entregado, al menos a nivel léxico, desde el punto de vista del significante, sin ninguna duda. Sobre todo, si nos remontamos a finales de los años sesenta, y la década de los setenta, los años del experimentalismo más duro de Giuliani, que produjo textos de gran dificultad interpretativa, muchos de estos casi intraducibles, como Il Tautofono (1966-1969), Il giovane Max (1969-1971), la novela experimental poética que resultó una empresa titánica a la hora de traducirla, y también algunos poemas de Chi l’abrebbe detto (1973), como Invetticoglia y Yé-Yé coglino, que hubo que reinventar prácticamente otra vez con el indispensable recurso al epistolario traducionario.26 Y efectivamente, para la traducción de Versi e nonversi la ayuda del autor fue imprescindible para el léxico pseudoinventado, es decir, para traducir los muchos términos sghembi que están casi del todo ausentes en los poemarios de 1993 y 2003, al menos a este nivel de dificultad extremísima que comento de los años setenta.   

En ambos poemarios hay una gradación en cuanto a la creación de una atmósfera surreal y afectiva, que a veces raya en el «gusto entre dada y surrealismo»,27 creando una disposición semántico-textual en los textos que es bastante inédita en Giuliani. Esta atmósfera que he denominado aquí en varias ocasiones con el término familiar para el lector acostumbrado a sus textos nos va como rodeando y nutriendo de conceptos a veces complejos de la filosofía, o de la metafísica, o epigramáticos muchos de ellos, pero con un tono dulcificado, insisto, con cadencias muy estudiadas, que rozan casi siempre lo entrañable a nivel comunicativo. O mejor, se dirigen a la creación de «mundos entrañables», a veces también de «mundos surrealistas» (por ejemplo, «Fast frust. Scherzi e sfoghi», y la «Cronaca di chilosà»), que más que provocar una tensión escritural como en los años de Povera Juliet e altre poesie y de Il Tautofono crea una serie de situaciones estilísticas cómplices con el lector. Situaciones que no habría que entender como únicamente dirigidas al «incremento de la vitalidad» y a la «reducción del yo», sino especialmente al disfrute de lo que puede ofrecer, narrando, la poesía en todos sus aspectos.28

Diría que hay en esta última fase de la poesía de Giuliani una voluntad hacia la comunicación directa con el lector que es del todo inédita. Un esfuerzo comunicativo que favorece mucho la narratividad que impregna la mayor parte de los poemas, y que es un dispositivo creo que bastante palpable, creando algo así como una nueva disposición del autor hacia el lector y un nuevo ambiente poético mucho más acogedor y estable que el de los años sesenta y setenta. Pienso, por ejemplo, en Il giovane Max (1972), la novela experimental escrita a base de capítulos líricos y que requieren del lector a menudo un esfuerzo sobrehumano para su comprensión. Y esto aunque el poeta mantenga siempre en el horizonte su aventura poética que empieza en el lejano 1950, tal y como nos la cuenta él mismo en el texto que cito más abajo, con todas sus consecuencias, donde defiende la escritura de un «único libro» durante toda su vida.   

Y efectivamente, en La poesia è una cosa in più, Giuliani se refería en pleno silencio poético de finales de los años ochenta a esta cuestión tan relevante, planteando la importancia de la reactivación de su oficio de poeta en estos cruciales momentos de su vida. Es decir, en un tiempo que coincide también con su jubilación como docente de literatura italiana en la Universidad de Chieti, y su dedicación ya plena a la crítica literaria y la creación poética:

«È stata, finora, una bella e tormentata avventura. Non rinnego niente; non ho niente da superare. Sto scrivendo un solo libro, che va dal 1950 a domani, spero. E le date contano poco. Ho una pretesa: ciò che ho scritto nel 1950 debe suonare attuale quanto ciò che ho scritto ieri. Sincronicità di tutti i movimenti, le svolte, gli scarti, i ritorni, le riprese, le fughe in avanti, perchè no? Oggi ho preso una nuova svolta, il senso è nel titolo della poesia che appare, e ne sono felice, in questo fascicolo del Verri. E infine: è stata la poesia a cercare me, anche se io l’aspettavo, me la desideravo. Mi cerca e poi mi dimentica; mi lascia e io mi dimentico di lei. Poi ci ritroviamo e ci capiamo al volo, facciamo follie o chiacchieriamo sereni. La routine non fa per noi. È una relazione che sarebbe straziante, per me, se non mi comportassi, con lei, da fedele opportunista».29

La introducción de Renato Barilli30 a Poetrix Bazaar está llena de observaciones muy incisivas sobre la atmósfera que el lector respira en la lectura del poemario. En términos muy generales, diría que Barilli, antes que ver novedades en el libro, vuelve a reafirmar la presencia de la poética del Giuliani de siempre en estos nuevos poemas, constatando una poética, en sus palabras, jugada con todos los dispositivos que desde siempre aparecen en el repertorio del teórico de I novissimi.31

El interés de la reflexión de Barilli está más bien en que el crítico capta enseguida la disposición textual que da origen a la estructura tan articulada y compleja que a pesar de todo tiene el poemario. De hecho, afirma en esta dirección:

«In tutto questo c’è pure un calcolato abbandono di un atteggiamento contemplativo-rappresentativo, a favore di un’azione capillare, pronta a imprimere i suoi scatti […] si può recuperare il titolo globale da lui assegnato alla presente raccolta, Poetrix bazaar, il cui primo termine appare assai indicativo per questo verso: poetrix, una parola che evidentemente consuona subito con matrice, fattrice, imprimendo cioè un coefficiente energetico al modo di procedere; il quale poi intende abbattersi su un bazaar, luogo e concetto che si addice in pieno a tutti i Novissimi, pronti ad affrontare solidalmente il grande mercato delle merci di oggi, in tutta la sua ampiezza e volgarità e banalità».32

A todas luces, Poetrix Bazaar es un poemario con una estructura muy lograda, pese a las apariencias y a las mismas modestas y emblemáticas palabras del autor en su nota, que permite la sucesión de poemas de gran discursividad y narratividad. Y pese a las dimensiones tan reducidas, Giuliani se las arregla para introducir sus composiciones en 7 secciones estrechamente coordinadas, y también articuladas, cadenciadas por esta narratividad predominante. De hecho, la estructura que presenta Poetrix Bazaar es mucho más compacta que la de Ebbrezza di placamenti, pese a contener menos composiciones, como se evidencia del siguiente esquema que propongo a continuación:

Ebbrezza di placamenti
Quanto ai fiori
Ebbrezza di placamenti
Accordi, dissonanze
La mano, per esempio
Sfogliando Li sao di Ch’ü Yüan
Sei scherzi decasillabi
Canzonzina della regina
Perché questa formica
Limerick
Di colpo una pigra mattina
La merenda di Rico
Stammi bene, topo!
Minimali
I giorni meno i giorni
L’omino di buona volontà
Once more unto the breach
Consigli
Cuore leone
VERSI DA IBN HAMDÎS VERSI DA WILLIAM EMPSON
Poetrix Bazaar
PARTITURE
IL BADANTE DI ERACLITO
POESIE PER IL MIO CANE
MAH
FAST FRUST (Scherzi e sfoghi)
CRONACA DI CHILOSÀ
CARO MERCATO DI PAESE ANTICO  

En este tono narrativo imperante, los distintos argumentos que se van presentando a lo largo del librito, no dejan de sorprender incluso al lector más acostumbrado a los textos de Giuliani. Es muy evidente la distancia entre la sección de «Partiture» e «Il badante de Eraclito» que abren el poemario, donde el tono sentencioso y epigramático de las Partiture da paso enseguida a la reflexión filosófica combinada también con la traducción del fragmento «Immortali mortali, mortali immortali: viventi | la morte di quelli, di questi morenti la vita», los famosos fragmentos de Heráclito, donde como afirma Ciro Vitiello33 en su denso estudio: «È il pensiero poetante che assicura compattezza alla scrittura delle Partiture e de Il badante, coessenti della stessa matrice cogitativa e della uguale organizzazione strutturale e inventiva». Esta tensión filosófica, esta «metafísica ghignante», da paso a las «Poesie per il mio cane»,, que contienen un fuerte carácter metapoético, y que introduce un cambio de tono, siempre en la dirección del relato, de la narración surrealista, como ha afirmado el mismo poeta en distintos lugares. 

La disposición de estos, y el componente surrealista-dada que el poeta introduce aquí y allá, produce a menudo un efecto irónico y a veces irónico-onírico muy sugestivo, y muy de casa Giuliani, pero cálido, amable, en la línea de lo que he afirmado más arriba. Un efecto que se dispersa ordenadamente por la estructura que sustenta perfectamente el poemario, ofreciéndole incluso un tono alto dentro del ambiente diría que no bajo (o no sghembo del todo), sino muy pretendida y sarcásticamente modesto y popularesco, y a veces sentidamente cómico34 y espontáneo, que recurre en el librito a nivel temático en la mayor parte de las composiciones. Unas composiciones, que como por arte de magia, enseguida nos son como muy familiares, incluso las que mantienen el tono más sentencioso y epigramático, o filosófico. 

No quisiera dejar de señalar también aquí las cuatro composiciones de «Le poesie per il mio cane», en claro doble tributo (como han destacado Barilli y Cortellessa),35 de un lado al Retrato del artista adolescente (1916) de James Joyce, y de otro lado, al admirado Dylan Thomas del Retrato del artista cachorro (1940) que a su vez rinde homenaje animalesco a Joyce. Aquí, quizá, más que de abbassamento dell’io y el consiguiente accrescimento di vitalità, que podría perfectamente estar detrás de los vivaces versos en homenaje al perro fox terrier Rupert de casa Giuliani, creo que habría que hablar de comicidad controlada. Esta comicidad podría definir bastante adecuadamente el condimento de su última poesía, entre fuerte desengaño y la nueva activación de la experimentación.

Se podría incluso afirmar que Giuliani plantea su última fase creativa sobre dos intenciones fundamentales, que creo que han quedado bastante claras a través de los textos epistolares traducionarios. Por un lado, como una recuperación digamos compleja del impulsus scribendi propiamente dicho (o si queremos, la lucha con el démone, como el poeta escribe en la nota a Poetrix Bazaar). Una recuperación que le permitiera nuevos planteamientos artísticos con la poesía, y le sacaran dentro de lo posible del silencio creativo en el que se veía sumido desde hacía tiempo.36 Y por otro lado (y por supuesto en relación con la lucha con el démone, y desde su concepción de la poesía como fuerte desafío), como un nuevo diálogo cordial y entrañable con la poesía. Fundamentalmente un diálogo con sus autores preferidos de siempre, como Cavalcanti, Leopardi, Dylan Thomas, William Empson, Emily Dickinson y otros que se cruzan luego en su camino, como Ch’ü Yüan, Ibn Hamdîs, que representan, póngase atención, los orígenes legendarios de la poesía. Diría que se entabla un diálogo lleno de plenitud con la literatura, indiscutiblemente, manteniendo siempre las coordenadas y la constancia artística del teórico de I novissimi.

El texto que propongo a continuación, extraído de una carta de Giuliani del 20 de julio de 1987, creo que aclara una vez más hasta qué punto su pensamiento sobre la literatura, y especialmente sobre la vanguardia, se mantenga impertérrito en el momento de afrontar esta última etapa creativa que vengo comentando. En esta reflexión, como por lo demás también en muchos escritos teóricos a partir de los años cincuenta, la vanguardia no se opone a tradición literaria, sino que se plantea como renovación y evolución.37 Incluso como un diálogo con la literatura del pasado sin otra finalidad que el enriquecimiento y la experimentación. Y efectivamente, el poeta afirmaba: 

«Non ho nessuna stima della critica letteraria italiana, fatta per lo più di malevolenza, stupidità e ignoranza ben mescolate insieme. È contro la mentalità dominante che quasi trent’anni fa feci I novissimi e le cose non sono cambiate di molto. Il trucco idiota è di credere che la poesia dell’avanguardia serve solo a rinnovare la poesia degli altri! Io ho attraversato l’avanguardia facendo (come del resto alcuni miei colleghi) una accanita esplorazione. Ma in realtà ho attraversato con altrettanta passione i classici (da Cavalcanti e Dante a Leopardi). I malevoli cretini credono che l’avanguardia sia una specie di ghetto. E non hanno capito niente di niente. | Una volta ero assai combattivo (in parte, quando mi stufo, lo sono ancora). Oggi lascio correre, basta agitare ogni tanto il pompamerdra e mettere un po’ paura (o al meno un infastidito rispetto)».38

La edición completa de la obra poética de Giuliani39 que finalmente se está llevando a cabo creo que va a replantear la totalidad de la obra crítico-creativa de Giuliani. Personalmente espero que también sirva para abrir un nuevo diálogo, sin duda más amplio y profundo, especialmente sobre su poesía. Sobre una poesía que de algún modo ha estado marginada desde hace bastante tiempo por su dificultad, y creo que también por la condición de teórico y crítico militante del autor. Un diálogo que va aclarar en buena medida muchas zonas de su imponente legado literario que todavía no se conoce del todo en profundidad, tratándose de un autor contemporáneo. Esperemos que este diálogo se dirija de un modo más contundente, no solo a su intensa actividad de poeta-crítico, que concebía la cultura como la mejor aliada del hombre para vivir con mayor dignidad, sino también a su singular importancia como intelectual en la vida cultural italiana y europea de la segunda mitad del Novecientos.


1 Alfredo Giuliani: Versi e nonversi, Milán (Italia): Feltrinelli, 1986, que recoge su obra poética desde 1955 hasta 1984.

2 Alfredo Giuliani: «Correspondencia de Alfredo Giuliani sobre la traducción española de Versi e nonversi (1986-2002)», en José Muñoz Rivas: Poesía italiana contemporánea: del crepuscularismo al neoexperimentalismo y la neovanguardia, Berlin/Viena: Peter Lang, 2021, pp. 210-248: «[…] con l’arrivo della primavera, da metà aprile circa, sarò un po’ più libero e potremo riprendere la nostra filologia traduzionaria (questa parola bruttissima contiene una forte allusione al carcere: nel gergo carcerario-giustiziario, la traduzione è lo spostamento di un detenuto da un carcere a un altro…). Non cerchi traduzionario nei dizionari, spero che non vi si troverà mai… ma per i nostri usi privati, per significare le sue sanguinose fatiche, può essere una parola chiave, esistenzialmente liberatoria: le gioie dell’universo traduzionario, l’umore traduzionario, ecc. ecc.», pp. 231-232.

3 Alfredo Giuliani: Versos y noversos (ed. J. Muñoz Rivas), Universidad de Murcia, 1991.

4 Alfredo Giuliani: Ebriedad de aplacamientos: Poetrix Bazaar (trad., intr. y notas de J. Muñoz Rivas), Madrid: El Sastre de Apollinaire, 2022.

5 Alfredo Giuliani: Il cuore zoppo, Varese (Italia): Magenta, 1955, publicado en la colección «Oggetto e simbolo» que dirigía Luciano Anceschi.

6 En el ambiente general de los dos últimos libros de poesía se asoma la atmósfera surrealista del Padre Ubu, el personaje de Alfred Jarry que Alfredo Giuliani revitaliza en su obra teatral Nostro Padre Ubu, Roma: Cooperativa Scrittori, 1977. En la misma línea (y en un ambiente muy semejante al que encontramos en la sección «Cronaca di chilosà», de Poetrix Bazaar), está la obrita teatral en colaboración con Elio Pagliarani: Pelle d’asino: grottesco per musica (dibujos de Gastone Novelli), Milán (Italia): All’Insegna del Pesce d’Oro, 1964. Se trata por tanto de dos obritas por así decir surrealistas, muy a tener en cuenta si queremos hacernos con el ambiente surreal y afectivo del último Giuliani.  

7 Romano Luperini: Introduzione, en Alfredo Giuliani: Ebbrezza di placamenti, Lecce (Italia): Piero Manni, 1993, p. 10. 

8 Antonio Schiavulli: Intervista ad Alfredo Giuliani. La difficilissima gioia della ricerca, en L’avventura dentro i segni. La poesia novissima di Alfredo Giuliani, Bolonia (Italia): Gedit, pp. 179-85, p. 185. 

9 Cfr. Alfredo Giuliani: «Omaggio a William Empson», en Le droghe di Marsiglia, Milán (Italia): Adelphi, 1977, pp. 170-171.

10 Niva Lorenzini-Stefano Colangelo: «Sulla scena della lingua. Il tautofono (1969) di Alfredo Giuliani», en Poesia e storia, Milán/Turín: Bruno Mondadori, 2013, p. 254.

11 José Muñoz Rivas: «El universo lingüístico de Versi e nonversi de Alfredo Giuliani en español», en Poesía italiana contemporánea: del crepuscularismo al neoexperimentalismo y la neovanguardia, Berlin/Viena: Peter Lang, 2021, pp. 191-210.

12 José Muñoz Rivas: «Correspondencia de Alfredo Giuliani sobre la traducción española de Versi e nonversi (1986-2002)», en Poesía italiana contemporánea…, o. cit., p. 231.

13 Alfredo Giuliani: «Correspondencia de Alfredo Giuliani sobre…», o. cit., p. 243.

14 Alfredo Giuliani: «Ebbrezza di placamenti», en Il Verri, 11-12 (sept.-dic. 1989), pp. 11-12.

15 Alfredo Giuliani: «Correspondencia de Alfredo Giuliani sobre…», o. cit., p. 246.   

16 Alfredo Giuliani: Poetrix Bazaar (introd. Renato Barilli, posf. Ciro Vitiello), Nápoles (Italia): Tullio Pironti, 2003.

17 Alfredo Giuliani: «Correspondencia de Alfredo Giuliani sobre…», o. cit., p. 247.  

18 Ibídem, p. 248.

19 Romano Luperini: «Introduzione», en Ebbrezza di placamenti, o. cit., p. 8.

20 Ibídem, p. 11.

21 Corrado Bologna: «Stilnuovo e stilnovissimo di Giuliani (per il suo compleanno)», en C. Bologna, P. Montefoschi y M. Vetta (eds.): Chi l’avrebbe detto: arte, poesia e letteratura per Alfredo Giuliani, Milán (Italia): Feltrinelli, 1994, p. 41.

22 El poema Compleanno es uno de los más emblemáticos de la obra de Alfredo Giuliani y formaba parte del primer libro de este: Il cuore zoppo (1955).  

23 Alfredo Giuliani: «Prefazione 1965», en I novissimi: poesie per gli anni sessanta, Turín (Italia): Einaudi, 2003 [1961], pp. ix-xix, p. xiv.

24 Ugo Perolino: «Un trattatello d’amore del Novecento per Alfredo Giuliani», en Autografo, XIII, 35 (jul.-dic. 1997), pp. 71-79.

25 Ibídem, p. 76.

26 Cfr. Giuseppe Ungaretti: «Per Giuliani», en M. Diacono y L. Rebay (eds.): Vita d’un uomo: saggi e interventi, Milán (Italia): Mondadori, 1986 [1966], pp. 700-702.  

27 La zona más comprometida con el gusto surrealista y dada de Giuliani la tenemos en los Scherzi critici su pitture, de Versi e nonversi, o. cit., pp. 91-96, especialmente en el poema Per un paesaggio di Nolde, en la p. 91, como afirma el mismo poeta en el epistolario traducionario: «Per un paesaggio di Nolde. È uno scherzo di gusto tra dada e surrealismo. Le parole sono usate in modo volutamente infantile: immaginiamo che basta (avverbio) e blu siano i due proprietari del vallejuelo. Anche tanto e quanto (non separati però dalla congiunzione: tanto quanto) sono avverbi personificati; il gioco interno al paesaggio è tra basta e il tanto quanto (il tentativo strano è di parlare di quel particolare blu di Nolde in modi infantili). Non resta che tradurre alla lettera», en Alfredo Giuliani: «Correspondencia de Alfredo Giuliani sobre…», o. cit., p. 243.  

28 Para una reflexión sobre toda su obra a finales de los años noventa remito a un artículo quizá poco conocido de Alfredo Giuliani: «Riscoperta di tradizioni», en Studi Medioevali e Moderni, 1 (1998), pp. 145-51.

