El runrún interior

El runrún interior (93)

Pablo Batalla Cueto registra en su dietario pensamientos propios y notas de libros leídos y cosas vistas en Internet, escribiendo sobre la guerra de la tilde de 'solo' o un comentario de Eric Hobsbawm sobre el milenarismo.

/ por Pablo Batalla Cueto /

El runrún interior (92)

Martes, 7/3/2023. A veces tengo la sensación de que hay dos tipos de izquierdistas igualmente nocivos: el que odia a la gente y el que la ama demasiado.


Miércoles, 8/3/2023. Es curiosa la figura del «asesor histórico» de series de televisión, obras artísticas como los cuadros de Augusto Ferrer-Dalmau, etcétera, y cómo suele significar una escrupulosidad en el mango de la espalda o el cierre de la sandalia perfectamente compatible con que el conjunto sea un sindiós. Una cosa muy propia de esta época sobreinformada, pienso: hiperatención al detalle, desatención del conjunto.

*

Decía Hobsbawm del milenarismo:

«Sus seguidores no saben hacer la revolución. Esperan que se haga ella sola, por revelación divina, por una proclamación que venga de arriba, por un milagro —esperan que se haga de alguna manera—. La parte que le toca al pueblo antes del cambio es la de reunirse, la de prepararse, la de atender a los signos precursores del cataclismo, la de escuchar a los profetas que predican la venida del Gran Día, y también acaso la de adoptar ciertas medidas rituales en previsión del momento decisivo en que sobrevendrá el cambio, o de purificarse a sí mismos abandonando la escoria del mundo vil del presente para poder entrar en el nuevo mundo resplandeciente en su pureza».

Y yo pienso en tanto bolchevique folclórico de nuestros días.

*

Leo que, en 1975, Robert Bresson publicó un manifiesto titulado Notas sobre el cinematógrafo. Uno de sus principios, que me parece genial, era este: «Asegúrate de haber agotado todo lo que se comunica por medio de la inmovilidad y el silencio».

*

Que me perdonen los que lo hagan, pero qué grotesca me parece esta cosa, que se ha puesto como de moda, de colgar fotos de tus hijos pequeños en tus redes sociales con las caras pixeladas. Esa tierra de nadie entre la frivolidad de la búsqueda de like y la responsabilidad paternofilial. No cuelgues ninguna y ya está, coño.

*

Me buzonea la editorial Deusto, que por alguna razón me informa de sus novedades, de la aparición de Criptomonedas, un libro con «todo lo que necesitas saber para navegar por el nuevo entorno financiero». Me parece a mí que con una cuartilla en la que ponga «son un timo» sobraba.


Jueves, 9/3/2023. La Nueva España: «Mazazo para el comercio de Avilés: la popular tienda que cerrará el 25 de marzo». Zara. Parece que la buena salud del comercio de Avilés (¿y un poco la de la civilización occidental, quizás?) dependía de la existencia de una sola tienda.

*

Me topo, en mi trabajo con las censuras, con un libro del siglo XVIII titulado Sucesos curiosos ocurridos en el plausible Gobierno y Glorioso Reinado del Señor don Carlos tercero El Pío, El Justo, El Máximo. El «crack, maestro, titán, brontosaurio» del Dieciocho.

*

Me enfurecen estos parkings en los que, al entrar, tienes que pulsar el botón para que salga el ticket, pero al salir sí te reconocen la matrícula. Reconócemela también ya al entrar, hijo de la gran puta, parking de mierda, moderno a medias de los putísimos cojones.

*

Presento Los nuevos odres del nacionalismo español en León, en el Ateneo Varillas, donde me trata muy bien su maravillosa gente. Pero aparece un follonero que se adueña del turno de preguntas para meterse con el feminismo, porque «ni machismo ni feminismo: igualismo» y porque la mayor parte de las víctimas de homicidios son hombres y otra porción de cosas. Impresionante.


Viernes, 10/3/2023. Begoña Villacís: «Los madrileños llamamos libertad a bajar impuestos y llamamos libertad a darte un beso con quien te dé la gana o casarte con quien te dé la gana». El volksgeistismo madrileño: la cosa más ridícula e insoportable que han parido los siglos.

*

Abc lleva hoy a su portada la guerra de la tilde de sólo. Titula: «La RAE zanja la guerra de la tilde». Y la ilustración es la palabra sólo con una tilde gruesa, enorme, ciclópea, que atraviesa la portada entera. Es muy interesante lo que está pasando con esta guerra estúpida. En la portada esta se aprecia bien que, en realidad, no se discute sobre la tilde, sino que la tilde es el enésimo macguffin de la gran guerra cultural que lo atraviesa todo. Cuando adalides del solotildismo como Arturo Pérez-Reverte hablan de esto, suelen presentarlo como una suerte de pugna entre «ratas de biblioteca ignorantes del mundo real» (lingüistas, lexicógrafos, etcétera) y «escritores que conocemos, que trabajos con, que hundimos cada día las manos en, el barro de la lengua real; que creamos mundos con ella». Esto tiene unas reverberaciones casi cosmogónicas muy evidentes. Las élites autistas y la universidad de la calle; la tradición venerable y las innovaciones caprichosas e incomprensibles… Si se me apura, la tilde también es para esta gente un falo cercenado, un paquete que marcar. La tilde del Abc es una gigantesca polla erecta. Y también una estaca, un clavo, un rodrigón para mantener agarrado al suelo todo eso que era sólido y se desvanece en el aire. Yo he de confesar que era más bien solotildista, pero me convencieron los antitilde con argumentos inapelables como los de Elena Álvarez Mellado en un artículo reciente de El Diario:

«Y es que solo es una de las numerosísimas ambigüedades que tiene la lengua [y] nadie se plantea tildar éntre, sóbre, cábe, bájo, pára, a pesar de que todas ellas son palabras en las que la preposición coincide con un verbo conjugado. El uso diario de la lengua está cuajado de frases potencialmente ambiguas que de facto no lo son porque las frases no se producen aisladamente, y la situación y el contexto suelen ser suficientemente explícitas como para que una de las interpretaciones resulte evidente, sin necesidad de poner tildes a lo loco: vi a la niña con el telescopio; te espero en el banco.

