/ La jaula / Javier Sánchez Menéndez /
He podido comprobar como más de un artista, de esos que se creen artistas, han salido en Twitter, la misma noche de los resultados electorales, felicitando a sus nuevos dirigentes locales o autonómicos. Y lo han hecho, aunque sus convicciones sean diametralmente opuestas a la de los vencedores. Pero deben seguir viviendo del cuento. Como los electos, esos seres que pasan ahora a vivir de los contribuyentes, y a hacer caso a un líder sin escrúpulos y sin capacidades.
Cada uno de nosotros es culpable de sus actos. Pero es culpable de los actos buenos y de los actos malvados. Y por ello debemos asumir nuestras culpas.
Vivimos en una sociedad donde el insulto a la inteligencia es la manera de preservarse.
El 17 de mayo de este año, hace solo unos días, fallecía el escritor argentino Luis Chitarroni. En una ocasión leí que respondía a una pregunta con esta respuesta: «El país que más me interesa es el pasado». Él se refería a que cada tres o cuatro meses nace un nuevo Proust. A los editores crédulos que confían en el marketing, a las contraportadas de los libros repletas de falsedad y engaño, a las ferias de libros donde el olor a vanidad se puede cortar con una navaja.
Efectivamente, el país que más me interesa es el pasado, y los escritores del pasado. Ustedes sigan insultando a la inteligencia que nosotros seguiremos provocando.

Javier Sánchez Menéndez (Puerto Real, Cádiz, 1964) es poeta y ensayista, sus últimos poemarios editados han sido El baile del diablo (Renacimiento, 2017) y Ese sabor antiguo de las obras (Chamán, 2022). De su poesía se han publicado tres antologías en España y una en Colombia. Autor de varios ensayos, destacamos la serie Fábula y El libro de los indolentes (Plaza y Valdés, 2016). Ha publicado además cinco libros de aforismos: Artilugios (2017), La alegría de lo imperfecto (2017), Concepto (2019), Ética para mediocres (2020) y Mundo intermedio (2021), y la obra Para una teoría del aforismo (2020).
Corto artículo, pero con vasta riqueza en su mensaje. Fiel a su estilo. Gracias.
Comparto la voluntad de denunciar, pero debe alcanzarse lo concreto: personas y actividades! Desenmascarar lo requiere. G. Quintás.