29 Alfredo Giuliani: «La poesia è una cosa in più», en Il Verri, 11-12 (sept.-oct. 1989), pp. 18-19.

30 Renato Barilli: «Sul “dire sghembo” di Alfredo Giuliani», en Poetrix Bazaar, o. cit., pp. 5-11. Cfr. Renato Barilli: «Alfredo Giuliani», en La neoavanguardia italiana: dalla nascita del Verri alla fine di Quindici, Bolonia (Italia): Il Mulino, 1995, pp. 38-44.

31 Ibídem, p. 5.

32 Ibídem, pp. 6-7.

33 Ciro Vitiello: «Alfredo Giuliani o del pensiero come processo di conoscenza», en Alfredo Giuliani: Poetrix Bazaar…, o. cit., p. 82.

34 Para Renato Barilli, es más bien degradado, en alusión al poema Laudatio casus («Cronaca di chilosà»), afirmando en este sentido: «Ciò non toglie che una simile laude, pur rivolta al principio primo dell’informe e dell’instabilità, rischierebbe di suonare con un eccesso di gravità, meglio quindi moderarla subito con una contro-beatitudine: “‘”…sia lode al caso del dado per il brodo”’”, facendo ricorso al bazaar delle merci più dimesse e a portata di mano», en «Sul “dire sghembo”’” di Alfredo Giuliani», o. cit., p. 11. 

35 Renato Barilli: «Sul “dire sghembo” di Alfredo Giuliani…», o. cit., pp. 8-9, donde afirma: «In realtà, grazie al pretesto del nome animale, per cui ogni licenza è permessa, il nostro poeta tocca e varca la soglia della significazione, verso un’uso libero e aperto del materiale verbale, passeggiando in quelle zone che da tempo mi piace porre sotto il segno dell’intraverbalità, che è qualcosa di più del ricorso al pre- o al cis-linguistico, secondo la già ricordata proposta continiana», pp. 9-10. Y Andrea Cortellessa: «Alfredo Giuliani: la cosa in più», in Libri segreti: autori-critici del Novecento italiano, Florencia: Le Lettere, 2008, pp. 361-371, donde cita una reflexión de Giuliani sobre los poemas a Rupert que recojo: «Lo confesso: le Poesie per il mio cane, che tengono dietro alle Partiture, per molto tempo non le ho granché apprezzate. Ammiravo la spezzatura sapiente di questo tono minore, minimalista diciamo, a seguire la metafisica ghignante, ma sostenuta e quasi solenne, sulla quale si apriva il libro; ma non molto di più», p. 370.

36 Andrea Cortellessa: Alfredo Giuliani…, o. cit., pp. 366-68.

37 Jurij N. Tynjanov: «L’evoluzione letteraria (1927)», e I formalisti russi: teoria della letteratura e metodo critico (ed. T. Todorov, pref. R. Jakobson), Turín (Italia): Einaudi, 1968, pp. 125-144.

38 Alfredo Giuliani: «Correspondencia de Alfredo Giuliani sobre…», o. cit., pp. 225-226.

39 En la editorial Marsilio de Venezia.


José Muñoz Rivas (Murcia, 1963), es profesor titular de filología italiana en la Universidad de Extremadura. Ha sido lector de español en el Departamento de ciencias literarias y filológicas de la Universidad de Turín durante algunos años, en que preparó su tesis doctoral sobre la obra de Cesare Pavese. Su actividad científica se centra primordialmente en la literatura italiana moderna y contemporánea, publicando estudios, traducciones y ediciones españolas anotadas de autores italianos de este periodo, como Alfredo Giuliani, Cesare Pavese, Guido Gozzano, Vittorio Sereni, Pier Paolo Pasolini, Giuseppe Ungaretti, entre otros.  En la actualidad prepara la edición española del último libro de poesía de Luigi Ballerini, Prohibido aparcar (2021), y también del último libro de Vittorio Sereni, Estrella variable (1981), ediciones que se publicarán en breve. De entre sus libros de crítica destacan: La poesía de Cesare Pavese: atravesando la mirada en el espejo (2002); En el texto poético de Cesare Pavese (2018), Guido Gozzano y el oficio feliz de escribir versos (2017) y Poesía italiana contemporánea: del crepuscularismo al neoexperimentalismo y la neovanguardia (2021).

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