De hecho, los defensores a ultranza de las tildes diacríticas se olvidan de que esa tilde que con tanta pasión defienden en la escritura como imprescindible es inexistente en la lengua hablada, sin que ello conlleve mayor problema de comprensión. […] Cuando defendemos la tilde en solo, estamos engordando innecesariamente la pila de excepciones y casos especiales del idioma. Y cuantos más casos hay que memorizar para saber escribir de acuerdo a la norma, menos accesible resulta la lengua».

Lo que ocurre, como digo, es que esta revertiana gente no habla de tildes. Habla de otras cosas. En una pequeña tilde puede caber un programa político entero.


Sábado, 11/3/2023. Me topo, buceando en la hemeroteca de El Comercio para otra cosa, con este breve de 2007:

«Marta Sánchez, abucheada en Chueca. El Festival Europride que dio comienzo ayer en Madrid para festejar el Día del Orgullo Gay tuvo como pregonera a Marta Sánchez. La cantante leyó su parte en inglés y recibió los abucheos del público que, durante unos instantes, la obligaron a callar. Se lo tomó con filosofía y después se despachó a gusto: “Los maricones estos no me dejan hablar”».

España en 386 caracteres.


Domingo, 12/3/2023. Presume Más Madrid de la reducción de la deuda local que se consiguió bajo la alcaldía de Manuela Carmena, para cargar contra el Almeida que ha situado a Madrid en números rojos por primera vez en doce años. Pienso que ser buenos cuadradores de la hoja de Excel del presupuesto municipal además de hacer muchas cosas nobles y necesarias está bien, pero debería no convertirse en ser y enorgullecerse de ser los pardillos que le dejan la caja de caudales llena a los psicópatas que vengan detrás. Un poco lo que pasó con Antonio Masip (PSOE) y Gabino de Lorenzo (PP) en Oviedo: el primero dejó la caja de caudales llena para que el segundo engordase una delirante burbuja del ladrillo y apandase a manos llenas. La buena gestión de izquierda de un presupuesto no es la que deja superávit, sino la que deja las arcas a cero.


Lunes, 13/3/2023. Nunca creí mucho en los movimientos sociopolíticos y las catilinarias contra las sopas de siglas y de todo este último ciclo salgo ya completamente escéptico al respecto. La forma partido tendrá sus mil males, pero es la mejor de las realistas. Yo creo que ya está archidemostrado (ya lo estaba) que pretender acabar con ese modelo en pos de fantasías asamblearias no solo conduce a todos sus bien conocidos males, sino que los multiplica, sin proporcionar ninguna de sus bondades. Por poco sexy que sea, hay que asumir que toda transformación política se consigue mancomunando intereses egoístas claros, distintos y organizados, no apelando a grandes principios cuya indefinición se acaba resolviendo siempre con hiperliderazgos asfixiantes. Yolanda Díaz y Sumar deben ser un resarcimiento de los errores de Podemos, no un volver a tropezar en las mismas piedras.

*

Llora Martínez-Almeida por las esquinas por que Madrid no disponga un monumento icónico, como la Estatua de la Libertad, la Torre Eiffel o el Coliseo, y propone crearlo. Tiene el Guernica de Picasso o las pinturas negras de Goya, que valen más que cien estatuas de la libertad o torres Eiffel. El problema es que son monumentos que se meten con él.

*

Propuesta monumental de consenso: serrarle los brazos horizontales a la cruz del Valle de los Caídos para convertirla en un monumento faraónico a la tilde de sólo. Y en las sepulturas vacías del Caudillo y José Antonio, inhumar a Arturo Pérez-Reverte y a Javier Marías.

El runrún interior (94)


La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es lnuevodr-1024x682.jpg

Pablo Batalla Cueto (Gijón, 1987) es licenciado en historia y máster en gestión del patrimonio histórico-artístico por la Universidad de Salamanca, pero ha venido desempeñándose como periodista y corrector de estilo. Ha sido o es colaborador de los periódicos y revistas Asturias24, La Voz de Asturias, Atlántica XXII, NevilleCrítica.cl, La Soga, Nortes, LaU, La Marea, CTXT y Público; dirige desde 2013 A Quemarropa, periódico oficial de la Semana Negra de Gijón, y desde 2018 es coordinador de EL CUADERNO. Ha publicado los libros Si cantara el gallo rojo: biografía social de Jesús Montes Estrada, ‘Churruca’ (2017), La virtud en la montaña: vindicación de un alpinismo lento, ilustrado y anticapitalista (2019) y Los nuevos odres del nacionalismo español (2021).

1 comment on “El runrún interior (93)

  1. Pingback: El runrún interior (94) – El Cuaderno

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: